Macri en su laberinto: El día que en que la derecha argentina se perdió

Macri en su laberinto: El día que en que la derecha argentina se perdió

Por: Francisca Quiroga | 14.08.2019
La primera reacción del presidente trasandino, luego de las votaciones pasadas, fue de una consternación que, con rabia, responsabilizaba de los resultados al kichnerismo. Horas después, se calmó e hizo anuncios en beneficio de la clase media. Fueron cambios de tonos y focos que los argentinos cuentan aquí.

'-A dormir y a empezar a trabajar desde mañana a la mañana.

Eran las 22.16 del domingo y aunque los primeros datos oficiales -que en teoría, se anunciarían a las 21- aún no se daban a conocer, el presidente Mauricio Macri reconocía “la mala elección” y mandaba a dormir a los argentinos. A su lado, los principales referentes de su espacio político, Juntos por el Cambio, no podían disimular las caras de una derrota tan sorpresiva como contundente.

Argentina acababa de girar 180 grados.

Todas las encuestadoras habían fallado. Inesperadamente, el macrismo recibía un golpe de nocaut en casi todo el país, incluyendo la provincia de Buenos Aires. Y el peronismo, otra vez, quedaba a un paso de gobernar.

-Andate a dormir vooooos... -el estribillo de una canción del grupo Kapanga se hacía viral y sonaba en los bunkers de campaña de más de un partido opositor. El domingo se iba entre rumores de peleas en el oficialismo, bocinazos en las calles y periodistas que improvisaban contorsiones sorprendentes y camaleónicas para explicar “el castigo” de las urnas.

Horas antes, ese hombre poderoso de camisa a cuadros al que ahora se lo ve visiblemente afectado, soñaba con la reelección y la posibilidad de enterrar para siempre al kirchnerismo. Ahora, la pregunta que recorre su mente y la de millones de argentinos es: ¿podrá transformarse en el primer presidente no peronista en finalizar su mandato?

La tarea no será sencilla.

La fórmula del Frente de Todos, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, se quedó con el 47,35 por ciento de los votos a nivel nacional, 15,02 puntos por encima de Macri y Miguel Ángel Pichetto, que obtuvieron el 32,33. Por su parte, María Eugenia Vidal, gobernadora de Buenos Aires y candidata estrella del oficialismo, quedó 17 puntos por debajo del exministro de Economía Axel Kicillof, que fue votado por el 52 por ciento del padrón y resultó otro de los grandes ganadores en la inesperada e-lección histórica.

El proceso eleccionario que definirá presidente, gobernadores, intendentes y legisladores será el 27 de octubre. Pero las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), instancia de competencia interna de los partidos para definir a sus candidatos -si bien casi ninguno lo utilizó de esa manera-, funcionaron como un termómetro preciso: dejaron al descubierto la debilidad y falta de apoyo a un gobierno que en tres años destrozó la capacidad económica de las familias argentinas. Muchas de ellas, pasaron a vivir en la calle.

La polarización con el kirchnerismo, que tan buenos resultados le había dado en las elecciones de 2015 y 2017, esta vez no le alcanzó a Macri para tapar su pésima gestión. En tanto, la decisión estratégica de Cristina Kirchner de secundar a Alberto Fernández y correrse del centro de la escena resultó otro de los puntos clave.

Además, tal como lo explica Iván Schuliaquer, politólogo e investigador del Conicet y de la Universidad de San Martín, esta vez la dimensión real de la crisis fue más fuerte que cualquier discurso mediático.

-El domingo mostró los límites de una política pensada sólo desde arriba, apoyada por los grandes medios privados, las estrellas periodísticas, las élites económicas, los llamados mercados o capital financiero; los apoyos explícitos de potencias y líderes extranjeros, como Donald Trump; o el apoyo muy fuerte del FMI, que le dio a Macri el préstamo más grande de la historia (57 mil millones de dólares), incluso incumpliendo su estatuto. Pero a pesar de todo eso, hubo una paliza histórica en términos de resultado. Por un lado porque había una opción política fuerte que reunió a distintos grupos que habían estado juntos hacía 15 años pero que hacía por los menos seis que estaban separados. Y también desde abajo, de lo cual se olvidó el gobierno de Macri, de tejer diálogos con el abajo, con la gente que está padeciendo la crisis económica, que es una crisis de la experiencia, cotidiana, donde no influye tanto lo que dicen los medios. Los medios influyen mucho más cuando se trata de cuestiones no experienciales. La crisis no es necesaria que te la cuenten, la vivís. Frente a eso, no se puede disputar.

UN LUNES NEGRO Y FELIZ

Gustavo es colectivero. Cumple servicio nocturno en la línea 152, que hace un recorrido desde la Boca hasta Vicente López, uno de los dos municipios de la provincia de Buenos Aires donde el macrismo no perdió.

-Antes, un colectivero ganaba 2500 dólares. Algunos compañeros tenían hasta dos autos. Todos lo votaron a Macri, porque prometió quitar el impuesto a las ganancias. Hoy, muchos vendieron sus autos y estaremos entre los 800, 900 dólares de sueldo. El error de Macri es que les dio todo el poder a los mercados. Y eso es como dejarle al perro que te cuide el asado.

El lunes, antes de subirse al colectivo, Gustavo fue al supermercado. Había largas colas, debido a que la suba del dólar impacta rápidamente en los precios. La divisa estadounidense fue noticia desde bien temprano. Aumentó hasta un 35 por ciento, al tiempo que se desplomaban en un 60 por ciento las acciones de empresas argentinas en el exterior. El riesgo país, en tanto, alcanzó los 1.467 puntos, el mayor nivel en una década.

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, presentó su renuncia. No fue aceptada.

"Lamentablemente -dijo el presidente- hoy hemos tenido un día muy malo, hoy estamos más pobres que antes de las PASO. Nos ha dado un impacto muy fuerte todo esto".

Mientras el fantasma del 2001 crecía, y bancos, casas de cambio y webs de homebanking colapsaban, un Mauricio Macri sin tacto ni autocrítica elegía responsabilizar a los votantes y al kirchnerismo por la brutal corrida cambiaria:

“El problema mayor que tenemos los argentinos es que la alternativa al Gobierno, la alternativa kirchnerista, no tiene credibilidad en el mundo (...) Hoy la duda que vino es porque ellos no generan confianza. Y la confianza cuesta mucho conseguirla. Ellos la dilapidaron durante su gobierno y hoy tienen que recuperarla. Y eso daña mucho. Yo como presidente estoy para hacer lo que pueda, pero no es fácil (...) Alberto Fernández y el kirchnerismo tienen más responsabilidad todavía de demostrar esta actitud pro tranquilizar la comunidad económica mundial para no generar más daño en la economía (...) Que el kirchnerismo actúe con responsabilidad y se haga cargo de la expectativa electoral que generó”.

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En la conferencia de prensa en la Casa Rosada, en la que se negó a detallar las medidas concretas que se llevarán a cabo para paliar la crisis, el presidente, más ojeroso que el día anterior y otra vez con camisa a cuadros, recurrió al “efecto miedo” en varias oportunidades:

“Espero que aquellos que votaron al kirchnerismo, a otras alternativas o no fueron a votar, piensen que octubre es una gran oportunidad para ver si realmente en el pasado vamos a encontrar algo positivo o si podemos acordar una mayoría con una agenda de cambio pensando en el futuro (...) Si se confirmase que el kirchnerismo gana las elecciones, el problema va a estar. Esto es solamente una muestra de lo que va a pasar. Hay un montón de gente que no deja su dinero en este país, que se va. Es tremendo lo que puede pasar.  No podemos volver al pasado porque el mundo ve eso como el fin de la Argentina”.

Si los medios, al igual que el presidente, adelantan una catástrofe económica y financiera peor de la que ya está ocurriendo; si los precios y el dólar suben sin control; si hay productos que dejan de venderse y colas en supermercados y otros comercios; si se anuncia al menos 50 por ciento de inflación anual, nuevos cierres de fábricas y despidos; si todo eso ocurre, ¿se puede celebrar?

Sí, en Argentina, por estas horas, se vive con tanta angustia e incertidumbre por la situación económica como con alegría por la posibilidad cierta de que Macri deje de ser presidente.

-Es que fue un Gobierno tan pero tan antipopular, que esté a punto de terminarse es un motivo de festejo. No sólo la cantidad de nuevos pobres que generó, miles de personas viviendo en la calle y volviendo a los comedores. Sino también las represiones, los asesinatos de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y tantos otros pibes que mataron las fuerzas de Seguridad dirigidas por (la ministra) Patricia Bullrich, los derechos quitados a los jubilados, a las mujeres, a los discapacitados, los recortes en educación, en salud, en ciencia. Los cierres de fábricas y comercios -dice Natalia, docente, 34 años, que sabe que lo que viene no será fácil-. En un momento parecía que Macri iba a ser reelecto. Esto no se lo esperaba nadie, el pueblo dijo basta, se cansó de las mentiras y los espejitos de colores. Es patético ver cómo los mismos periodistas que lo apoyaron, hoy ya lo están tirando al muere.

Desde editorialistas de Clarín y La Nación hasta polémicos y xenófobos conductores televisivos. La mayoría de quienes sostuvieron el “blindaje mediático” del que gozó el macrismo durante todo su gestión hoy son los primeros en alzar la voz contra “Mauricio”, como tantas veces lo llamaron. Incluso, medios internacionales que lo apoyaban, también le soltaron la mano. “Se acabó el tiempo para Macri”, publicó el Financial Times, mientras que la revista Forbes destacó que “Argentina está a un paso del colapso económico”.

-¿Cómo no vamos a estar contentos? Pobres pero contentos -dice en plena sonrisa Juan, abrigado con una campera deportiva inflable, y el brazo apoyado en su taxi-. Hoy van cuatro viajes y ya casi termino el turno. Antes, lo normal eran 15. Un día bueno, 20, 25. Y uno malo: diez. Imaginate si no voy a querer que se vaya este tipo. Hicieron mierda el mercado interno, y no hay un peso en la calle.

MARTES 13 Y MÁS AL FONDO

Joaquín es abogado, viste de traje, tiene 38 años. Votó a Macri.

-En algún momento tenés que equilibrar las cosas. Estamos gastando mucho más de lo que entra y hay que equilibrar. Eso intentó hacer Macri, organizar el país. Pero no llegó. Mató a la clase media. Subió las tarifas muy rápido, debió haber sido más regulado quizás. Nunca pensé que  iban a votar 50 por ciento por los K. Todavía no lo puedo creer, el domingo no entendía nada. Pero entiendo a personas que están muy mal económicamente. El error fue no ver lo que le costaba vivir a la gente. No llegar a fin de mes es no llegar a fin de mes.

El propio Macri, en la errática conferencia de prensa del lunes, llegó a admitir “un voto bronca al devenir de una economía muy dura durante tres años”. De ahí que las medidas de los próximos días estarán orientadas a la clase media, con quita de impuestos y aumento del piso salarial.

- El panorama es triste y desolador, porque todos los días cierran empresas o algunas paralizan su producción.

José se baja de una camioneta con dos bolsas de ropa. Es empresario textil, tiene su propia marca y sobrevive en una de las industrias más golpeadas por la política de apertura de importaciones.

-Hace cinco, seis años teníamos plena producción, se podía invertir en maquinaria, personal y tecnología porque había una circunstancia de mercado interno que nos permitía crecer. Pero en los últimos años la caída de la producción fue de más del 50 por ciento, con porcentajes similares respecto a empleo y ventas. La situación es difícil y aunque se revierta, esto llevará mucho tiempo para volver a lo que teníamos cinco años atrás.

Mientras el martes transcurrió otra vez con una subida del dólar y el riesgo país, con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, sin pronunciar una sola palabra pública, los precios de muchos productos sin informarse o directamente aumentando alrededor del 30 por ciento, los movimientos sociales y la izquierda anunciando movilizaciones, sindicatos amenazando con paros y presionando al Gobierno en su hora más débil, prácticamente todo el arco político siguió criticando a Mauricio Macri, quien el miércoles por la mañana cambió de traje y de discurso. Pidió disculpas por la conferencia de prensa del lunes y porque “exigí mucho a los argentinos, llegar a fin de mes se transformó en una tarea imposible”. Con una voz suave e impostada, marcando mucho las sílabas -como para que el alza de memes y la comparación con el ex presidente Fernando De la Rúa no se detenga- repitió varias veces “amo a la Argentina” y dijo que su intención “de hacer, de construir, es siempre sana y verdadera”.

Luego anunció “medidas de alivio para acompañarlos en este momento difícil. Las medidas son porque los escuché”.

¿Pero el pueblo aún lo seguirá escuchando, le seguirá creyendo? ¿Las medidas llegarán a tiempo o ya será demasiado tarde? ¿Estará Macri, ese hombre que en sus últimas apariciones públicas se mostró ciclotímico y lejos de la realidad, a la altura de llevar adelante una crisis tan profunda? ¿En quién o quiénes se apoyará, teniendo en cuenta las peleas que empiezan a filtrarse dentro de su entorno, y la presión social de distintos sectores que, por primera vez, ven a un gobierno dubitativo y golpeado por todos los frentes? ¿La última palabra la tendrá Macri, los mercados, o ese pueblo que, por fuera de todos los pronósticos, el domingo volvió a levantarse para escribir otra página inesperada de su historia?