Feliz día a las “malas madres”
La cultura social nos dice que debemos desear, ejercer y vivir la maternidad desde la abnegación, postergación, dedicación incondicional y aguantando en silencio e impunidad la violencia en contexto de pareja, pues los padres juntos será siempre lo mejor para los hijos e hijas en común. Entonces, nuestro rol en el mundo es abocada a nuestros hijos e hijas porque es lo que debe ser más importante en nuestra vida y lo único que puede llegar a completarnos.
Existe una creencia arraigada y naturalizada de que los tribunales de familia en nuestro país favorecen a las madres respecto de los derechos sobre sus hijos e hijas, en relación a los padres de estos, ello se debería a la idea preconcebida de que las madres son naturalmente más idóneas para el cuidado y la servidumbre y por tanto los niños siempre estarán mejor con ellas.
Sin embargo, desde la litigación feminista podemos constatar que dicha percepción es producto del imaginario conservador de la sociedad y que se refleja en sus instituciones, lo que constituye un peligro a la libertad y los derechos de cada mujer en su maternidad, pues cada mujer que no cumple con dicho estándar se vuelve blanco del castigo social, político y judicial.
Hoy, el sistema .. castiga a las mujeres madres precarizadas, a las que se revelan, a las que logran romper circuitos de violencia. Hoy, la disputa por el cuidado personal y la restricción de la relación directa y regular, se ha vuelto un nuevo medio para violentar a las mujeres que han huido de sus agresores.
Las mujeres que hoy rompen círculos de violencia y denuncian, necesariamente rompen con la imposición conservadora de la maternidad, y eso no está siendo inocuo a la hora de enfrentarse a las instituciones que esperan de ellas que, para poder estar al cuidado de sus hijos e hijas, sigan actuando dentro de los cánones sociales de auto postergación. Hoy, muchísimas de las mujeres que salen de la violencia, están siendo violentadas a través de sus hijos, y estos están siendo entregados al cuidado de los agresores de sus madres.