Oye Miguel Bosé, para la mano con Bachelet

Oye Miguel Bosé, para la mano con Bachelet

Por: Richard Sandoval | 17.03.2019
Porque poco después de que Bachelet viviera en Alemania, impedida de entrar a su patria por riesgo de ser asesinada, tú te llenabas los bolsillos luego de feliz interpretar canciones de amor y paz a la alcaldesa del tirano, en el canal de televisión del tirano, resguardado por las fuerzas de seguridad del tirano. Tres veces le animaste la fiesta a los genocidas, en completo silencio. Eso te convierte hoy nuevamente en tendencia en las redes sociales de Chile: la memoria de los que te vieron en el escenario que rendía culto al demonio, y que ahora con pavor observan tu show patético y agresivo. No se soporta la patudez, no se soporta la insolencia de quien no tiene consistencia histórica.

Oye Miguel Bosé, para la mano con Bachelet. Yo te quería, Miguel Bosé; no por tus opiniones, por tu posición política ni por tu forma de ser. Te quería, como tantas mamás y papás de Chile, por tus canciones. Canto, cada vez que pueda, “Amiga” en un karaoke. “Si tú no vuelves” me lleva a mi más nostálgica y fresca infancia noventera. “Olvídame tú, que yo no puedo”, me sigue rompiendo el corazón reviviendo fracasos. “Morena mía” erotiza cualquier ambiente en que la ponga. Pero ya no se puede dejar de reaccionar ante tu contundente falta de respeto a la ex Presidenta Bachelet, que es también una ofensa, un ataque a un país, a la sensibilidad de un país, a los símbolos de una cultura democrática que ha costado décadas entender y construir desde nuestra fragilidad post Pinochet.

Siento que ya no podemos tolerar tu ira, insulto y patudez, porque detrás de tu presentación como adalid de la democracia pura, perfecta y pacífica, subyace una burla hacia quienes desde Chile te vieron jugar el rol de los que sustentaron la dictadura de nuestro propio país. Detrás de tus misiles burdos y groseros hacia Bachelet, una mujer que sufrió prisión, tortura, exilio y asesinato de su padre; subyace la evidencia y la memoria de quienes te vieron cantando y bailando para las autoridades que representaban al régimen de Pinochet que asesinó al padre de la misma Bachelet a la que tratas de cobarde y envías a mover las nalgas por Venezuela. Porque poco después de que Bachelet viviera en Alemania, impedida de entrar a su patria por riesgo de ser asesinada, tú te llenabas los bolsillos luego de feliz interpretar canciones de amor y paz a la alcaldesa del tirano, en el canal de televisión del tirano, resguardado por las fuerzas de seguridad del tirano. Tres veces le animaste la fiesta a los genocidas, en completo silencio. Eso te convierte hoy nuevamente en tendencia en las redes sociales de Chile: la memoria de los que te vieron en el escenario que rendía culto al demonio, y que ahora con pavor observan tu show patético y agresivo. No se soporta la patudez, no se soporta la insolencia de quien no tiene consistencia histórica.

La respuesta a tu declaración es obvia y automática: a tu montaje fotográfico con Bachelet joven señalando como dictadura lo de Pinochet y no haciéndolo hoy con Maduro, te caen mil fotos en contra en las que tú apareces viejo gritando contra la dictadura de Maduro y no haciendo lo mismo joven con el genocida Pinochet. Pero la diferencia es abismal: mientras Bachelet, como Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, condena el uso ilegítimo de las fuerzas armadas de Maduro, reconoce “violaciones a los derechos políticos y civiles” por parte del gobierno bolivariano, y aboga por un llamado al diálogo para evitar una guerra civil en Caracas, las imágenes a ti te muestran animando la fiesta de la dictadura chilena, la más cruenta de su historia, sin decir una sola palabra sobre los detenidos que hacía desaparecer Pinochet en ese preciso tiempo. La diferencia en cuanto a altura de miras, responsabilidad política, ética humanitaria, es abismal, y deja off side tu reclamo, vaciado de sustancia, ligero y superficial; pero sobre todo ordinario, básico, grosero. Un garabato.

Yo te quería mucho Miguel Bosé. Me lo canté todo en tu última venida a Viña. De hecho, todavía te quiero; pero no se puede dejar de reaccionar a tu divulgación de la ignorancia. No se puede dejar de responder a tu llamado a Bachelet carente de todo sustento. Todo Chile, todo el mundo debería recibir un poquito más de información de calidad, para manejar que en un organismo multilateral como la ONU sus funcionarios, incluso los más altos, no se mandan solos; pues según la resolución 48/141 Bachelet “actúa bajo la dirección y autoridad del secretario general”, que a la vez dirige en pos de salvaguardar la paz mundial, el equilibrio de poder, el manejo de tensiones entre las más grandes potencias disputando territorios y cuidando intereses. Grítale a Antonio Guterres, al consejo de seguridad, a ver cómo te va.

Por el amor a frases tan bellas como “si fuiste lo que fuiste fue en mi casa, que para ti fue tu palacio y tu guarida”, te pedimos un poquito de calma y una dosis de templanza, Miguel Bosé. Que pares la mano con Bachelet, que quizás en tu próxima visita a Chile visites el Parque por la Paz Villa Grimaldi, para impregnarte con el espíritu de la dictadura que torturó a tu defenestrada Bachelet, una dictadura feroz que alentaste con tu presencia feliz. Quizás te alejes así de la triste instrumentalización de la que estás siendo parte, y te volvamos a querer, amigo mío.