“El nuevo tabaco”: Expertos levantan alertas sobre el consumo de alimentos ultra procesados y urgen regulación
Un equipo internacional de 43 expertos considera que los alimentos ultra procesados suponen un problema de salud pública de primer orden que guarda gran paralelismo con el tabaquismo.
Tras su creciente consumo hay influyentes multinacionales a la que hay que frenar con una regulación más estricta por parte de los gobiernos.
La revista científica The Lancet publica un especial dedicado a la materia diseminado en tres estudios complementarios con participación de las universidades españolas de Salamanca y Navarra. Se trata del metaanálisis más completo hasta la fecha sobre el impacto del consumo mundial de ultra procesados y cómo abordarlo.
En una rueda de prensa organizada por la revista para presentarlo, uno de los autores principales, Phillip Baker, de la Universidad de Sidney (Australia), fue muy claro: reducir el consumo de ultra procesados no puede dejarse únicamente en manos de que los ciudadanos, "hay que regularlo como se hizo con el tabaco".
Los alimentos ultra procesados están desplazando los patrones alimentarios establecidos, empeorando la calidad de la dieta e incrementando todo tipo de enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.
La evidencia científica existente muestra que un elevado consumo de ultra procesados implica más obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, depresión, patologías en el riñón y mayor riesgo de muerte prematura, según la revisión a 104 estudios científicos que se hace en el primer artículo de la serie.
Crecimiento preocupante
Varias encuestas nacionales indican que la proporción de ultra procesados en la dieta crece a un ritmo que los científicos consideran "muy preocupante".
La ingesta diaria de calorías procedentes de alimentos ultra procesados se ha triplicado en España en tres décadas, pasando de un 11% a un 32%, o en China (de un 4% a un 10%). Mientras que en países como México Brasil pasó de un 10% a un 23% en las últimas cuatro décadas.
En Estados Unidos y el Reino Unido, ha aumentado ligeramente en las últimas dos décadas, manteniéndose por encima del 50%.
El segundo artículo de la serie propone un conjunto de políticas que insta a los gobiernos a regular y reducir la producción, la comercialización y el consumo de ultra procesados para salvarguardar la salud pública frente "a la poderosa industria de fabricación de ultra procesados".
Entre sus recomendaciones: Un etiquetado más parecido al de una cajetilla de tabaco, que informe de sus aditivos (colorantes, aromatizantes, edulcorantes) y del riesgo que suponen para la salud de forma bien visible en la parte frontal de un producto.
Plantean retirar estos productos de los comedores escolares y de los hospitales, limitar su presencia en los supermercados; restringir su publicidad y ponerles más impuestos, cuya recaudación vaya destinada a que las frutas, verduras y alimentos frescos lleguen a los hogares con menos recursos.