Un año sin Marielle Franco: ¿Quién la mandó a matar?
“Otro homicidio de un joven y quizás un cuerpo más en la cuenta de la Policía Militar (…) ¿Cuántos más tendrán que morir para que esta guerra se acabe?”.
Esto lo escribió Marielle Franco en su cuenta de twitter la noche de 13 de marzo de 2018. Menos de 24 horas después, el auto en el que viajaban ella, su asesora y su chofer, fue interceptado por otro vehículo desde donde salieron 13 disparos, los que terminaron con su vida y la de Anderson Gomes, el conductor.
Este 14 de marzo se cumple un año del asesinato de la concejala feminista brasileña, una de las líderes del PSOL (Partido Socialismo y Libertad) de Río de Janeiro y activista de los derechos humanos. Es curioso que justo en esta semana se dé la prisión de las primeras personas formalmente denunciadas por participar en el crimen: se trata de Ronnie Lessa y Élcio de Queiróz, ambos ex sargentos de la Policía Militar (la misma que fue criticada en uno de los últimos tuits de Marielle), pero que también son acusados de estar ligados con el grupo paramilitar Escritório do Crime (“oficina del crimen”), el que podría haber sido encargado de realizar el asesinato.
Saber si el grupo paramilitar actuó por sus propios intereses o si fue contratado para asesinar a la concejala (y si es cierta la segunda hipótesis, saber quién los contrató y por qué el interés en su muerte), es la principal duda que queda para terminar de entender el entramado que llevó a que Brasil perdiera su política con mayor futuro.
[caption id="attachment_200772" align="alignnone" width="5184"] FOTO: CRISTOBAL ESCOBAR/AGENCIAUNO[/caption]
Las investigaciones
El Desconcierto pudo hablar con la asesora Fernanda Chaves, quien vive hasta hoy los efectos de aquel atentado. No entra en cuestiones personales, por un asunto de seguridad, pero insiste en que “no es fácil escuchar todos los meses que alguien diga que se está acercando la verdad. Sin embargo, ya va un año desde que ocurrió y todavía no sabemos quiénes son los responsables de más arriba”.
También lamenta que su situación no la haya permitido entregar su último adiós a quien fue su jefa y su amiga. “Mi dolor más grande fue no poder participar de los velorios, las misas, los homenajes. Tuve que vivir ese luto desde lejos, lo que hace que sea más duro enfrentar la pérdida, sin poder dar mi abrazo a los padres de Marielle y a Ágata (viuda de Anderson Gomes)”.
Pasaron muchos meses desde el asesinato hasta que recién en enero de este año surgieron las primeras respuestas relacionadas con el crimen, tras la prisión de cinco miembros de la milicia paramilitar Escritório do Crime. Esa primera detención ocurrió pocos meses después que las investigaciones de la causa pasaron a manos de las fiscales Letícia Emile y Simone Sibílio, lo que sucedió tras los reclamos de familiares de las víctimas por la falta de avance en la solución del caso.
De los cinco detenidos de enero surgieron los primeros nombres de sospechosos de participar en el crimen. Uno de ellos sería Adriano Magalhães da Nóbrega, un ex capitán de la policía y, supuestamente, uno de los cabecillas del Escritório do Crime. Sería uno de los presuntos planificadores del atentado, pero sigue estando prófugo. Su nombre generó polémica también porque su madre y su esposa están registradas como funcionarias de la oficina de Flávio Bolsonaro, hijo mayor del presidente y actual senador de la República. Supuestamente, las dos mujeres habrían trabajado para él cuando era diputado estadual, aunque se sospecha que eran parte de un esquema de lavado de dinero a través de la repartición de los sueldos de algunos asesores, caso que está bajo investigación del Ministerio Público.
Recientemente, con la prisión de los ex sargentos Ronnie Lessa y Élcio de Queiróz, existe la sensación de que el caso puede empezar a acercarse a un desenlace. Pero todavía falta responder las preguntas más importantes.
Lessa, apuntado como el autor de los disparos, fue detenido en su casa, que queda en el mismo complejo residencial donde la familia Bolsonaro posee una casa, donde vivía Jair Bolsonaro hasta que fue elegido presidente de Brasil, por lo que tuvo que mudarse al Palacio Alvorada, en Brasilia. Por su parte, Queiróz es acusado de ser el conductor del auto usado en el atentado.
La Fiscalía de Río de Janeiro afirma que el asesinato tiene motivaciones políticas, por lo que saber quién fue Marielle Franco quizás también ayude a entender el caso y adónde puede llegar el desenlace de esa historia.
[caption id="attachment_200578" align="alignnone" width="1024"] / Flickr[/caption]
La historia de Marielle
Marielle Franco era una mujer 38 años. Negra y lesbiana. Nació y creció en las favelas de Río de Janeiro. Activista por los Derechos Humanos, estaba casada y era madre de una hija. Esas, para los electores de Ciudad Maravillosa, no eran más que un montón de trabas. Sin embargo, en su primera disputa electoral para el Concejo Municipal, en 2016, sacó sorprendentes 46 mil votos y fue una de las cinco mayores votaciones de un total de 51 elegidos, y la más votada de los seis candidatos elegidos por el PSOL.
Su victoria asombró a muchos, porque hasta entonces era solamente una mujer que trabajaba como asesora del diputado estadual (función semejante al core en Chile) Marcelo Freixo (hoy diputado federal).
En 2008, Freixo inició en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro una Comisión Parlamentaria de Investigación, la que fue conocida como CPI de las Milicias, para investigar a los grupos paramilitares que actuaban en la ciudad. Su principal asesora, Marielle Franco, quedó a cargo de coordinar algunas investigaciones y hacer el acompañamiento de casos de víctimas y testigos diversos. Todos esas personas viven en favelas y barrios pobres de Río de Janeiro, Muchas de ellas, además, fueron ayudadas por ella en ese entonces. Se trataba, básicamente, de ex policías que confesaban las vinculaciones de altos miembros de esa corporación, con las milicias cariocas o con grupos narcotraficantes.
Fue de esa manera que Marielle Franco se hizo conocida por personas y comunidades de las poblaciones, favelas y periferias de la ciudad, acosadas por tres frentes armados: las grandes pandillas narcotraficantes, los grupos paramilitares y una abusadora Policía Militar.
Tras elegirse concejala, siguió trabajando con un enfoque en el mismo tema de los Derechos Humanos. Además, nunca dejó de destacar su lucha por lo que llamaba “una democracia feminista” y por aumentar el espacio de los negros y personas de las favelas en los espacios políticos. Su lema personal, “yo soy porque nosotras somos” (inspirado en una corriente filosófica africana llamada Ubuntu), se volvió consigna de los movimientos sociales cariocas.
Fernanda Chaves, quien era su asesora, la describe como “una potencia política” y asegura que no exagera al decir que era alguien que caminaba para ser, en poco tiempo, una de las figuras políticas más destacadas en todo Brasil: “Marielle era una figura demasiado poderosa, porque representaba a las mujeres, a los negros, a las comunidades de las favelas y de las periferias, a los LGBTI. Su discurso alcanzaba a todos los que son descartados por el sistema capitalista y era vista por esas personas como una luz de esperanza”.
El éxito de su trabajo junto a las poblaciones más pobres la llevó a ser considerada como posible candidata a diputada federal para las elecciones de octubre de 2018, por ser una de las figuras políticas del PSOL con más apoyo en las poblaciones de Río de Janeiro (su partido suele ser criticado por ser el preferido de una izquierda “académica”, con más votos entre universitarios y algunos sectores de clase media, sin capacidad de diálogo con los pobres).
Un mes antes de su asesinato, ella ganó un nuevo enemigo para su causa: una cuarta fuerza bélica apareció en el Estado de Río de Janeiro, tras el decreto del entonces presidente Michel Temer imponiendo una intervención militar en las favelas. Marielle Franco mantuvo una feroz crítica a la actuación de los militares en las favelas en las tres semanas en que pudo acompañar los sucesos, hasta que ocurrió el atentado que terminaría con su vida.
El asesinato
El 14 de marzo, Marielle Franco fue a una de las favelas de Río de Janeiro a participar de una charla con un grupo de mujeres negras. El evento tenía el sugerente nombre de Jóvenes Negras Moviendo las Estructuras, y ella habló justamente de la importancia de la participación de la mujer negra en la política.
En la charla, habló de su experiencia, pero también recordó su inspiración en Angela Davis, la activista estadounidense destacada por su trabajo junto a los Panteras Negras; y en Lélia Gonzalez, una educadora brasileña que también trabajó en la formación política de personas de las favelas de Brasil. Dos mujeres negras que la motivaron y que ella esperaba que pudieran motivar también a sus oyentes.
Al salir del encuentro, Marielle y su asesora, Fernanda Chaves, abordaron el auto de Anderson Gomes, un Chevrolet Agile color blanco. El auto pertenecía a Gomes, quien además de ser chofer de la concejala también lo utilizaba para trabajar como uber en los tiempos libres.
Fernanda y Anderson se sentaron adelante. Marielle se sentó justo detrás del conductor. Dejaron la favela pasadas las 21:00 horas y justo después comenzaron a ser seguidos por otro vehículo, aunque los tres no se percataron de la situación. Tras entrar en una estrecha calle cercana a los Arcos da Lapa, uno de los puntos turísticos más conocidos del centro de la ciudad, el auto recibió una serie de disparos.
Fueron 13 en el total. Cinco le alcanzaron a la concejala. El chofer recibió otros cuatro. Ambos fallecieron en el local. Fernanda Chaves logró sobrevivir, aunque herida por las astillas de los vidrios que se rompieron.
Pese a que muchos valoran las recientes detenciones, el clima entre los familiares y partidarios de la concejala sigue siendo de expectativa con lo que consideran la pregunta más importante respecto al caso: quién la mandó a matar.
“Todavía falta descubrir la verdad más urgente y necesaria: ¿quién la mandó matar?”, dijo la arquitecta Mônica Benício, viuda de Marielle.
Desde el PSOL (su partido, que ha programado una serie de eventos en su homenaje para esta semana), también surgieron diversas reacciones en el mismo sentido. El diputado David Miranda afirmó en Brasilia que “los que ejecutaron a Marielle lo hicieron por encargo, hay que saber de quién. Las detenciones son un avance que tardó, pero son importantes. Sin embargo, este tema solo estará solucionado cuando sepamos quién la mandó matar. Solo entonces habrá justicia para Marielle y Anderson, y nuestra lucha no descansará hasta entonces”.