Si yo fuese hombre sería claramente feminista, pero con la diferencia que la haría piola.

Ser hombre feminista en Chile debe ser complicado. Realmente, ¿qué tan feminista puedes ser, si te has criado toda tu vida en un entorno machista y patriarcal, donde todos los medios del lenguaje traducen a la mujer como un sujeto inferior?

Las letras de la música que escuchas, la publicidad que ves, las historias que lees, los espacios que ocupas, el deporte que juegas, la profesión que realizas, las palabras que empleas. ¡Todas están plagadas de símbolos que dividen a los seres humanos en categorías! Y donde la mujer, lo negro, las lesbianas, lo gay, lo pobre, es construido como un otro, distinto e inferior a la masculinidad heteronormada y eurocéntrica.

¿Qué posibilidades tienes tú, hombre, blanco, heterosexual y de clase alta, de ser feminista o de comprender lo que es el feminismo?

Esto es un prejuicio horrible que generaliza a los hombres y está repleto de sesgo. No lo escondo, porque soy mujer y vivo la inferiorización desde que tengo uso de razón. Pienso en cómo todavía, desde los privilegios de clase que he experimentado, aún siendo sujeta de discriminación, no comprendía lo que era el feminismo. Lo entendía como una especie de intuición, algo que sospechaba que podía existir, pero que dudaba realmente fuese un pensamiento común y colectivo realmente posible de materializarse fuera de una utopía.

Imagino que si todavía muchas mujeres no entienden que es ser feminista, y muchas de ellas (a veces) atornillan para atrás, supongo entonces que las tremendas dificultades que tendrán los hombres que ni siquiera han imaginado lo que es ser construido como un sujeto subalterno.

A pesar de ello, creo que la posibilidad está abierta, que la capacidad de reflexión que ostentamos es la salida para la creación de otro mundo que nos permita mirarnos desde la igualdad.

Por todo lo anterior, la invitación es: si eres hombre, súmate al feminismo, pero porfa, hazla piola.