Amores de segunda categoría y matrimonio igualitario

Amores de segunda categoría y matrimonio igualitario

Por: Alessia Injoque | 14.02.2019
Estamos comenzando a discutir el matrimonio igualitario en el Congreso, una ley justa y muy necesaria que nos reconoce como iguales en dignidad, libertades, derechos y deberes. Sé que a algunos les atemoriza el cambio, pero es hora de que entendamos que esto no es ningún experimento social ni un salto al vacío, esta ley ya fue implementada con éxito en 27 países entre desarrollados y de ingresos medios, para beneficio de las parejas, familias diversas y la sociedad en su conjunto, porque todos ganamos cuando tenemos las mismas herramientas para construir.

¿Por qué las parejas se casan?

Un conservador dirá que el matrimonio es para procrear, pero lo hace olvidando que no todas las parejas quieren o pueden tener hijos, que ya no es tabú concebir sin casarse, ni tampoco mantenerse fuera de los lazos del matrimonio mientras se cría a los niños.

También hay quienes dicen que el matrimonio es solo un pedazo de papel, una tradición patriarcal anacrónica o un rito comercial innecesario; pero hasta quienes lo ven con apatía voltean a mirar expectantes si un hombre se arrodilla sosteniendo un anillo, y se contagian con la emoción si le responden que “sí”.

Comunicamos y significamos con símbolos que despiertan emociones y hasta pasiones. La bandera de Chile no es sólo un pedazo de tela y una camiseta roja logra que sintamos el triunfo de once desconocidos como propio; un pedazo de madera puede significar sacrificio, redención y fe si éste tiene forma de cruz; y dos anillos dejan de ser accesorios de moda para representar compromiso y amor, si son argollas de matrimonio.

Nos casamos porque amamos.

La exclusión de las parejas homosexuales de estas tradiciones y símbolos nos dice que hoy para la sociedad y el Estado nuestro amor no merece el mismo reconocimiento. Las diferencias legales nos quitan herramientas y se vuelven barreras culturales que dificultan la convivencia, integración y el desarrollo de nuestros proyectos de vida; pero esta ley no es sólo sobre las diferencias legales así como terminar con los baños segregados por raza no fue sólo sobre sanidad o agua, sino también sobre cómo nos relacionamos en sociedad.

Estamos comenzando a discutir el matrimonio igualitario en el Congreso, una ley justa y muy necesaria que nos reconoce como iguales en dignidad, libertades, derechos y deberes. Sé que a algunos les atemoriza el cambio, pero es hora de que entendamos que esto no es ningún experimento social ni un salto al vacío, esta ley ya fue implementada con éxito en 27 países entre desarrollados y de ingresos medios, para beneficio de las parejas, familias diversas y la sociedad en su conjunto, porque todos ganamos cuando tenemos las mismas herramientas para construir.

En este mes del amor los invito a dejar atrás los prejuicios y a construir juntos un país donde podamos celebrar el amor en todas sus formas.