He estado leyendo algunas cosas de David Harvey, La pesadilla que no acaba nunca de Pierre Dardot y Christian Laval, y en particular Karl Marx o el espíritu del mundo de Jacques Attali.

Recomiendo mucho esa biografía de Marx. Puede ser un libro muy enriquecedor para los jóvenes, especialmente para quienes desean aproximarse a la vida y la obra de Marx. Es interesante porque el autor se declara no marxista y creo que eso enriquece su escritura; y, por otro lado, cada texto de Marx está contextualizado, se explica someramente y se ubica en la biografía de Marx, se relaciona con las circunstancias personales y los debates políticos en que estaba inmerso.

Además, creo que trasmite de una forma muy lúcida y sensible las increíbles vicisitudes de su vida. El personaje que aparece allí no está santificado, es un hombre excepcional, como indudablemente fue, pero a la vez humano, concreto, propio de su construcción histórica. Ese es el Marx que a mí me atrae. No necesito verlo como un tipo perfecto, y creo que la izquierda del siglo XXI, que debe volver a sus textos una y otra vez, debe soltar de una vez por toda todos los dogmatismos con que muchas veces se leyó y se escribió sobre Marx. Esas posturas estaban ligadas a una mala idea de su persona, una idea falsa más parecida a las estatuas de bronce que a las biografías reales de las personas que a puro pulso y con una voluntad tremenda fueron haciendo la historia de la lucha de los pueblos.

Allende decía muy sabiamente "no tengo carne de estatua". Hay que poner a Marx a ras de suelo. Creo que con eso no pierde nada, por el contrario, gana mucho.

Para mí la obra de Marx y los autores marxistas son muy importantes. Pero también me interesan las problemáticas que están abordando autores contemporáneos que examinan el modelo neoliberal y la forma en que se expande en la sociedad actual. Harvey aporta una mirada fundamental sobre la ciudad neoliberal; y Dardot, con el que compartí una mesa hace poco en la Universidad de Chile, aporta junto a Laval, una mirada sobre el neoliberalismo que lo entiende como una forma de vida, una "nueva razón", como ellos dicen, enriqueciendo la comprensión de muchos de los problemas de la sociedad contemporánea.