Por un Chile cooperativo, por un Valparaíso limpio

Por un Chile cooperativo, por un Valparaíso limpio

Por: Renato Garín | 01.04.2018
La aplicación del modelo cooperativo, en una materia tan simbólica como la limpieza de nuestro puerto principal significa, directamente, mejores salarios para los trabajadores de aseo de Valparaíso.

En el contexto del debate local sobre el aseo de Valparaíso, han aparecido interesantes aristas que permiten visualizar elementos comunes en el puerto como en todo el país. Del mismo modo, el proceso de licitación llevado adelante por la Municipalidad de Valparaíso ha tenido características que debemos mirar desde cada rincón de Chile. Esto pues en todo el país enfrentamos el desafío del manejo de la basura y el aseo y ornato de nuestros espacios públicos.

En ese marco, es sumamente interesante observar que la licitación porteña fue adjudicada a una cooperativa denominada Renacer Patrimonial. ¿Qué es una cooperativa? La ley las define como asociaciones que, de conformidad con el principio de la ayuda mutua, tienen por objeto llevar a cabo actividades productivas que se guían por el marco legal contenido en el DFL Nº5 del 2003 emitido por el Ministerio de Economía. En las cooperativas, los socios tienen iguales derechos y obligaciones, un solo voto por persona, siendo el ingreso y retiro totalmente voluntario. Los socios deben distribuir el excedente correspondiente a operaciones con sus socios, a prorrata de aquéllas. Deben observar neutralidad política y religiosa, desarrollar actividades de educación cooperativa y procurar establecer entre ellas relaciones federativas e intercooperativas.

Estos principios estructuran un modo productivo que tiene en Chile, y en el puerto, una larga historia. Es menester recordar, por ejemplo, que la primera cooperativa del país surgió en Valparaíso con el nombre La Esmeralda que actualmente lleva por nombre Cooperativa de Consumo La Porteña. Junto con ella, existen otras 28 cooperativas en la ciudad de Valparaíso y, en total, más de 200 en toda la región. Dentro de océano de cooperativas, se pueden observar ejemplos a distintas escalas. Existen pequeñas cooperativas formadas por vecinos para atender asuntos puntuales, como también existen otras 17 cooperativas de la región que cuentan con activos por más de 50.000 U.F. Esto demuestra que el modelo cooperativo puede operar en varias escalas, tanto financieras como productivas. A nivel país, actualmente existen 2.868 cooperativas vigentes, que suman 1.850.000 asociados, entre las que destacan aquellas dedicadas a la producción agrícola, servicios de agua, electricidad, ahorro y crédito. Ejemplos muy reconocidos por la ciudadanía son Coopeuch, Capel, Prymave, Somnaval y Conavicoop.

Más allá del marco legal, podemos señalar que el modelo cooperativo ofrece modo de producción distinto al tradicional, menos enfocado en la competencia y la renta, y más enfocado en la comunidad y los servicios. El modelo cooperativo no pretende “reemplazar” al modelo tradicional, sino que puede convivir con él, como de hecho lo hacen, desde 1887, La Esmeralda y sus continuadoras porteñas. Las cooperativas han podido convivir y sobrevivir a todas las mutaciones productivas que ha tenido Chile, desde el modelo salitrero de comienzos del siglo pasado hasta la irrupción del neoliberalismo en los '80. Hoy, las cooperativas son un testimonio histórico que debemos comprender en toda su dimensión. Las cooperativas, del mismo modo, tienen otra característica interesante: estas ofrecen un modelo alternativo de financiamiento, una forma de evitar la bancarización y el sobreendeudamiento de las pequeñas empresas. Hoy podemos observar como la Banca, a nivel nacional, se ha apoderado de las condiciones productivas en una gran cantidad de mercados. Entre otros factores, esto ha permitido que la Banca chilena tuviera 2.2 billones de dólares de utilidades en 2017.

Asimismo, las cooperativas ofrecen mejores condiciones laborales a sus trabajadores. Por ejemplo, en el caso de la licitación de la basura en Valparaíso, la cooperativa Renacer Patrimonial tiene 180 trabajadores. Los contratos de ellos con la cooperativa establecen que, del total de los ingresos, el 66% va destinado a remuneraciones, esto es el doble del actual contrato que sólo llega al 33%. Por tanto, la aplicación del modelo cooperativo, en una materia tan simbólica como la limpieza de nuestro puerto principal significa, directamente, mejores salarios para los trabajadores de aseo de Valparaíso. Una mejora inédita que ha sido llevada a cabo por una municipalidad que ha dejado de pensar con los cánones tradicionales de la transición y ha aplicado el sentido común a las decisiones más complejas que ha enfrentado. En esta, como en otras materias, la alcaldía ciudadana, conducida por Jorge Sharp, ha tenido la osadía de desafiar la inercia que arrastraba Valparaíso.

Por todas estas razones, la ciudadanía que habita la ciudad debe defender la aplicación de este modelo cooperativo en la comuna. No debemos tolerar que, por intereses políticos mezquinos, se empañe la idea de probar la efectividad de la matriz cooperativa al tratamiento de la basura. Es una estrategia que puede ser interesante para todo el país, por ende debemos analizarla sin mezquindades de corto plazo. Hagámoslo por un Chile cooperativo, por un Valparaíso limpio.