Apuntes para entender a la Rusia de hoy
¿Cuánto saben los(as) chilenos(as) de cómo es Rusia –el país donde tendrá lugar el próximo Mundial de Fútbol al que aspira clasificar la Selección Nacional- en la actualidad? A continuación, algunos “tips” basados en la experiencia del autor, quien residió y trabajó 3 años en Moscú.
Mucho se habla de Rusia por estos días. Tanto a nivel global como nacional.
En el primer caso, debido a las diversas investigaciones que se realizan en Estados Unidos en torno a una eventual intromisión informática por parte rusa en las últimas elecciones presidenciales de ese país, las que habrían ido en directo beneficio del actual primer mandatario, Donald Trump: el proceso, evidentemente, tiene (y tendrá) múltiples consecuencias a distintos niveles. En nuestro país, en tanto, Rusia está en la mente de miles de chilenos y chilenas por un asunto ajeno a las altas esferas gubernamentales y diplomáticas: la posibilidad de que la Selección Chilena clasifique al Mundial de Fútbol que tendrá lugar justamente en dicha nación en 2018. La expectativa en torno al partido de hoy contra Venezuela y los próximos enfrentamientos es la prueba más contundente de esto. No hay ni que decirlo: es un país entero el que deposita sus esperanzas en que los seleccionados nacionales lleguen en buen pie al mayor encuentro del fútbol internacional que tendrá lugar en una nación cuyo territorio es el más extenso del orbe.
Pero ¿cuánto saben los(as) chilenos(as) de cómo es Rusia en la actualidad? Posiblemente, la respuesta es que no se sepa “mucho” de cómo se desarrolla la sociedad rusa al presente y exista un alto desconocimiento en la materia. Salvo recientes incursiones de equipos televisivos de la TV nacional que han ido a Moscú –por ejemplo, Teletrece, que emitió hace algunas semanas un interesante reportaje con Aldo Schiappacasse “en terreno” desde la capital de la actual “Federación de Rusia”-, no es mucho lo que se ha informado al respecto. Es más: es posible que hasta los mismos jugadores de “La Roja” no sepan muy bien con que se encontrarán al pisar estas tierras.
A modo de anécdota, recuerdo que en un almuerzo de trabajo, una colega comentó que “en Rusia eran comunistas”. Me llamó la atención la frase y le recordé que la Unión Soviética había dejado de existir en 1991. “Pero igual siguen siendo comunistas ¿no?”, repuso. Paradójicamente, la realidad es hoy muy diferente y Rusia de “comunista” tiene quizás sólo lo que dicen los libros de historia del siglo XX.
Al presente, Rusia es “absolutamente” distinta al modelo que se inició con la revolución bolchevique liderada por Lenin y que con el correr del siglo pasado adquirió tal poder que, en la práctica, dividió al mundo en dos: comunismo y capitalismo.
Algo conozco la Rusia actual, por una razón particular: residí en Moscú por más de tres años, trabajando en la primera cadena de TV rusa en nuestro idioma, llamada “RT en español” (la que tiene al presente más de 3,5 millones de seguidores en Facebook y una considerable repercusión en el mundo hispanoparlante). En este período, me vi enfrentado a un rol singular: pasar de ser el tipo de turista desprevenido que goza como loco a tener que vivir y desenvolverme día a día en una nación cuyo idioma tiene radicales diferencias con el nuestro, al punto que posee “otro” alfabeto: el “cirílico”
Por decirlo de un modo simple: pasar de un día a otro de vivir en Chile a hacerlo en Rusia es como aterrizar en, por ejemplo, Marte. Así de simple y rotundo.
En las siguientes líneas, algunos “tips” para conocer la Rusia actual:
Lo primero que sorprende al recién llegado es que se le viene abajo en un 100% la tradicional imagen de una Rusia comunista, ortodoxa y conservadora. Al contrario, su capital, Moscú, es una ciudad en la que ya ha entrado sin retorno el capitalismo. Un sólo ejemplo elocuente: gigantescas publicidades de marcas como Nike, Brooks, Lada, Canon o Nokia, todas plenamente reconocibles para un “occidental”, abundan por doquier, tanto en avenidas, como calles y “malls” (que los hay, y de dimensiones astronómicas). Incluso, en un supermercado cualquiera uno puede hallar productos de marcas como… Nescafé, Parmalat, Ariel, y otras por el estilo. Un detalle relevante: es posible encontrar botellas de vino chileno en cualquier expendio de alcoholes que se precie de estar bien surtido. Y, si se le pregunta a un(a) ruso(a), probablemente es que tenga una opinión muy favorable respecto a uno de nuestros principales productos de exportación.
Existe también la singular creencia de que en Rusia “todos los días” hace frío y nieva. Falso: si bien los inviernos son muy duros y prolongados, la primavera se caracteriza por una suerte de “renacimiento” de la vida y en verano las temperaturas llegan a ser tan altas como lo son en esta época en Chile. La imagen de los moscovitas arropados casi como esquimales y moviéndose por las calles casi como hombres de hielo es más que un mito. Así, pasados los meses del “invierno ruso”, las vestimentas se vuelven rápidamente cómodas y confortables.
Como corresponde a una ciudad que ya se ha abierto al mundo, la vida nocturna en Moscú es activa, muy activa. Así, compartiendo el mote con New York, la ciudad es también conocida como una “ciudad que nunca duerme”. De hecho, hay muchos bares y pubs-discoteques funcionando de lunes a domingo y hasta altas horas de la madrugada… o incluso de la mañana. Como la juventud local creció de la mano de Internet y vive, por lo general, ajena a inhibiciones del pasado, gusta mucho del tecno, e incluso de música en español, no faltando Shakira, Ricky Martin y ritmos como la salsa, que tienen seguidores por legiones. Los locales no sólo tienen nombres en ruso, sino que también en inglés y hasta español, encontrándose, entre ellos, los restaurantes de día y bailables de noche “Pancho Villa” y “Che Guevara”, en pleno centro de la capital.
¿Cómo se moviliza la gente a diario? En Moscú no existe un Transantiago ni nada que se le parezca. La población usa el Metro –catalogado a todo esto como uno de los más bellos del mundo y cuyas estaciones, según dice la leyenda, eran llamadas por Lenin como “los palacios del pueblo”, además de microbuses, tranvías y trolebuses. Los automóviles particulares abundan por doquier y no es infrecuente toparse con “tacos” infinitos. Si bien hay taxis “tradicionales” y el sistema “Uber” ya está plenamente operativo en Moscú, aún persiste una vieja tradición soviética: cualquier ciudadano que pasa en su auto, si ve a alguien esperando, puede detener su vehículo y, tras un breve intercambio verbal y llegar a un acuerdo, lleva a su interlocutor a destino por una cifra convenida de rublos. Así de fácil. La idea, claro, puede tener una lógica antigua: la solidaridad en los meses del crudo “invierno ruso” que llega a este país justamente cuando en nuestro hemisferio es verano. El frío, por cierto, es rotundo a veces, pero permite algunas prácticas muy infrecuentes por nuestros lares: por ejemplo, el patinaje sobre hielo y otras disciplinas deportivas invernales en las que los representantes de este país bien a menudo son campeones mundiales.