Acción visual AYOTZINAPA: Una publicación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos
26 y 27 septiembre 2014
Fotógrafo Marcelo Brodsky
43 desaparecidos,
Se recupera un cuerpo, no un estudiante.
Los padres, los textos hablan de los padres, poco hablan de las madres, demasiado poco.
Las madres aparecen, son mostradas en muchas fotografías, no sólo en las que se instalaron en este libro. Cómo decía la escritora chilena Guadalupe Santa Cruz “es tan valiosa la palabra (en este caso la fotografía) que queda en el texto, como la que queda fuera de este”
Llama la atención la presencia permanente de los padres varones exigiendo saber sobre sus hijos. En América del Sur, son las madres quienes claman por sus hijos, esposos, hermanas, cuñados. Aquí padres varones que lloran como madres, lloran con las madres.
Fotografías de Chile a Japón, a India. Indígenas, colectivos, estudiantes, fotógrafos, artistas, trabajadores, defensores de DDHH, abogados participan con Marcelo Brodsky en esta acción/hazaña de visibilización, de ganarle al decoloramiento de la MEMORIA.
Fotografías que viajan como se viaja hoy, montadas en la tecnología, en el lenguaje que ha emergido de la tecnología. Hoy las personas escuchamos con los ojos, el verbo leído es escuchado en aparatos digitales. Una tecnología que acerca a los que están lejos, y que aleja a los que están cerca.
Una fotografía que despliega un lenguaje de twitter, un mensaje, el clamor desde América y otros continentes para que sea visto/escuchado por quienes tienen la responsabilidad, el mandato de traer de regreso a los estudiantes normalistas.
Una fotografía que persiste, que se perpetuará, a diferencia de un mensaje que es emitido a través de las redes sociales, que en este segundo esta y que en este segundo deja de estar, que se le traspasa a otra/otro y se abandona, y se descuida.
Fotografía de AYOTZINAPA Acción Visual que se inicia con esa segunda/primera fotografía de Marcelo Brodsky, vertiendo una campaña, que él compone en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Fotografías que se hacen eco utilizando el lenguaje inclusivo que ha brotado en las redes sociales:
“ATOTZINAPA SOMOS TODXS”
Con esa X que incluye a todos, a todas ya todes…nadie debe quedar por fuera del no olvido.
X que en álgebra se utiliza como un número incógnito, desconocido. Lleva entonces, Ayotzinapa además, a reflexionar más allá de lo binario, y así nos vamos por un despeñadero de raciocinio, ese número incognito, nos deja una incógnita que arroja la pregunta:
“DÓNDE ESTÁN”
Fotografías hechas texto, hashtag, que se escucha/lee en el siglo XXI:
#TodosSomos43
#TodosSomosAyotzinapa
#AyotzinapaSomosTodxs
Fotografías con símbolos/emblemas de países que se unen para el no olvido, para empeñarse obstinadamente estamos mirando a México, a Peña Nieto, e este narcoestado que está anulando, ausenciando a sus luchadores sociales, los cuales constituyen sus propios miedos. Los miedos del narcoestado a que emerjan desde la pobreza, desde la exclusión y desde el abandono seres dispuestxs , también con equis, dispuestxs, prestxs a emprender el camino hacia un México donde quepan todxs, pero un México justo.
Fotografías con mujeres, hombres, niños y niñas que sujetan letras en sus manos, donde a veces una desaparece, y en que otras es reiterada, un lapsus cautivante el de esta letra S,
S de silencio
S de Sutura
Fotografías en que el retrato de cada uno de los desaparecidos de Ayotzinapa, nos miran con una mirada que no era para nosotros, que era para la exigencia “oficial” del “catálogo” de los estudiantes, retratos estatales, retratos legales que nos miran desde el extremo horror de la ilegalidad: desaparición forzada.
Fotografías que acusan en sus letras/palabras/gritos:
FUE EL ESTADO, “Vivos se los llevaron, Vivos los queremos”, llevadas por los niños que fueron una vez los 43, niños y niñas a quienes no les podemos ofrecer como una alternativa posible, su futura desaparición en manos/garras de un Estado que les debe proteger.
Fotografías vacías de personas, con palabras que rugen una ausencia rodeada de libros, pupitres, naturaleza. De tanta ausencia es que ahí los vemos una vez más, les ponemos rostros, el de los padres, el de las madres, el de las desaparecidas y los desaparecidos de nuestros países, desaparecidos de américa latina.
Fotografías con trabajadores, defensores, abogados de DDHH. Abogados dispuestos a utilizar la fotografía como un medio más de prueba para la defensa.
Fotografías desde la lengua italiana, Somos todos Ayotzinapa en vez de Todos Somos Ayotzinapa. Ideogramas desde Delhi y Japón, símbolos de artistas, ingenuas letras, pura universalidad, universalizando la MEMORIA, la MEMORIA de los 43 de Ayotzinapa.
Fotografías en que escuchamos/leemos un categórico:
“SI A LA VIDA”
“No Podemos ni Queremos Olvidar”, “Todos Somos Familiares”, en cuerpos se ha escrito: “Quieren enterrarnos , olvidaron que somos semilla”,
“de vida” se agrega en el vientre de una joven embarazada.
“COSA AVETE FATTO”
“QUÉ HAS HECHO”
Y yo me pregunto ¿Qué les hemos permitido hacer? Que nos tiene sobre el clamor y la ira, aunque en la esperanza y negándonos a llorar en silencio. La Acción Visual AYOTZINAPA de la cual el padre creador, el padre que nos fuerza, que nos apremia a encontrar a nuestrxs desaparecidxs, es el fotógrafo Marcelo Brodsky, es una acción enemiga, contrincante, antagonista del olvido, una amante de la MEMORIA.