¿En qué piensa el Mineduc?

¿En qué piensa el Mineduc?

Por: Mario Aguilar, Carlos Astudillo y Carlos Soto | 26.08.2016
En un gobierno que no ha dado la menor señal de buscar transformar la estructura económica y política que determina nuestras relaciones sociales, la eliminación de filosofía del plan Común (junto con Historia, Física, Química y Biología) parece querer decir varias cosas. Sin duda ni los profesores, ni las universidades, ni los estudiantes hemos sido parte de estas nuevas definiciones del proyecto escolar.

Pocas semanas luego de fuese presentada un nefasto proyecto de “reforma” a la educación superior, que evidentemente no encamina nuestras instituciones hacia el desarrollo público (como quedara demostrado en la destitución de la Rectora Roxana Pey) por mantener el control de la banca privada en la cooptación de los recursos públicos, y por desconocer la democratización de las universidades, el ministerio de educación vuelve a arremeter con una “Propuesta de estructura curricular para tercero y cuarto medio”, donde nos sigue sorprendiendo por la brutalidad de sus decisiones. Esta vez, con la eliminación de la Filosofía en el Plan Común de tercero y cuarto medio.

Esta escena es un revival de algunos años atrás cuando el gobierno de la Concertación, hoy Nueva Mayoría, disminuyó las horas asignadas a Filosofía para quedar esta confinada a los últimos años de educación media. Los argumentos apenas han variado. Los partidos que operan, tampoco.

En un gobierno que no ha dado la menor señal de buscar transformar la estructura económica y política que determina nuestras relaciones sociales, la eliminación de filosofía del plan Común (junto con Historia, Física, Química y Biología) parece querer decir varias cosas. Destacaremos algunos puntos

1.- El diagnóstico sobre el cual se funda la exclusión acusa la falta de “una base cultural común” en la disposición curricular actual, de tal manera, que el “principio de equidad curricular” se ve directamente mermado.

Ante esto debemos preguntarnos seriamente por las razones que llevan a los tecnócratas a eliminar el “pensamiento” filosófico de los principios culturales que deben animar la vida en común. Si el horizonte de la asignatura de filosofía es el ejercicio del pensamiento, entonces para el mineduc el “pensar” se encuentra fuera de su proyecto de comunidad. El ministerio promueve entonces la disposición educativa de los estudiantes como meros reproductores de conocimiento, sin capacidad crítica, y por lo tanto, sin posibilidad creativa.

2.-En la ficha número 23 (sic), al definir los ejes que determinan el plan diferenciado nos argumentan que el objetivo de estos ramos de especialización será realizar la Transición (palabra que debe costarle caro a los partidos de la Nueva Mayoría) entre la educación media y la educación profesional o universitaria. ¿Por qué asignar entonces la misión de preparar a los estudiantes para la educación superior a través de ramos electivos, y no de una estructura fuerte en el Plan Común? Nuevamente el ministerio profundiza la segregación social a través de la elitización de áreas de desarrollo como la filosofía, que sin duda en escuelas más “afortunadas” de este país la seguirán teniendo en sus pilares basales.

3.- El documento dice recoger como demandas sociales elementos tales como “favorecer el desarrollo integral y bienestar subjetivo de los estudiantes” o “desarrollar capacidades para aprender a lo largo de la vida”. Ante lo cual responde falazmente con la “Disminución de la diversidad de asignaturas”. Una de dos; o bien no comprenden las posibilidades que otorga la filosofía en relación al aprendizaje (ante lo cual creemos más necesaria aún la permanencia de la asignatura a lo largo de toda la vida escolar); o bien la conocen y buscan limitar el desarrollo integral y el bienestar de los estudiantes.

El mineduc sigue remando a contrapelo de la sociedad para la cual debe estar por definición abocado. Sin duda ni los profesores, ni las universidades, ni los estudiantes hemos sido parte de estas nuevas definiciones del proyecto escolar. Reflejo por supuesto del concepto tecnocrático con el que ha funcionado el gobierno en cada una de estas pseudo-reformas. Por otra parte, en ninguna línea del programa de gobierno se planteó esta reforma al currículo escolar; esto evidencia una condición casi mitómana de este gobierno, por una parte no cumple con las reformas prometidas en su programa de gobierno y por otra parte impulsa reformas que nunca fueron comprometidas y que van completamente a contrapelo de lo que está demandando el mundo social y en este caso específico las comunidades educativas.

 En este sentido recomendamos al “ministerio” no sólo dejar de  visualizar el programa de filosofía como un electivo suplementario a la formación escolar, sino más bien comenzar a pensar realmente en el aporte que puede realizar la lectura filosófica en la educación en general. Pensar por ejemplo el aporte de filosofía en la enseñanza básica, como en las escuelas de adultos, que sin duda han dado mejores señales en el fomento del aprendizaje, que cualquier criterio de “calidad” con el que sucesivos gobiernos han estandarizado la práctica educativa. Pero también que tengamos la posibilidad de replantear el marco curricular con el que la filosofía ha estado asfixiada por años en las escuelas.

Sin duda debemos retomar la defensa de la filosofía y las humanidades, como la chance del ejercicio crítico en los estudiantes evidentemente, pero sobre todo como defensa de la posibilidad de lo público en la educación.

No podemos saber en qué está pensando el ministerio al aplicar este tipo de reformas, probablemente porque aún no ha comenzado a pensar. Claramente les faltó más filosofía en su formación educacional.