En el contexto del colaboracionismo de la iglesia católica española con el franquismo y de la argentina con la junta militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, resultaba una particularidad el compromiso que en Chile los curas y obispos tomaron por los perseguidos y los derechos humanos, bajo el liderazgo del cardenal Raúl Silva Henríquez. Era otra iglesia católica, muy distinta a la de hoy, la que retrata Patricio Guzmán en este documental realizado para la Televisión Española.

En entrevista realizada por El Desconcierto en 2013, Guzmán afirmaba que “mientras existió la Teología de la Liberación hubo una gran organización de base que la Iglesia Católica tenía en América Latina para ayudar a las masas populares, apoyados por las mejores inteligencias del Brasil y de muchos otros países. Eso yo lo vi con mis propios ojos porque conocí personalmente a todos esos teólogos. Es extraño decir esto, pero el papa Wojtyla era mucho más anticomunista que católico. Y Ratzinger fue su ejecutor. Y para qué hablar de Chile: la iglesia chilena era una maravilla, después de la brasileña, ésta era una cantera de tolerancia y los obispos no eran pechoños, eran hombres de Estado, que pensaban en el país y no en su credo, eran impresionantes y por eso Allende también tuvo en ellos un apoyo importante. El cardenal Silva Henríquez sentía un afecto personal por él”.

En En nombre de Dios, se muestra el rol de dos de los sacerdotes actualmente investigados por el Vaticano, Mariano Puga y José Aldunate. El primero, como párroco de La Legua, y el segundo, como cabeza del Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo.

Puga explica cómo, al llegar al mundo poblacional, comprobó que los ritos católicos no guardaban ninguna relación con la cultura y los códigos de la gente. Por ello promovió, por ejemplo, que en los matrimonios la pareja estuviera en el altar, como los protagonistas, mientras el sacerdote tomaba un lugar secundario junto a la comunidad. Afirmaba que es necesario “hacer una liturgia de y para el pueblo. Que sus experiencias sean la base y fundamento de la liturgia, es un desafío"

Ante la pregunta de si las autoridades de la dictadura son católicas y cristianas, el cardenal Silva Henríquez lo dice todo, sin decirlo: “Yo no puedo decirle eso. Ellos se dicen católicos y cristianos”.

Vea el documental aquí, desde la web de Patricio Guzmán