Yogatips: Practicar en vacaciones
Normalmente, la respuesta correcta es algo así como “tómate un descanso, has practicado super bien todo el año”; “por supuesto que puedes parar un par de semanas, incluso, un mes si estás de viaje, cuando vuelvas podemos retomar”; y otras frases por el estilo. Muchos necesitan escuchar esto de labios de su profesor para permitirse a sí mismos descansar.
A veces, este descanso es muy necesario por la exigencia de algunas prácticas; otras veces es recomendable para que la musculatura y la mente puedan procesar lo que se ha hecho durante el año. Además, hay que considerar que estando de viaje, no siempre vamos a encontrar un lugar apropiado para practicar. En este caso, tal vez lo mejor es enfatizar que nos mantengamos en el presente y nos desconectemos de todo, incluso del yoga; que tratemos de sumergirnos en las nuevas experiencias, la belleza de los paisajes o la profunda relajación y la comodidad; que nos carguemos lo más posible de alegría y amor para volver renovados. Este consejo siempre es correcto.
No obstante, en algunos casos la práctica se ha convertido en un hábito tan arraigado que soltarla genera demasiada incomodidad o que la persona está en una etapa de su proceso en que en realidad no debiese soltarla ni siquiera en vacaciones. Cuando esto sucede, la regla general es hacer algo sencillo, que no nos consuma demasiado tiempo ni energía. Lo que buscamos en verdad es solo seguir desarrollando la disciplina y experimentar ese equilibrio, expansión y energía en todo nuestro ser, tan característico del yoga.
[Te puede interesar] ¿Cómo puede aportar el yoga contra los trastornos del sueño?
Pensando en la sencillez, las técnicas más adecuadas son la meditación y el prāṇāyāma, ya que solo requieren de un lugar apacible donde uno pueda sentarse o acostarse de manera cómoda.
Sin embargo, la mayoría va a necesitar o desear (lo cual está perfecto) algún nivel de trabajo físico. Si la persona posee una práctica personal, podría cortar su práctica a la mitad o incluso a ¼, pero debe conocer qué elementos no pueden faltar. En este caso, probablemente, el practicante tiene un profesor guía y podría diseñar está “práctica de vacaciones” con él o ella.
Lo más común es que la persona asista a clases grupales guiadas en las que todos practican lo mismo, siguiendo al profesor o profesora. Aquí la solución podría ser recurrir a alguna clase grabada en internet u otra plataforma, pero se corre el riesgo de adoptar una práctica de alguien que no puede verte para hacer los ajustes necesarios y además sin conocer sus calificaciones.
Teniendo esto en mente, les quiero recomendar una práctica muy sencilla que, en mi experiencia, más del 90% de quienes leen esta columna debiese poder realizarla. Además, posee la virtud de que se puede realizar por sí sola o hacerse al comienzo o al final de una práctica más larga que incluya otras posturas y movimientos.
Pādāṅguṣṭhāsana (postura de los dedos de los pies)
Párate en la postura de la montaña con los pies juntos, estirando las piernas y la columna y toma algunas respiraciones profundas, siempre por la nariz. Separa tus pies al ancho de las caderas e inhalando levanta los brazos hasta la altura de los hombros y toma la zona lumbar con las manos. Exhalando flexiona el tronco hacia adelante con la columna estirada, mientras las manos descienden tocando la zona trasera de las piernas. Inhalando vuelve arriba como si estuvieras levantando una bandeja. Repite el movimiento de manera continua varias veces, mínimo 6, y en la última toma los tobillos o los dedos gordos de los pies. Exhalando acerca el abdomen y el pecho a las piernas y mantén la postura entre 5 a 10 respiraciones profundas. Para salir flexiona un poco las piernas e inhalando levanta el tronco con suavidad. Puedes hacer todos los movimientos y la mantención con las piernas semiflectadas.
Trikoṇāsana (postura de los 3 ángulos)
Desde la montaña, separa los pies entre 60 cms y un metro, con los pies paralelos, mirando hacia adelante. Gira el pie derecho hacia la derecha y exhalando flexiona el tronco hacia la derecha con la columna muy estirada. Inhalando vuelve arriba y haz lo mismo del lado izquierdo. Repite el movimiento de 3 a 5 veces. Luego, sostén la postura durante 5 a 10 respiraciones profundas, con la columna larga y el pecho abierto. Inhalando vuelve arriba y repite al lado izquierdo manteniendo la misma cantidad de tiempo. Finalmente, inhalando vuelve arriba y exhalando regresa a la montaña.
[Te puede interesar] El yoga en la vida contemporánea: “No es hacer todos los días saludos al sol"
En el video se puede ver que la persona se toma el pie o el tobillo, pero también podemos tomarnos la pantorrilla o incluso el muslo en casos de mucha rigidez. Además, podemos flexionar el brazo que queda arriba y apoyar la mano en la cadera. Esto es de especial importancia para las personas que sufren de hipertensión arterial.
Cierre (esto lo hacemos al final, después de todas las posturas y movimientos)
Siéntate en una postura cómoda con la espalda estirada, respira profundo y observa la respiración durante el mayor tiempo posible. Luego, acuéstate en śavāsana y mantén el cuerpo inmóvil y cómodo durante algunos minutos. Finalmente, muévete como al despertar, gira a un costado y suavemente toma asiento.
Esta secuencia energiza y elonga las piernas, moviliza la zona lumbar y activa suavemente los riñones, la vejiga y los intestinos en particular. Espero que les resulte de mucha utilidad en sus vacaciones.
Esta serie de columnas tituladas «Yogatips«, originales de Yoga Mandiram, son parte de una alianza con El Desconcierto.