La inclusión laboral es una necesidad para las organizaciones

La inclusión laboral es una necesidad para las organizaciones

Por: Jorge Bustos | 05.11.2022
"Diversidad es que te inviten a una fiesta. Inclusión es que te saquen a bailar". Diversidad es el primer paso, poder estar ahí; pero no basta. La diversidad, en sí misma, no tiene valor. El valor agregado de la diversidad lo aporta la inclusión, porque implica, además, que cuenten contigo. La inclusión consiste en pertenecer al grupo, y sentirse único: aportar desde la diferencia personal.

Como especialista, no aporto nada nuevo al decir que un ambiente laboral diverso e inclusivo amplía la visión de todos en una organización. Además de motivar y estimular la participación de los colaboradores en diversas tareas de la empresa. Hoy en día, la inclusión laboral es considerada como una importante ventaja competitiva, a la que millenials y Generación Z son especialmente sensibles.
Es un reflejo de la sociedad presente y la base para el desarrollo futuro, motivo por el que la normalización de estos conceptos se está convirtiendo en una prioridad y objetivo para las áreas de reclutamiento y selección de las empresas, ya que permite ampliar la disponibilidad de talentos, un recurso escaso por estos días y que a futuro lo será más aún. Para entender bien la importancia del cambio que supone trabajar en un entorno diverso e inclusivo, es importante repasar algunos conceptos que resultan clave.
Los primeros conceptos más importantes para una organización son la diversidad e inclusión. Uno no subsiste sin el otro. Algunos consultores como Verna Myers de Netflix, lo definen de manera muy gráfica: “Diversidad es que te inviten a una fiesta. Inclusión es que te saquen a bailar”. Diversidad es el primer paso, poder estar ahí; pero no basta. La diversidad, en sí misma, no tiene valor. El valor agregado de la diversidad lo aporta la inclusión, porque implica, además, que cuenten contigo. La inclusión consiste en pertenecer al grupo, y sentirse único: aportar desde la diferencia personal.
Otros valores fundamentales son la igualdad y equidad. La primera reconoce la equiparación de todos los colaboradores en derechos y obligaciones: implica brindar un trato idéntico a todas las personas. Sin embargo, la igualdad no resulta suficiente bajo el supuesto válido que no todos tenemos las mismas necesidades. En ocasiones la igualdad puede resultar injusta. La equidad viene a complementar el concepto. Se basa por supuesto en el principio ético irrenunciable de igualdad, pero teniendo en cuenta las diferencias y circunstancias individuales de cada uno.
También vale la pena señalar los problemas que pueden enfrentar las empresas con sus colaboradores frente a un cambio, como, por ejemplo, los sesgos. Estos funcionan como filtros, a través de los cuales percibimos la realidad que nos rodea. Proceden de nuestra educación, entorno social, historia personal: son, en definitiva, los prejuicios y creencias de toda la vida. Y estos son particularmente relevantes cuando estamos hablando de escuchar, de dar oportunidades y de aceptar y contar con personas diferentes a nosotros en el entorno.
Finalmente, resulta evidente que una estrategia de diversidad e inclusión bien implementada puede generar en el corto y mediano plazo grandes beneficios que impactarán de manera muy positiva al ambiente de trabajo y la motivación de sus colaboradores contribuyendo efectivamente a un sostenido incremento de la productividad que va en directo beneficio del resultado del negocio.