De acuerdo al último Informe Anual de Derechos Humanos de la Diversidad Sexual en Chile, el 2019 fue el año más violento para la comunidad LGBTIQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer), al registrar un incremento del 58% en las denuncias. 

Dicha cifra ha ido a la par con el aumento de personas que reconocen públicamente su orientación o identidad sexual disidente y con la proliferación de espacios o barrios reconocidos como diversos. Por este motivo, se vuelve cada vez más relevante disponer de mecanismos que permitan tener espacios seguros para la comunidad. 

Con ese espíritu, Chueca Bar está implementando por primera vez en Chile un sistema contra la violencia hacia personas LGBTIQ+. Se trata del “Protocolo anti agresiones machistas y LGBTFóbicas”, desarrollado actualmente en varios países europeos gracias a la iniciativa de diferentes colectivos feministas, organizaciones e instituciones públicas.

Uno de los casos de éxito ha sido el del ayuntamiento de Barcelona, que instruye a los bares y espacios de ocio público para hacer frente a las situaciones de violencia, poniendo el foco en la persona agredida por sobre el agresor. 

“Buscamos marcar un fuerte precedente en Chile  que lleve a replicar este tipo de iniciativas y a tensionar la discusión para futuras políticas públicas que permitan resguardar mejor a las comunidades LGBTQI+. Por eso, el siguiente paso será llevar la discusión a nivel institucional e impulsar la necesidad de este tipo de iniciativas como un requisito en los espacios de ocio nocturno y bares”, explica Macarena Cortés, fundadora de Chueca Bar.

Maritza Soré Galleguillos y Romina Becerra Reyes han trabajado en el desarrollo de este tipo de proyectos en la diputación de Barcelona, donde la medida ya ha visto sus primeros resultados exitosos. Sus pilares de acción -según explican- se basan en la prevención, atención y acompañamiento a la persona agredida, a través del apoyo individual y colectivo, que permite generar un rechazo a la violencia ejercida y alertar al espacio de la situación.

“Las personas LGBTQI+ estamos terriblemente expuestas a ser violentadas y la realidad es que muchísimas de esas violencias se dan en espacios de ocio nocturno. La única forma de combatirla es la visibilización e incentivar la acción colectiva y comunitaria. Es muy potente que en Chile uno de los bares emblemáticos de disidencias -como lo es Chueca Bar- reconozca este tipo de vulnerabilidades”, destacó Maritza Soré.

El protocolo

El protocolo -escrito y desarrollado especialmente para Chueca Bar- también permite la gestión de agresiones por motivos racistas, implementando una mirada feminista interseccional que da cuenta de la diversidad de experiencias y distintas formas de violencias a las que están expuestas las mujeres y personas LGBTIQ+.

Chueca Bar desarrolló cuatro jornadas de capacitación para su equipa, en las que se instruyeron para reconocer los diferentes tipos de violencia, resguardar a la persona agredida, actuar acorde al protocolo, adoptar roles en situaciones de riesgo y desarrollar herramientas de autodefensa feminista.

Para concientizar y hacer parte a las comunidades del uso de este protocolo, Chueca Bar ha implementado diferentes señaléticas en el bar, además de la entrega de trípticos informativos para clientas, un manual para la equipa y campañas en redes sociales.

Sobre Chueca Bar

Chueca -creado en 2019- es un club diverso y seguro para la comunidad LGBTQI+, que se ha convertido en un punto de encuentro para mujeres y disidencias. Y ha reconocido como uno de los primeros espacios de ocio nocturnos activistas, la cadena de valor de Chueca Bar está formada solo por mujeres, desde su equipa de trabajo hasta los productos que se ofrecen, destacando su barra única de cerveceras artesanales y nacionales hechas solo por mujeres.