Estudio arqueológico revela cómo se producía pigmento en Rapa Nui entre los años 1.200 y 1.650
Una investigación internacional publicada en la revista The Holocene, en la que participaron las españolas UPF y UAB, encontró fosas de producción de pigmento en Rapa Nui, que proporcionan una nueva comprensión de la tecnología prehistórica que se usaba para producirlo.
El equipo de investigadores, vinculados al Museo Moesgaard de Dinamarca, la Universidad de Kiel de Alemania, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), adscrito a la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona), y la UPF (Universidad Pompeu Fabra), halló una serie de pozos utilizados para la producción y conservación de pigmento rojo que data de entre los años 1.200 y 1.650, según informa la UPF en un comunicado.
Las fosas descubiertas eran ricas en partículas muy finas de los óxidos de hierro hematita y maghemita, de un color rojizo brillante.
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Los análisis de geoquímica, microcarbones y fitolitos, unos minerales de origen vegetal, indican que los materiales se calentaron, posiblemente para obtener un color más brillante.
Los fitolitos que se encuentran en los pozos de esta isla de la polinesia chilena provienen, principalmente, de las gramíneas, y los investigadores apuntan a que es probable que se usaran como combustible para calentar el pigmento.
Algunas de las fosas, además, se descubrieron con tapa, lo que indica que se utilizaron tanto para la producción como para el almacenamiento de pigmentos.
Si bien la presencia del pigmento era conocida hasta la fecha, la fuente y el posible proceso de producción no se entendían bien.
Este descubrimiento indica que la producción de pigmento siguió después de la limpieza y quema de la antigua vegetación de palma y que la cultura Rapa Nui tuvo una continuidad, en una escala sustancial, a pesar de los cambios que sufrió el entorno de la isla.
Los hallazgos coinciden con los estudios presentados en el último lustro que contradicen la hipótesis de que la tala de vegetación derivó en la erosión y la escasez de recursos y alimentos, lo que provocó, finalmente, el colapso social, presentada por Jared Diamond en el libro "Col·lapse" (2005).
"Nuestros hallazgos nos brindan nuevos conocimientos sobre la flexibilidad de los grupos humanos para lidiar con las condiciones ambientales cambiantes", destacó la arqueobotánica Welmoed Out, del Departamento de Ciencia Arqueológica y Conservación del Museo Moesgaard.