Por qué bajar impuestos desplomó el gobierno de Liz Truss en Reino Unido
Tras solo 45 días en el poder, Liz Truss se convirtió en la primera ministra más fugaz de la historia del Reino Unido. Esto, después de ser electa por el Partido Conservador para reemplazar a Boris Johnson, quien tuvo que renunciar a su cargo por el escándalo de las fiestas en Downing Street.
No solo la muerte de la Reina Isabel II en su segundo día al mando marcó su gestión, sino la implementación de una polémica política pública que acentuó la crisis económica en el país, y que otros han intentado imitar en el mundo. La medida contemplaba una masiva reducción de impuestos a las grandes fortunas y tenía por objetivo estimular la economía del país, estancada post Brexit.
No fue una acción improvisada, sino que formó parte de sus promesas de campaña, con la que aspiraba a convertirse en la nueva Margaret Thatcher. Sin embargo, su caída comenzó cuando el plan desplomó el valor de la libra esterlina, disparó el coste de la deuda para el Reino Unido y forzó al Banco de Inglaterra a intervenir con una compra de bonos de emergencia para evitar la quiebra de varios fondos de pensiones.
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Finalmente, el 20 de octubre debió renunciar a su cargo, tanto por factores económicos como políticos, “asustando” a los mercados y provocando caos financiero, según comentan tres especialistas a El Desconcierto.
De acuerdo con la académica de la Universidad de Talca y experta en política internacional, Alejandra Márquez Cabrera, Truss “presentó su dimisión tras una serie de factores que tienen antecedentes económicos, pero también políticos”.
Señala que “con respecto a los primeros, la presentación del plan fiscal generó la alarma en los mercados y en la economía británica, acentuando la crisis en este ámbito. A nivel político también se observó un desgaste en su liderazgo”.
En ese sentido, Márquez recuerda que, un día antes de ser obligada a presentar su renuncia, Truss ganó una controvertida votación en el Parlamento sobre la hidrofractura hidráulica, conocida como fracking. Aunque ningún diputado conservador votó en contra de su propio Ejecutivo, 40 se ausentaron de la cámara.
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Crisis por políticas neoliberales
Para José Gabriel Palma Penco, doctor en Economía de la Universidad de Oxford, el programa de la ex primera ministra era un símil del “neoliberalismo de los ochentas”. Palma argumenta que, frente a una “situación fiscal delicada, aumentó los gastos y recortó el impuesto a los ricos y las empresas”, lo que “iba a crear una situación fiscal insostenible”.
Las acciones de Truss, señala el profesor de la Universidad de Santiago, causó que “todos salieran en contra del programa económico: los mercados financieros, el Banco de Inglaterra, los think tanks económicos, el FMI, Biden, etcétera. Truss, para salvar el pellejo, sacó a su ministro de Hacienda y trató de revertir su programa, pero eso la hizo ser más débil aún de lo que estaba”.
Ante este escenario, Palma comenta que “el Partido Conservador se asustó porque en las encuestas caían rápidamente y la sacaron. El que colocaron (Rishi Sunak) es el opuesto a ella; alguien tipo ‘Mario Marcel’ en asuntos fiscales”.
El abogado tributarista Ricardo Guerrero Fernández, fundador y Director Ejecutivo del Centro Contribuye, coincide indicando que “Liz Truss quiso impulsar un cóctel de irresponsabilidad fiscal: rebajar impuestos en 45 billones de libras esterlinas y aumentar el gasto. Es decir, proponía financiar gasto aumentando la ya alta deuda pública, en un contexto de alta inflación y déficit fiscal”.
Agrega que “más aún, las rebajas de impuestos estaban concentradas en segmentos de mayores ingresos, mientras que los impuestos personales seguían incrementándose para la gran mayoría de trabajadores, producto de la inflación. Esto generó una avalancha de críticas desde la oposición, la sociedad civil, e incluso, miembros del Partido Conservador”.
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Rebaja de impuestos: mayor desigualdad
Cuando estaba en el cargo, y viendo el fracaso de su plan económico, Liz Truss destituyó a su ministro de Economía y lo reemplazó por Jeremy Hunt, a quien se le encargó revertir casi todo el programa fiscal implementado. Hunt canceló, entre otras cosas, la rebaja del impuesto a la renta.
Guerrero Fernández afirma al respecto que “la evidencia reciente muestra de manera consistente que bajar impuestos a personas de mayores ingresos conduce a mayor desigualdad y que no tienen efecto significativo en el crecimiento económico o en generar mayor empleo”.
El ex asesor de Política Tributaria del Ministerio de Hacienda agrega que “esas rebajas generalmente mejoran la posición de las personas de mayores ingresos a costa de aumentar los déficits fiscales de los países”.
De acuerdo con José Gabriel Palma, este tipo de propuestas “no funciona en ningún país, salvo que parta de finanzas públicas saludables que resistan la rebaja de ingresos públicos, y que hayan ricos que usen la plata en forma productiva”. Añade que “ninguna de esas condiciones se da en Chile, o la mayor parte de los países occidentales”.
Según concluye Alejandra Márquez, “el paquete de medidas con recortes de impuestos que pretendía implementar, como una división política que exacerba el caos en el gobierno, genera una crisis que Reino Unido debe saber enfrentar con un líder de unidad”.