18-O: Cronología de la agitada jornada que encendió el comienzo del estallido social
Al cumplirse tres años del estallido social que dio inicio a un camino constituyente que aún no culmina con una nueva Carta Magna para el país, muchos chilenos recuerdan lo sucedido, y también lo vivido, ese histórico viernes 18 de octubre del 2019.
La jornada comenzó normal como cualquier otra, pero fue antecedida por varios días de protestas que comenzaron el día lunes 14, con el icónico momento en que los estudiantes secundarios saltaron los torniquetes de algunas estaciones del Metro, que rápidamente se transformarían en el epicentro de una caótica noche.
[caption id="attachment_782968" align="aligncenter" width="2560"] Un grupo de estudiantes secundarios realizó una evasión masiva en Metro La Moneda. Foto: Agencia UNO[/caption]
Del “Esto no prendió, cabros” al caos
Martes, miércoles y jueves se sucedieron con protestas que cada vez se hicieron más multitudinarias, y con la ya clásica y legendaria frase de “Esto no prendió cabros”, que ante todo Chile, el en ese entonces presidente del directorio de Metro, Clemente Pérez, decía por televisión. Nada fue más alejado de la realidad que se viviría horas después, que esa desafortunada declaración.
Las palabras de Pérez sirvieron como un verdadero material combustible que comenzó a empapar todo desde esa misma tarde de 17 de octubre. Lo que vendría después, es precisamente todo lo contrario. Todo se prendió.
Como se dijo antes, la mañana del viernes 18 todo fue normal, salvo algunos grupos que evadieron el pasaje, como los anteriores. Eso, hasta después de la hora de almuerzo.
Diferentes incidentes en varias estaciones del Metro y distintos puntos de Santiago, hicieron pensar que algo de envergadura sucedería. Es por esto que muchos adelantaron su hora de salida y, desde las 15:00 horas, comenzaron su regreso a casa.
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Ya entradas las 17:00 horas, en plena hora punta, comenzó a desencadenarse todo. El flujo normal del servicio del ferrocarril subterráneo se vio seriamente alterado con personas que comenzaron a manifestarse en los andenes de las estaciones a lo largo de Santiago. Trayectos que duraban pocos minutos, incluso se prolongaron por varias horas, mientras diversas estaciones empezaban a cerrar por las manifestaciones.
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Muchas personas decidieron salir de los carros del Metro, que permanecían detenidos, y salir a la superficie, donde el caos comenzaba a apoderarse de las calles. Ya pasadas las 19:00 horas, barricadas y cortes de tránsito hacían más difícil el regreso a casa. Algo iba a pasar y se hacía a cada minuto más evidente en el ambiente.
Los noticiarios de televisión mostraron a grandes grupos de personas que se veían obligadas a caminar debido a la ausencia de transporte público, que comenzó a desaparecer. A esa altura, no sólo Santiago empezaba a arder, pues ya se producían hechos graves de violencia, saqueos y cortes de caminos en otros puntos del país.
Primera reacción del gobierno de Piñera
Al ver que la situación ya se estaba escapando de las manos y la represión policial habitual no estaba dando abasto, el entonces ministro del Interior, Andrés Chadwick, brindó el primer punto de prensa para detallar la situación.
A su lado estaban el expresidente de Metro, Louis de Grange, y la otrora ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt. Por primera vez se le llamó “violentistas” a los manifestantes, se anunciaron querellas por Ley de Seguridad del Estado y se intentó calmar a la población. Eran las 20:00 horas y muchos aún no lograban llegar a sus hogares. Santiago ya era un completo caos vial.
“Hoy vivimos momentos de definiciones. Quisiera hacer un llamado a todos nuestros compatriotas a unirnos contra la violencia y actuar y aislar a los violentistas”, dijo Chadwick aquella tarde ante las cámaras.
Cae la noche, arde el Metro
La convocatoria del gobierno de no unirse a las manifestaciones, surtieron el efecto contrario. Miles de personas en todo el país, pasadas las 21:00 horas, comenzaron un multitudinario cacerolazo en apoyo a las ya miles de manifestantes que salieron a las calles en ese momento.
Al mismo tiempo, la televisión chilena íntegra transmitía en vivo y en directo el incendio de la escalera ignífuga del edificio corporativo de ENEL en Santa Rosa con Alameda, que no podía ser extinguido. Un fiel reflejo de lo que sucedía en diferentes puntos de Santiago, cuando ya eran pasadas las 22:00 horas.
A su vez, se producían saqueos a centros comerciales, tiendas y comercio en general, y ya se reportaban los primeros heridos por enfrentamientos con Carabineros que, caída la noche, salió en masa a intentar controlar, sin éxito, los desórdenes.
Hasta que llegó el hecho más significativo de aquella noche del 18 de octubre y madrugada del sábado 19. Poco a poco comenzaron a llegar reportes de ataques incendiarios a estaciones del Metro en muchos puntos de la ciudad y de manera simultánea.
Imágenes de TV que mostraban las llamas en zonas como estaciones San Pablo, Laguna Sur en la zona poniente, la mayoría de las que están en Avenida Vicuña Mackenna hacia el sur, otras en Américo Vespucio. El reloj marcaba las 23:30 horas y el estallido social ya había comenzado como tal
La imagen de Piñera comiendo pizza
Uno de los hechos que más indignación produjo en la población aquella noche, fue el protagonizado por el entonces Presidente Sebastián Piñera.
Cuando ya los incendios estaban desatados y las calles evidenciaban la presencia de cientos de miles de personas protestando, barricadas y saqueos, al ahora exmandatario se le vio muy tranquilo, comiendo pizzas en un restaurante del sector alto de la capital. Era el cumpleaños de uno de sus nietos, pero el hecho fue tomado por la población como una muestra de desconexión con la ciudadanía.
“Chile se quema y él come pizza”, fue el recordado titular del medio italiano Corriere della Sera que se replicó masivamente en la prensa extranjera, destacando esta actividad de Piñera en medio del caos.
Estado de Emergencia
Luego de consumir pizzas, Sebastián Piñera arribó a La Moneda pasada la medianoche, para declarar el Estado de Emergencia en las provincias de Santiago y Chacabuco.
El jefe de Defensa Nacional, general Javier Iturriaga del Campo (actual comandante en jefe del Ejército), fue designado como el militar a cargo de estas zonas, estableciéndose así el primer toque de queda para la población, que sería vigente desde la noche del sábado 19.
Las provincias de Valparaíso y Concepción se sumarían rápidamente a este Estado de Emergencia, debido a que las manifestaciones se repitieron con igual violencia en distintos puntos del país. De hecho al día siguiente, prácticamente todo el país estaba bajo toque de queda, que se extendía desde las 19:00 horas hasta las 06:00.
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En la mañana del sábado 19 de octubre, con la salida del sol, se pudo observar la magnitud del inicio del estallido social: 118 de las 136 estaciones del Metro con daños parciales, 25 de ellas completamente quemadas, decenas de supermercados saqueados o íntegramente siniestrados.
[caption id="attachment_782972" align="aligncenter" width="2560"] Imágenes del metro San Pablo consumido por las llamas. Foto: Agencia UNO[/caption]
Pero lo material no fue lo peor. Con el pasar de los primeros días se contabilizaron 34 fallecidos, siendo recordados los cinco que perecieron, en causas que aún se investigan, en el gran siniestro de la fábrica Kayser de Renca, uno de los íconos de la histórica revuelta social.
La guerra imaginaria de Piñera
El día 21 de octubre, cuando el mandatario ya tenía la decisión adoptada de sacar a los militares a las calles para reprimir las manifestaciones (lo que haría a los pocos días después), y en cadena nacional, Piñera apeló a una declaración una por la cual es criticado hasta el día de hoy.
“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie, que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite”, dijo ante todo el país.
Los reproches se escucharon no sólo al interior de nuestro país, sino de diversos lugares del mundo. Al año siguiente, intentó explicarlas. “Todo lo que se dice en este país con la mala calidad de la política que tenemos, se interpreta de la peor forma posible”, argumentó.
"Me refería a la guerra contra la violencia y la violencia es un enemigo poderoso como lo dije. Prueba de ello es que destruyó nuestro sistema de transporte público, destruyó iglesias, destruyó monumentos patrios, destruyó establecimientos comerciales, destruyó sueños y proyectos”, añadió.
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