Epidemióloga advierte sobre permisos de vacaciones: “Quienes se desplacen a los balnearios y enfermen, van a saturar lugares de atención ya muy restringidos”
Sólo hasta este jueves, se oficializó una cifra que supera los 100 mil permisos de vacaciones tramitados desde el 4 de enero, lo que significa que en escasas 72 horas esta autorización especial implementada por el Ejecutivo y con vigencia desde el primer lunes de ese año ha sido seriamente demandada.
En tiempos de pandemia y con cifras que peligrosamente van al alza, esperándose para las semanas próximas un escenario aún más preocupante que el que ya se observa en el país, a través de imágenes de campings y playas repletas de gente que se aglomera sin mantener las medidas básicas de cuidado, lo peor parece estar por venir, como ya lo han anticipado varios expertos.
Considerando además este inusual tráfico de personas que se están trasladando masivamente entre regiones, lo que ya se observa como complejo, amenaza con llegar a un límite que mantiene en alerta a la comunidad médica.
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“Es esperable que la gente se desplace desde la Región Metropolitana hacia otras regiones donde hay balnearios y otras zonas que normalmente han sido de vacaciones, el gran problema es que los chilenos tienden a vacacionar todo juntos un mes, en febrero“, nos ilustra al respecto la médica especialista en salud pública Muriel Ramírez.
“Lo ideal sería que pudiesen espaciar el tiempo de vacaciones, lamentablemente no se ve que haya una organización para ello“, agrega la especialista en epidemiología que además nos entrega una perspectiva regional de la crisis sanitaria, como habitante de la Región de Coquimbo.
Ajena a la vorágine de la capital, la visión de Ramírez cobra relevancia considerando que en regiones no siempre existen los recursos que demanda una crisis de salud de la envergadura del COVID-19, que en nuestro país ya cursa su décimo mes con índices en ascenso.
Veraneantes pueden generar siembra de contagios entre residentes
“En la mayoría de las regiones están con cifras rojas en ocupación de camas y aumento de contagios, entonces las personas que se desplacen a los balnearios y pudiesen presentar la enfermedad, van a saturar los lugares de atención, que ya están muy restringidos para los propios habitantes y residentes de las regiones“, advierte la magíster en salud pública.
Al hipotético escenario planteado por la doctora se adiciona una variable no menos significativa que ella misma pone sobre la mesa. “Pueden hacer siembra de contagios a los residentes en los lugares donde están pernoctando o van a alimentarse y a recrearse y eso puede generar una carga muy difícil de sobrellevar en los hospitales“, agrega la especialista apuntando a los viajeros estivales.
La implementación de los centros asistenciales, es otra arista que releva nuestra entrevistada. “Hay que tener en consideración, además, que en muchos de los balnearios hay centros de salud básicos que no tienen camas y los hospitales que están en las ciudades más grandes los hospitales de las grandes capitales regionales están todos copados, no van a dar cabida para dar atención. Y si están copadas las camas críticas, tampoco va a haber dónde trasladar pacientes. Entonces la situación es muy crítica“, agrega.
“Es esperable que la sobredemanda se extienda entre enero y marzo, lo que se puede esperar es que efectivamente los hospitales regionales colapsen y que haya necesidad de realizar traslados hacia lugares donde esté menos colapsado. El problema es que tenemos muchas regiones donde no hay sólo un tema de camas y ventiladores, sino de personal médico y paramédico que está bastante agotado y cansado“, comenta luego.
“El personal de salud no está en condiciones de volver a vivir esto“
Paralelamente, Ramírez entrega algunos detalles del trabajo que se lleva a cabo en momentos de particular demanda del sistema de salud, lo que representa otro factor que sólo contribuye a estresar más a los equipos, particularmente en medio de una pandemia de larga data en nuestro país.
“Cuando se hacen aperturas de camas extra, normalmente se hacen contratos con profesionales o bien contratos a honorarios y la verdad es que los profesionales no tienen ningún interés en ser contratados para volver a experimentar y vivenciar la situación crítica que se vivió en los meses de invierno. Hay mucho cansancio y agotamiento y el personal de salud no está en condiciones de volver a vivir eso“, asegura.
[caption id="attachment_633354" align="alignnone" width="1187"] Médica especialista en salud pública, Muriel Ramírez[/caption]
Lamentablemente, no existen hasta el momento variables que permitan ver mejor aspectado lo que se vivirá en las semanas próximas y Ramírez así lo corrobora a esta redacción.
“En términos de cifras, el alza de contagios viene desde hace varias semanas, dos o tres en las que los epidemiólogos hemos estado mirando con preocupación las cifras tanto a nivel país como a nivel de regiones, sobre todo del sur. Y ahora empiezan a subir las cifras en algunas ciudades más en el norte. Tenemos en mi región, la comuna de Ovalle que está en fase 2 desde antes de Navidad y recién ahora empiezan a bajar un poco los contagios, lo más probable que ocurra es que entre la segunda y tercera semana de enero tengamos un alza que va ya hacia lo exponencial“.
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En relación a su zona de residencia, la experta asegura que las condiciones sanitarias también son complejas. “En la IV Región, donde yo estoy, nuestro sistema de salud ha estado permanentemente estresado y la ocupación normal de nuestra UCI es sobre el 80%. Si a eso se le agrega el tema del COVID, ahí es donde ocurre el colapso“, anticipa.
Respecto de la dotación de la que disponen, la ex funcionaria de Médicos sin Fronteras, nos ilustra sobre cómo han estado operando, intentando absorber una demanda creciente a niveles tan importantes como preocupantes. “Nosotros normalmente tenemos 56 camas en las UCI de los tres hospitales que aumentaron durante el invierno a 85, como 50% más. Eso de alguna manera, más la situación crítica permanente en la cual el equipo de salud está obligado a trabajar normalmente, hizo que la mortalidad no fuera mayor“, pormenoriza.
“Los equipos de salud están acostumbrados a que los pacientes que necesitan UCI a veces están en camas de intermedios y los pacientes que están en intermedios están en camas habilitadas en los servicios especiales en medicina, esa es la manera en la que normalmente trabaja el hospital de una manera estresada. El equipo de salud está acostumbrado a trabajar así, sin contar con que en el invierno en el Hospital de Coquimbo hubo varios brotes que llevaron a tener a más de 300 personas fuera por cuarentena y eso significó un mayor estrés“, detalla.
Una luz de pequeña esperanza es que los contagios internos pudieran eventualmente remitir, entendiendo la dimensión de la situación sanitaria a la que se encuentra afecta el país por una pandemia con la que se convive hace ya diez meses. “Ahora las personas ya saben mejor cuidarse, usar sus elementos de protección, pero eso no quita que el personal esté realmente agotado“, concluye.