Ser o no ser feminista maradoniana: Tres voces argentinas ayudan a entender el quiebre que provocó la muerte del 10
La inesperada muerte de Diego Maradona generó un profundo duelo nacional y popular como pocas veces se ha visto en Argentina. Por un rato, el coronavirus y la pandemia pasaron a un segundo plano, y les millones de habitantes a lo largo y ancho del país se fundieron en un abrazo único, simbólico y comunitario, que incluyó también un sinfín de distintas expresiones de tristeza, dolor, rabia y cariño.
Pero la partida del 10 también continuó sacando a la luz una serie de conflictos y tensiones que ya se venían desarrollando desde hace algunos años dentro del feminismo, y al ser este uno de los movimientos más multitudinarios y convocantes de la actualidad Argentina, los debates enseguida se replicaron también en las redes sociales, los grupos de amigos y amigas de diversas edades, los entornos familiares, las reuniones de trabajo, entre otros espacios de encuentros colectivos.
Uno de los momentos de mayor tensión durante esos días se vivió cuando varias periodistas y artistas feministas, y hasta las mismísimas Abuelas de Plaza de Mayo, se vieron reprochadas, cuestionadas, y, en algunos casos, agredidas por haber manifestado públicamente su tristeza hacia la muerte de Maradona.
En este escenario tan particular aparecieron también algunos interrogantes: ¿Está mal hacer duelo por Maradona? ¿Son menos feministas quienes lo hacen? O, por el contrario, ¿tienen menos pasión las feministas que no lo lloran? ¿Es este el momento adecuado para criticarlo? ¿Qué tipo de feminismos se están construyendo?
La sentencia hacia el machismo de Maradona, ¿surge dentro de las nuevas generaciones de feministas, o engloban un sentir más general de todo el movimiento? ¿Se pueden separar las actitudes machistas de la época en la que suceden? ¿Se puede amar a alguien más allá de sus contradicciones? ¿Qué hay de fondo y qué hay más allá de esta eterna discusión entre quienes aman al 10 y entre quienes lo condenan?
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Ser o no ser punitivista
En una nota publicada el 29 de noviembre en el diario Página12, la periodista feminista Mariana Carbajal expone sus argumentos ante los fuertes cuestionamientos recibidos por haber homenajeado a Maradona en sus redes sociales:
“Me agotó ese feministómetro que pretende cancelar a quién no se ajusta a su espejo impoluto (...) Ese feministómetro inquisidor que no puede aceptar que se despide a un ídolo popular, que reivindicó su origen villero, que se plantó frente a los poderosos, que se puso del lado de les débiles, que dio alegrías adentro de la cancha, que jugó el mejor fútbol (...) ¿Quién ocultó las conductas machistas de Maradona? No celebro ese lado más oscuro de él (...) Maradona tuvo conductas machistas, pero no pesan sobre él condenas de delitos gravísimos como sí sucede en los casos de otros deportistas y personalidades reconocidas de Argentina”.
La socióloga feminista María Pía López también reflexiona sobre lo sucedido y asegura que los cuestionamientos hacia Maradona y hacia las feministas que expresaron dolor el día de su muerte surgieron, en gran medida, entre grupos de jóvenes denominadas “Radfem” -feministas radicales que proclaman que las mujeres son una clase oprimida por la clase de los hombres y que esta es una cuestión biológica porque la identidad de género no existe para ellas-.
“En su mayoría son adolescentes que crecieron al calor de las grandes marchas del ‘Ni Una Menos’ o de las vigilias por el aborto, y en base a eso constituyeron su subjetividad política. Pero, además, en las redes sociales están también las pibas que todos los días se enteran que hubo un feminicidio, por lo que ese termina siendo el marco interpretativo que organiza sus experiencias”, explica la socióloga.
En cambio, en las generaciones de 30 años en adelante, parece suceder algo distinto:
“Lo que más se ve en esas feministas es la posibilidad de juntar las experiencias de las marchas multitudinarias con otras experiencias que también son populares, como la pasión por el fútbol o las cosas que pasaron en los mundiales y que marcaron a millones de infancias. Son todas cuestiones que las chicas más jóvenes no vivieron y por eso son imposibles de transferir, entonces ellas no tienen esa experiencia sobre Maradona por la cual confrontar lo que sienten respecto de su condición patriarcal”.
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Habitar la contradicción
El debate dentro del feminismo en torno a la figura de Maradona no es algo que empezó ahora, sino hace algunos años. En ese sentido, la periodista deportiva feminista de 38 años, Ayelén Pujol, dice que si bien el movimiento feminista de Argentina viene teniendo una inclinación muy fuerte hacia la gente más joven y es allí donde se dieron las mayores críticas hacia Maradona, también algunas compañeras de su misma edad expresaron sus cuestionamientos hacia el jugador.
“Yo creo que todas las miradas son válidas, lo que no sirve es el dedo inquisidor; nadie te puede venir a decir quién tiene que ser Maradona para vos porque eso es algo que está atravesado por un montón de cosas. En el fútbol femenino, por ejemplo, ante la falta de referentes mujeres, Diego se convirtió en el referente, tanto dentro como fuera de la cancha por sus declaraciones, de muchísimas lesbianas y trans que quisieron jugar al fútbol, porque Maradona fue eso también: el pibe villero que se reveló contra lo establecido, que tuvo dos sueños en su vida y los cumplió. Y después hay otras compañeras que capaz escuchaban más al Maradona-demonio, que es otra parte de él que también conocimos muy bien. Por eso yo creo que la diferencia está en que algunas habitan la contradicción y otras no.”
Las contradicciones de Maradona son numerosas y complejas: durante toda su vida, su machismo y actitudes violentas se contrapusieron con acciones y gestos que también lo definían como persona. Un ejemplo muy claro de esto es la anécdota que cuenta la la actriz y periodista travesti Florencia de la V en el artículo que escribió la semana pasada para expresar sus diferencias hacia quienes lo critican y homenajearlo:
"¿Saben quién fue el primero que me llamó para felicitarme cuando logré obtener el cambio de identidad? Diego Armando Maradona. (...) '¡Muy bien, Florcita, se hizo justicia!', fueron sus palabras. ¿Cómo puedo olvidar ese gesto? Diego había comprendido antes que nadie el significado de ese fallo, la justicia social a un colectivo tan discriminado como lo fue él por cabecita negra. Ese Diego quiero despedir: el que ocupa un lugar en lo más sagrado de la memoria popular argentina y en nuestros corazones ¿Y por ser travesti y feminista no puedo llorar al 10? ¡Por favor! Déjenme llorarlo en paz".
Por su parte, María Pía López afirma que lo que finalmente terminó explotando dentro del movimiento feminista con la muerte de Maradona es una pregunta que muchas compañeras ya venían analizando desde hace un tiempo: ¿Con qué grado de complejidad hay que pensar las lógicas del feminismo?
Y en relación a eso, la socióloga analiza que últimamente se viene construyendo una sensibilidad feminista enteramente alrededor de la cuestión de la violencia:
“Desde ahí es que deriva la lógica de víctima-victimario y la cultura del castigo, de la cancelación y del linchamiento; es decir, una lógica de clase estricta, porque en general se termina de ejercer sobre cuerpos masculinos, pero marcados por la raza y la clase. Es un tipo de feminismo que termina teniendo un fuerte costado punitivista y biologicista, en donde los cuerpos trans son totalmente excluidos”.
Feminismos marrones
“Por eso lo importante es poder reflexionar sobre cómo pensamos y qué experiencias constituyen nuestra sensibilidad: si esas experiencias son solamente aquellas que están cerradas sobre un género ya marcado, una clase, o una generación, o si son experiencias abiertas a poder reflexionar sobre la complejidad y los matices que puede llegar a tener cada persona”, observa María Pía López.
Entonces, parecería interesante poder preguntarse también si cuando decidimos condenar a Maradona por representar los aspectos más negativos del patriarcado, también estamos teniendo en cuenta otros aspectos de su vida y su historia como por ejemplo su condición de clase o el racismo que siempre despertó en Argentina el hecho de que el jugador haya sido nacido y criado en la extrema pobreza de un barrio humilde y popular.
Para Sandra Hoyos, licenciada en Política Social y activista feminista integrante de Identidad Marrón -un colectivo de personas marrones, hijos e hijas y nietos y nietas de indígenas y campesinos y campesinas de América-, es importante poder pensar el racismo en Argentina no solamente como algo asociado a las identidades racializadas afro, sino también a las propias características de nuestros territorios, es decir, a las identidades étnicas originarias, porque justamente "ese es el racismo que más nos cuesta ver: el que sucede dentro de nuestra sociedad".
La licenciada explica: “Generalmente, cuando se habla de Maradona, se sigue sin hablar del racismo, porque se lo reivindica mucho desde lo que la gente asocia con lo popular, esto de que por el hecho de ser pobre logró que muchas personas se reflejen en su ejemplo y se puedan proyectar en la vida con sus deseos y sus sueños como lo hizo él. Pero hablar de lo popular también implica hablar del ‘cabecita negra’, del ‘negro de mierda’ o ‘el pibe chorro del barrio del conurbano', como tanto se acostumbra a decir acá, y todos esos son temas que siempre se evitan muchísimo”.
Otra cuestión interesante para analizar es la forma en la que el racismo hacia Maradona aún hoy continúa vigente en ámbitos como por ejemplo la Selección Argentina de rugby: “A diferencia de lo que pasó en la mayoría de los deportes, Los Pumas prefirieron no hacerle ningún homenaje a Maradona, mientras que selecciones como los All Black sí lo hicieron, y da la casualidad que justamente muchos jugadores de esa selección son negros”, advierte Sandra.
Por otro lado, para analizar los aspectos más machistas y violentos de la personalidad de Maradona, y que también forman parte importante del ámbito del fútbol, Hoyos toma como ejemplo los hechos ocurridos durante el velorio del 10:
“Los disturbios de ese día remiten claramente a cuestiones vinculadas con la violencia y a cómo estos ámbitos machistas se instalan como algo natural y tienden a reproducirse. Por eso es importante que podamos reflexionar sobre esas cuestiones sin que eso tenga que significar la cancelación de los procesos de construcción identitarios que también generó Maradona en muchos sectores marginados de la sociedad”.
El fin de una era
Ayelén Pujol asegura que la muerte de Maradona también significa el fin de una era:
“Una era que fue una forma de vivir, de sentir y de jugar al fútbol, y también una era en cuanto a la forma de entender los géneros, la masculinidad y las construcciones de las idolatrías”.
Si bien aún queda un camino largo y complejo por recorrer, es posible afirmar que, gracias al movimiento feminista, esa idea de masculinidad machista y misógina que nombra Ayelen, y que incluye a Maradona en particular y a toda la sociedad en general, ha logrado ser cuestionada y en la actualidad ya está empezando a cambiar.
“Maradona formó parte de un contexto bastante distinto al de ahora, y creo que sería interesante que nos preguntemos qué pasaría si él hubiera sido joven en este contexto, en donde, por ejemplo, dentro del fútbol estamos recuperando nuestras historias y nuestras ídolas, estamos implementando la Ley Micaela, creando espacios de género, protocolos, y hasta incluso empezando a cuestionar la división binaria del deporte. Por eso, más allá de los aspectos positivos o negativos de Diego, creo que lo que estaría bueno poder entender, es que Maradona también se va cuando todo eso que tanto quisimos y por lo que tanto luchamos, al fin está empezando a suceder”, concluye Ayelén.