Conferencia sobre los Océanos termina con un pedido de mayor acción ante emergencia global
Gobiernos, expertos y representantes de la sociedad civil se reunieron recientemente en Lisboa (Portugal) para celebrar la segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos. Acordaron que las medidas para proteger los océanos del mundo se están retrasando peligrosamente, y se asumieron varios compromisos para acelerar su aplicación.
Tras dos años de retrasos debidos a Covid-19, más de 6.000 personas de más de 120 países asistieron a la conferencia realizada entre el 27 de junio al 1 de julio, que concluyó con la adopción de una declaración política no vinculante, "Nuestro océano, nuestro futuro, nuestra responsabilidad". Los delegados de alto nivel se declararon "profundamente alarmados por la emergencia global a la que se enfrenta el océano", cuya sostenibilidad es "crítica" para el planeta.
El Secretario General Adjunto de la ONU para Asuntos Jurídicos, Miguel de Serpa Soares, dijo en la clausura que la conferencia "nos ha dado la oportunidad de desentrañar cuestiones críticas y generar nuevas ideas. También ha dejado claro el trabajo que queda por hacer y la necesidad de ampliarlo para la recuperación de nuestro océano".
Sin embargo, las ONG ecologistas han criticado el carácter no vinculante de la declaración de clausura, y cuestionado por qué no hubo un informe sobre el progreso hacia los objetivos establecidos durante la primera conferencia de la ONU sobre los océanos, en Nueva York en 2017. Tampoco hubo un medio de control para la implementación de nuevos objetivos antes de la próxima conferencia, dijeron.
Pepe Clarke, responsable de océanos de WWF, dijo: "La verdadera prueba del éxito de la segunda Conferencia de la ONU sobre los Océanos llegará en los próximos meses. WWF quiere ver políticas globales, como nuevos y sólidos tratados para alta mar y los plásticos, una acción continuada para frenar las dañinas subvenciones a la pesca y lograr una protección del 30% del océano mundial".
Promesas y compromisos
Los participantes registraron casi 700 compromisos voluntarios en la conferencia, según los organizadores. Muchos de ellos estaban relacionados con las áreas marinas protegidas (AMP), que se consideran una de las mejores herramientas para proteger los hábitats para las población, las economías, la biodiversidad y el clima.
Más de 100 países se unieron a la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas, un grupo de naciones que defiende el objetivo de proteger al menos el 30% de la tierra y los océanos del mundo para 2030. Este objetivo es también una meta en el actual borrador del marco global para la protección de la naturaleza 2021-2030, que se espera sea adoptado en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la ONU a finales de este año. En la actualidad, alrededor del 8% de los océanos del mundo están protegidos.
"El océano no puede funcionar por sí solo, especialmente cuando buscamos soluciones. Está conectado con toda la biodiversidad del mundo", dijo Elizabeth Mrema, secretaria ejecutiva del CDB. "Ahora estamos trabajando en un nuevo marco de biodiversidad, que también abarcará la acción en los océanos. Los océanos son transversales a la mayoría de los objetivos de biodiversidad".
El presidente saliente de Colombia, Iván Duque, asistió a la conferencia y anunció la creación de tres nuevas AMP y la ampliación de la zona de exclusión de pesca en el santuario de Malpelo, frente a la costa del Pacífico colombiano, un hábitat crítico para muchas especies marinas. El país tiene ahora más del 30% de sus aguas territoriales cubiertas por AMP. Guatemala también se comprometió a crear o ampliar ocho AMP, mientras que Uruguay presentó una hoja de ruta para crear una red de AMP.
Un grupo de organizaciones filantrópicas, entre las que se encuentra el Fondo de la Tierra de Bezos, se comprometió a invertir 1.000 millones de dólares para la conservación de los océanos en los próximos ocho años. El Banco Europeo de Inversiones dijo que invertirá 150 millones de euros (151 millones de dólares) adicionales en la región del Caribe, mientras que el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) se comprometió a destinar 1.200 millones de dólares a la región.
Otros compromisos se centraron en la prohibición de las prácticas pesqueras destructivas. Tailandia se comprometió a dejar de expedir licencias de pesca comercial a los arrastreros de fondo, mientras que Noruega se convirtió en el primer país europeo en compartir los datos de seguimiento de sus buques con la iniciativa Global Fishing Watch, haciendo así mucho más transparentes sus operaciones pesqueras. Una coalición de ONG presentó también un atlas para rastrear la pesca de arrastre ilegal en el Mediterráneo.
Desafíos por delante
La explotación minera de los fondos marinos ocupó un lugar destacado en Lisboa, con varias sesiones de alto nivel presididas por Michael Lodge, jefe de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), el organismo de la ONU encargado de elaborar un conjunto de normas que regulen la extracción de minerales del fondo marino.
Por el momento, la explotación minera de los fondos marinos sólo está en fase de exploración. Pero el año pasado, el estado insular de Nauru, en el Pacífico, activó una cláusula que permite iniciar la explotación minera antes de julio de 2023, sean cuales sean las normas vigentes en ese momento. Científicos y activistas llevan tiempo pidiendo una moratoria de la minería hasta que se recopilen más datos sobre sus impactos.
Activistas piden que se prohíba la minería de aguas profundas ante la Conferencia de la ONU sobre los Océanos en Lisboa (Imagen: Regina Lam / China Dialogue Ocean)
En Lisboa, estos llamamientos recibieron un respaldo político en un acto paralelo repleto de gente en el que se lanzó una alianza mundial de países que apoyan una moratoria. Líderes de Palau, Fiyi y Samoa, junto con representantes de grupos indígenas y ONG medioambientales, pidieron que más países se unieran a la alianza.
"Este es un daño que podemos detener antes de que comience", dijo Frank Bainimarama, el primer ministro de Fiyi. "Debemos exigir a nuestros líderes electos que antepongan la ciencia y la precaución. Esta es una industria extractiva que no necesitamos ni podemos permitirnos". La alianza contó con el apoyo de la renombrada bióloga marina y exploradora de océanos Sylvia Earle, que calificó la explotación minera de los fondos marinos como el "asunto clave de nuestro tiempo".
El presidente francés, Emmanuel Macron, también asistió a la conferencia y apeló a la creación de un marco legal "para detener la minería de alta mar y no permitir nuevas actividades que pongan en peligro los ecosistemas". Francia, junto con otros países del G7, había pedido anteriormente normas medioambientales estrictas para la actividad.
[caption id="attachment_758410" align="aligncenter" width="1024"] El presidente francés Emmanuel Macron pide que se detenga la minería en alta mar (Imagen: Stephane Lemouton/ Alamy)[/caption]
Los debates de Lisboa también llamaron la atención sobre los residuos plásticos, ya que los miembros de la ONU trabajan para llegar a un consenso sobre un tratado mundial jurídicamente vinculante que regule el plástico para 2024, tras el éxito de los debates celebrados en Nairobi en marzo. Un grupo de 21 gobiernos anunció su intención de sumarse a un compromiso de economía circular del plástico, después de que otros 11 gobiernos se sumaran a principios de este año.
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"Mantener nuestros océanos sanos y abordar la contaminación por plástico en todas las etapas del ciclo de vida es realmente clave", dijo Mari Pangestu, directora gerente de políticas y asociaciones para el desarrollo del Banco Mundial, en un panel en Lisboa.
La conferencia puso de relieve el problema de la sobrepesca, otro de los grandes retos a los que se enfrentan los océanos. EE.UU. firmó un memorando para hacer frente a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), una de las principales causas de la sobrepesca mundial, y anunció una Alianza de Acción para la Pesca INDNR con el Reino Unido y Canadá para mejorar el seguimiento de las pesquerías.
Pesca
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentó durante la conferencia su último informe "El estado mundial de la pesca y la acuicultura", que reveló que el aumento de la acuicultura impulsó la producción mundial de alimentos de origen acuático hasta un récord de 214 millones de toneladas en 2020. Se prevé que aumente otro 14% para 2030.
Los representantes de todos los sectores presentes en la conferencia reconocieron ampliamente que los alimentos acuáticos son una solución a la creciente preocupación por la seguridad alimentaria. Pero el reto de cómo mantener una producción sostenible y equitativa fue el centro de los debates entre los funcionarios de la FAO, los pescadores a pequeña escala y los expertos.
"Los alimentos acuáticos son una gran contribución a la solución, ya que producen menos gases de efecto invernadero que la producción de proteínas animales en tierra", aseguró Manuel Barange, director de la División de Políticas y Recursos Pesqueros y Acuícolas de la FAO. "Son parte de la solución. Pero tienen que hacerse de forma sostenible".
El presidente de la Confederación Africana de Organizaciones Profesionales de la Pesca Artesanal (CAOPA), Gaoussou Gueye, se puso al frente de los llamamientos a una gestión más sostenible de los recursos pesqueros que beneficie a las comunidades locales, y a un mayor papel de los pescadores artesanales en la toma de decisiones.
El secretario general de la CAOPA, Dawda Saine, subrayó el vínculo vital con la seguridad alimentaria: "Los pescadores artesanales mejoran la ingesta nutricional, la creación de empleo, el crecimiento económico y los ingresos en divisas a través del comercio regional e internacional de pescado y productos pesqueros, pero sólo unos pocos países les conceden subvenciones".
Más del 90% de los pescadores a pequeña escala viven en el sur global y se enfrentan a innumerables retos
Cristina Pita, especialista en pesca a pequeña escala e investigadora de mercados sostenibles en el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo, dijo: "Más del 90% de los pescadores a pequeña escala viven en el sur global... y se enfrentan a innumerables retos relacionados con la desigualdad en la asignación y el acceso a los recursos, el espacio costero y los mercados, que se suman a los desafíos de la pobreza, la inseguridad alimentaria, la degradación del hábitat y el agotamiento de los recursos”.
"Tienen que competir con flotas de mayor tamaño por el acceso a los recursos y los derechos de tenencia, y con otros sectores más poderosos de la economía azul, como el turismo y la conservación, por el acceso a las zonas de pesca. A menudo se los deja fuera de las decisiones sobre la gestión y la conservación de la pesca y sufren impactos negativos como la pérdida de ingresos y medios de vida".
Carbono azul y comunidades costeras
Uno de los temas clave en Lisboa fue la protección y restauración de los ecosistemas marinos. Durante varias sesiones, científicos y activistas medioambientales plantearon su preocupación por la continua degradación de hábitats como los manglares, los pastos marinos y las marismas, que pueden ayudar a proteger a las comunidades costeras de los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el calentamiento global.
Durante el discurso de apertura, el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, instó a los delegados a aumentar los esfuerzos para detener la degradación de los océanos, al tiempo que se intensifican las medidas para preservar el océano y garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas costeros. El Secretario General de la ONU, António Guterres, destacó la gran necesidad de invertir en sistemas de alerta temprana, para proteger a las comunidades costeras.
Representantes de China asistieron a la conferencia y se comprometieron a poner en marcha 31 proyectos de preservación y restauración ecológica marina durante los próximos cinco años, y a ayudar a los países en desarrollo, especialmente a los pequeños estados insulares, a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
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El potencial del "carbono azul" -el carbono almacenado en los océanos- fue un tema que prevaleció en Lisboa. Muchos lo consideran vital para mitigar el cambio climático y sus efectos. La Marine Conservation Society publicó un nuevo informe durante la conferencia en el que se afirma que las marismas y los ecosistemas de pastos marinos de todo el mundo secuestran entre 235 y 450 millones de toneladas de carbono al año.
Las emisiones de gases de efecto invernadero del sector marítimo también se debatieron en varios actos paralelos. Cada año, el sector es responsable de alrededor del 3% de todas las emisiones causadas por las actividades humanas. Para 2050, se prevé que sus emisiones aumenten hasta un 130% respecto a los niveles de 2008.
"Las emisiones del sector del transporte marítimo no siguen una trayectoria compatible con el Acuerdo de París", dijo Sue Biniaz, enviada especial adjunta de Estados Unidos para el cambio climático, en un acto paralelo. Biniaz destacó que si el transporte marítimo fuera un país, estaría entre los diez mayores emisores del mundo.
Movimiento juvenil
También fue visible durante toda la semana la presencia y participación de los jóvenes. Un Foro de la Juventud y la Innovación de la ONU, de dos días de duración, celebrado el fin de semana anterior a la conferencia principal, reunió a cientos de jóvenes de 165 países. António Guterres les dijo: "Su generación será esencial ahora para liderar mañana y poder gestionar e invertir esta tendencia y rescatar el planeta".
Lucía, de 12 años, se unió a otros cientos de activistas en una "marcha azul" fuera de la conferencia (Imagen: Regina Lam / China Dialogue Ocean)
Peter Thomson, enviado especial de la ONU para los océanos, también transmitió una "profunda disculpa" del Secretario General Guterres a los jóvenes del mundo, afirmando que "nuestra generación pasará los años que le quedan aplicando soluciones a los problemas que hemos creado para ellos". A mediados de la semana, cientos de activistas participaron en una Marcha Azul por el Clima que terminó frente al centro de conferencias, exigiendo a los líderes una mayor y más rápida actuación.
Durante la conferencia principal, Abdulla Shahid, presidente de la Asamblea General de la ONU, habló de la pasión y el compromiso de los jóvenes con la causa medioambiental. Los actos paralelos pusieron de relieve las distintas formas de participación de los jóvenes en la protección del mar en diferentes países. Mientras tanto, grupos como el Grupo Principal para la Infancia y la Juventud (MGCY) de la ONU animaron a los delegados a buscar un compromiso "real y significativo" con los jóvenes y los expertos científicos en la elaboración de políticas.
Un año de crisis para el océano
La conferencia de Lisboa se celebró en medio de un año crucial para los avances en la protección del medioambiente. En junio, los miembros de la Organización Mundial del Comercio pusieron fin a más de 20 años de conversaciones para alcanzar por fin un acuerdo sobre la eliminación de las perjudiciales subvenciones a la pesca.
A finales de este año, la ONU también intentará concluir un nuevo acuerdo vital sobre la biodiversidad en aguas internacionales, también conocido como el tratado de alta mar. En Lisboa, los ministros de varios países se comprometieron a apoyar la conclusión del tratado en la próxima sesión de negociación que se celebrará en agosto en Nueva York.
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"La principal tragedia de nuestro tiempo está ocurriendo bajo la superficie del océano", dijo Antonio Costa Silva, ministro portugués de Economía y Asuntos Marítimos, en un acto paralelo. "Hay voluntad política de tener un tratado [de alta mar] en agosto. El océano lo está exigiendo".
Los avances logrados en Lisboa también contribuirán a la agenda de otras dos reuniones fundamentales que tendrán lugar este año. En noviembre se reanudarán las negociaciones internacionales sobre el clima en la COP27 de Sharm el-Sheikh (Egipto), antes de que se celebren finalmente en diciembre las negociaciones sobre biodiversidad de la COP15 de la ONU, que se han trasladado de China a Montreal (Canadá). Esa conferencia debería allanar el camino hacia un marco mundial de protección de la biodiversidad, que debería estar disponible desde hace tiempo, y que incluye varios objetivos relacionados con los océanos.
La próxima Conferencia de la ONU sobre los Océanos será organizada conjuntamente por Francia y Costa Rica en la ciudad francesa de Marsella en 2025, tras una reunión preparatoria en 2024.