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Jaime Wilches, doctor en Comunicación por avance de la IA:

Jaime Wilches, doctor en Comunicación por avance de la IA: "El futuro del periodismo está en las historias locales"

Por: Matias Rojas | 08.12.2025
El doctor en Comunicación y docente del Politécnico Grancolombiano analiza en entrevista con El Desconcierto el impacto de la inteligencia artificial en el periodismo latinoamericano. Wilches, coautor del informe "Inteligencia artificial para la generación de contenidos en Iberoamérica", destaca que "Chile está a la vanguardia" junto a Brasil, Argentina y Colombia, y advierte: "Los medios más pequeños pueden competir con El Mercurio en las historias locales y territoriales, porque sobre eso no hay una sensibilidad y ahí está la inteligencia humana".

Jaime Andrés Wilches Tinjacá es doctor en Comunicación, docente del Politécnico Grancolombiano de Colombia y coautor del informe "Inteligencia artificial para la generación de contenidos en Iberoamérica: experiencias editoriales en medios de comunicación", que analiza el uso de IA en más de un centenar de medios de la región. Durante su visita a Chile para participar en el XI Congreso INCOM realizado en noviembre, Wilches conversó con El Desconcierto sobre cómo los medios latinoamericanos están adoptando estas tecnologías, los desafíos éticos que enfrentan y el futuro del periodismo local en un contexto de transformación digital acelerada.

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Adopción tecnológica en medios latinoamericanos

-¿Cómo ve el panorama del uso de la inteligencia artificial en los distintos países de Latinoamérica? ¿Cómo lo están ocupando las redacciones para acelerar su proceso de trabajo o generar sus propios desarrollos?

Hay un punto diferencial frente a lo que significaba la tecnología hace 30 años. Hace tres décadas nos llegaban los productos y las aplicaciones de manera tardía, y durábamos un gran tiempo en tener la curva de aprendizaje. Hoy no sucede de la misma manera, porque la inteligencia artificial es un fenómeno global y de manera inevitable se tiene que hacer una incorporación ágil y rápida.

Los medios de comunicación, por más atraso, subdesarrollo o ausencia de financiación que muestran, deben tener mínimo una experiencia de aplicación e interiorización para estar en un mundo global que es más competitivo en el escenario informacional. La inteligencia artificial nos obliga en el contexto global a adaptarnos de manera ágil, como no sucedía hace 30 o 40 años.

América Latina está inmersa en la interiorización de la inteligencia artificial generativa, pero también a través de aplicaciones que pueden acelerar los procesos informativos. Eso tiene un riesgo: la desinformación, las noticias falsas, los discursos de odio. No estamos negando esos escenarios. Pero también la inteligencia artificial nos puede permitir descentralizar la información, tener el espacio y el tiempo de generar otro tipo de géneros informativos, y sobre todo responder a unas ciudadanías que hoy están envueltas en tiempos y espacios mucho más ágiles mediados por los dispositivos móviles.

Riesgos y desafíos éticos

-En este momento donde también hay mucho riesgo de desinformación, hay distintas iniciativas gubernamentales para abordarlo. ¿Qué riesgos existen con la masificación de la inteligencia artificial, tanto en la generación de imágenes como de videos que cada vez es más difícil distinguir de la realidad?

Los riesgos de la inteligencia artificial suponen el saldo pedagógico que tenemos que enfrentar frente a las ventajas que podemos asumir. Hoy no podemos limitar la inteligencia artificial ni los derechos a su uso, porque significaría un retroceso en una lucha que hemos dado durante tres siglos: el tema de la libertad de expresión, el derecho a la información y la descentralización de la verdad en las instituciones que habitualmente la tenían, como el Estado, la escuela y la iglesia.

Nos toca enfrentar esos desafíos. Y eso hace que estén las inteligencias humanas ahí presentes, a través de las veedurías ciudadanas, de los ejercicios de política pública para regular esos escenarios y de un ejercicio que nos hemos olvidado: el ejercicio de la academia para estar pendiente de esos riesgos que son inevitables.

Entre más inteligencia artificial haya, más riesgos de desinformación, discursos de odio y noticias falsas vamos a tener, pero paralelo a ello vamos a tener mayores posibilidades de crear medios, mayores posibilidades de crear otro tipo de formatos periodísticos para informar a las comunidades locales y mayor agilidad también para descentralizar esas verdades en otro tipo de noticias que podemos abordar desde subjetividades y ciudadanías que han ido cambiando.

Los riesgos son compartidos y no es pertinente hacerle un flaco servicio a la construcción de lo público generando restricciones estrictas en el uso de la inteligencia artificial, porque eso supondría un retroceso en luchas que ya hemos ganado.

-Ahí también tiene que haber una cuestión formativa en las universidades que imparten la carrera de periodismo. ¿Cómo lo ha visto a nivel regional?

A propósito del reporte sobre el que estamos conversando, en 2024 indagamos con periodistas, y el reporte de 2025 está indagando también facultades de comunicación para saber qué están haciendo. Las facultades de comunicación están llamadas a generar nuevos procesos de aprendizaje en sensibilizar a los estudiantes, a los profesores y a los periodistas que están trabajando en medios de comunicación en esos nuevos retos de la inteligencia artificial, no sólo desde el aspecto técnico sino a través de pedagogías informacionales. Si nosotros no tenemos esas pedagogías informacionales desde las facultades, va a ser imposible generar esa estrategia de supervisión, veedurías, de cuidado, de transparencia.

Tenemos a nivel general en Latinoamérica una muy pobre concepción de la educación en medios dentro de la escuela primaria y de la educación media, y tiene consecuencias cuando alguien llega a la universidad. Si nosotros no educamos a las ciudadanías desde esas bases, va a ser imposible que haya una educación en medios de comunicación.

El ingeniero, el politólogo, el economista, el médico, a diario están consumiendo medios y toman decisiones políticas, votan, basadas en emociones y no en cómo consumir medios, cómo saber si una noticia es falsa, cómo conocer las estructuras de los medios que rodean mi país. Nosotros todavía tenemos una deuda pendiente, no solo en Latinoamérica sino en el mundo, y es una cuestión que en Europa en estos momentos se está tomando muy en serio.

Oportunidades para medios locales

-¿Qué posibilidades ha visto en los distintos países de Latinoamérica que ofrece la inteligencia artificial? ¿Qué nuevas formas de comunicar se están dando?

Voy a nombrar un asunto que es de Latinoamérica y no tiene que ver con un problema directo de Latinoamérica aparentemente. El caso reciente tiene que ver con Palestina. ¿Cuántas personas o ciudadanos tienen la oportunidad de ir a Palestina? Creo que el porcentaje sería menos del 1%.

Precisamente los ejercicios de inteligencia artificial, de las redes sociales, de las pedagogías informacionales han mostrado que un ciberactivismo en torno a los temas de Palestina ha servido para tener lo que se llama una atmósfera de preocupación conectada. Desde mi lugar en Latinoamérica puedo generar ese tipo de sensibilidad y empatía. Ese es un fenómeno que ha marcado un punto de inflexión muy importante de lo que puede llegar a generar una inteligencia artificial con ética, transparencia algorítmica y pedagogía informacional.

-¿Cómo ayuda la inteligencia artificial a medios de una dimensión mucho más pequeña que los grandes conglomerados? ¿Cómo pueden estas nuevas herramientas ayudar a las pequeñas redacciones para conectar con su audiencia, expandirla o generar más contenido?

Para los medios más pequeños, medios regionales, muchas veces comunitarios, puede ayudar en el momento en que los escenarios de inteligencia artificial facilitan la sistematización rápida de formatos como la entrevista, la crónica y los reportajes, cuando se trata de recopilar relatos. Los puede ayudar a sistematizar, a estandarizar para poder trabajar mucho más rápido en otro tipo de formatos que sí necesitan inteligencia humana, como son las crónicas o los reportajes. El futuro del periodismo local y el periodismo territorial está en las historias que están reflejadas en las crónicas, en los reportajes.

La inteligencia artificial sirve para sistematizar esa historia, pero la inteligencia humana es la que termina generando la especificidad de la historia. En estos momentos los premios de periodismo nacional, locales o territoriales están valorando la mediación de la inteligencia humana en darle una singularidad a la historia de vida.

Soy optimista frente a ese escenario. El futuro del periodismo precisamente está en la construcción de los relatos locales y territoriales, en crear un periodismo de nicho, no un periodismo masivo. No puedes competir con El Mercurio por la noticia masiva porque tienen herramientas de inteligencia artificial, pero sí puedes competir con El Mercurio en las historias locales y territoriales, porque sobre eso no hay una sensibilidad y ahí está la inteligencia humana.

Muchas veces subestimamos a las ciudadanías que consumen en el metro, en el bus, están consumiendo redes sociales, pero hay un periodismo también de nicho en el que hay un sector de las ciudadanías que están dispuestas a leer las historias de vida.

-Se habla ahora del futuro como periodismo de nicho, asociado a un cierto tipo particular de agenda, mucho más acotado que hacer estos medios generalistas que requieren una infraestructura mucho mayor...

Incluso los ciudadanos están dispuestos a pagar esos servicios. Esos servicios se están dando hoy en el fenómeno de los podcasts, o de los mismos medios que requieren planes de suscripción para sobrevivir. La gente está dispuesta a pagar por la información.

Desarrollos propios y futuro interdisciplinario

-Cuando hablábamos de oportunidades, mencionaba que muchos medios en Latinoamérica estaban desarrollando sus propios chatbots, formas de comunicar con la gente de manera más cercana. ¿Cómo ve ese proceso de los desarrollos propios que están haciendo los medios con inteligencia artificial?

Lo veo con optimismo. Por supuesto que en muchos casos se genera una financiación que es compleja, pero los medios están creciendo en ello porque también hay unas capacidades intelectuales y sobre todo interdisciplinares en el momento de crear ese tipo de ejercicios. Cuando me refiero a lo interdisciplinar es que no sólo está el ingeniero haciendo el algoritmo o el sociólogo criticando la situación, sino que se junta el ingeniero, el sociólogo, el comunicador y el economista para crear esas estrategias y esas plataformas que les permitan tener o patentar ejercicios propios para actuar desde su redacción.

-El periodismo del futuro va a ser mucho más interdisciplinario que solamente periodistas en una sala de redacción...

Va a ser una experiencia interdisciplinar, una interdependencia compleja. Yo soy optimista también en eso. A veces miramos el vaso medio vacío. Yo creo que a futuro se van a terminar patentando las experiencias periodísticas locales en esos ejercicios de software que precisamente los desarrollos tan amplios de inteligencia artificial han brindado. Van a permitir también la autonomía en ese desarrollo.

Políticas públicas en Latinoamérica

-¿Cómo ve el incentivo que se está haciendo en los distintos gobiernos nacionales de Latinoamérica en relación a políticas públicas de inteligencia artificial?

Ese fue el tema que abordé en mi ponencia. El panorama identifica que ya hay un reconocimiento, que hay documentos, que hay guías, que hay rutas y manuales que están implementando los distintos estados en Latinoamérica, conscientes de que el tema de la inteligencia artificial debe tener unos usos éticos y regulatorios.

¿Qué es lo que sigue en este momento? Se necesita un ejercicio de interdisciplinaridad, porque lo que ha habido en un primer momento es que el concepto de inteligencia artificial se ha reconocido, pero es una visión todavía genérica, de la producción del dato, sin mirar de qué depende esa producción, lo cualitativo.

La primera fase está bien. Un dato que ya es de investigación y resuelto dentro del ejercicio que he hecho, es que en Latinoamérica ya hay 43 documentos que hablan de manera concreta de rutas, manuales o guías en materia de inteligencia artificial, y que todos los países en Latinoamérica se han esforzado por lo menos por crear un documento. No es un tema que surge de una voluntad, sino que es un tema que los gobiernos ya sienten de manera obligatoria frente a un fenómeno global.

-¿Qué países ve que están más avanzados en este proceso y cuáles están quedando más rezagados en Latinoamérica?

Los países que están a la vanguardia, sin duda alguna, están Chile, Brasil, Argentina y Colombia. Son los cuatro países que están a la vanguardia. En casos preocupantes, en general los países de Centroamérica no muestran avances significativos y el caso de Venezuela, que tendríamos que en algún momento relativizar porque Venezuela en los últimos diez años ha quedado suspendido en el manejo de datos, hay un silencio, pero de todas maneras es un caso preocupante por lo que también significa en ejercicios de censura.

El caso chileno

-¿Cómo ve el caso particular de Chile? ¿Qué ventajas comparativas identifica? ¿Qué buenas experiencias rescata de esta visita?

Como me pasó citando a las colegas chilenas, Carolina Gainza y Mónica Gómez, ellas hacían una visión crítica que es respetable del caso chileno. Uno es víctima de sus éxitos y de sus fracasos en el momento en que en Latinoamérica se reconoce a Chile como pionero en el asunto de formulación de políticas públicas, de iniciativas regulatorias, de estatutos u orientaciones que sirven o inspiran a Latinoamérica.

Ser víctima de ese éxito significa que puede incomodar ser pionero. Entonces hay una angustia por ser pionero, por ser referente y empiezan también las críticas de qué es lo que significa ser referente, pionero o líder en la formulación de este tipo de políticas públicas. Hay unos ejercicios bastante interesantes de poner la iniciativa y poner la pauta. También comprendo a las colegas en el sentido de plantear que hay que tener cuidado con ese liderazgo, con esa referencia, en el momento en que el afán de ser pioneros o ser referentes no termine en acelerar procesos que quizá no están maduros.

Lo que sentí en ellas fue: no nos creamos el cuento de ser siempre pioneros y referentes, sino que tratemos de mirar cuáles son las implicaciones de generar ese liderazgo dentro de la región. Les preocupaba que en algún momento el estar respondiendo a ese liderazgo te nuble y te genere elementos superficiales que te hagan perder el fondo.

-¿Por qué cree que Chile ha llegado a ese nivel de liderazgo?

Porque tiene una madurez en el tema de la administración pública, del concepto de la formulación de las políticas orientadoras. Creo que Chile en eso sí tiene un liderazgo en Latinoamérica, tal vez no el ideal pero sí por lo menos frente a los demás países. Hay una diferenciación en que esos ciclos de política pública se tienen en cuenta y se formulan y se implementan de una manera interesante.

-¿Cómo ve la situación de los medios con el uso de inteligencia artificial en Chile?

Chile, como todos los países, refleja una condición global: los medios están divididos en una fuerte concentración empresarial y económica de los medios con ejercicios cotidianos, locales y territoriales. Ese es un fenómeno general, pero no podemos olvidar que la estructura mediática también depende de los escenarios sociopolíticos y en este caso la situación de Chile está mediada por una situación particular y ese es el tema del estallido social que genera también la pregunta sobre los medios de comunicación.

La situación de Chile es una situación que ha evocado para toda Latinoamérica, una situación de estructura y concentración de los medios, pero también de un reconocimiento mucho más fuerte del poder de los territoriales locales. Creo que en esa situación Chile ha sido pionero también, de manera desafortunada o afortunada, ya ustedes lo valoran. Eso se valora con el tiempo.