Súmate a nuestro canal en: WhatsApp
Observar lo invisible: Pedagogía mistraleana en la formación médica contemporánea
Foto: Agencia Uno

Observar lo invisible: Pedagogía mistraleana en la formación médica contemporánea

Por: Pamela Jofré Pavez | 06.11.2025
Como sostenía Gabriela Mistral: Enseñar siempre, en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con actitud, el gesto y la palabra. En la formación médica, cada gesto -ya sea en un simulador, en los pasillos hospitalarios o en la interacción con familias- es una oportunidad para cultivar una mirada atenta y humana. Volver a Mistral es volver a educar con presencia, sensibilidad y coraje.

A poco de cumplirse los 80 años de que Gabriela Mistral ganara el premio Nobel de literatura, no podemos dejar de pensar en los puntos de inflexión que marcarían los premios de la poderosa academia en aquel entonces para la medicina y el mundo. Es inevitable mencionar que junto a Mistral en la premiación se encontraba Alexander Fleming por el descubrimiento de la penicilina. Avance científico del cual se han beneficiado muchísimas personas en el siglo XX y XXI. Un cambio tremendo en la vida y sus posibilidades para la humanidad.

¿Qué pueden tener en común ambos personajes? Además de su innegable inteligencia y sensibilidad, la ciencia y la poesía se caracterizan por describir cuestiones en detalle que muchas veces no interesan al común de las personas. Para descubrir lo nuevo, se necesita estar alerta, observar el mundo con curiosidad, ser sensible y a la vez capaz de imaginar nuevas respuestas a las ya dadas.

[Te puede interesar] Esfuerzos climáticos se han desacelerado en Latinoamérica según OCDE: Chile lidera los progresos

Observar la naturaleza, sorprenderse y asumir ese darse cuenta es una regla básica que el buen científico necesita para hallar nuevas respuestas, que en el caso de Fleming se termina transformando en una universalización poderosamente virtuosa.

Desde esa misma visión notamos una entrega al asombro, al arte de descubrir y ejecutar en profundidad la libertad humana por parte de Mistral.

Su enorme legado pedagógico hoy nos vuelve a remecer como una mente preclara. Su saber proveniente de la observación y el ejercicio de la docencia rural planteó a poco andar la necesidad de que la educación debiese centrarse en el estudiante. En esta perspectiva destacó que los conocimientos se adquieren en un ambiente libre y natural, un proceso que requiere de un profesorado para guiar y facilitar el desarrollo estudiantil. Y la medicina actual desafiada para ser entregada y traspasada a las nuevas generaciones requiere seguir manteniendo frescos estos legados mistraleanos.

Educar en medicina no puede olvidar la ciencia y sus actualizaciones, pero debe ser capaz de exprimir la máxima indagación de sus estudiantes, para que ante las nuevas formas o apariciones de síntomas y dolencias sean capaces de explorar con una curiosidad casi infantil que es lo no dado, que es aquello que no entendemos y cómo poder avanzar en cuestiones donde la incertidumbre predomina. Ponerlo en práctica es el gran desafío de las generaciones actuales. Las tutoras y tutores de las escuelas de la salud en Chile y otros países enfrentan esta tarea con urgencia.

La gran responsabilidad es permitirnos a nosotros mismos reflexionar sobre la necesidad de construir espacios de educación libres, justos y participativos que promuevan el crecimiento de los estudiantes en todo tipo de conocimientos y capacidades.

[Te puede interesar] VIDEO| "Hágase cargo de la fibra emocional que me tocó": Rodrigo Rettig se va de ‘Sin Filtros’ por comentario de Camila Flores

Quienes hoy se preparan para llevar en sus hombros la gran responsabilidad de guiar y favorecer el cuidado de la salud de los ciudadanos del presente y el futuro deben ir a los hospitales, centros de salud y espacios universitarios sintiéndose seguros y protegidos, percibiendo que sus diferencias en todo orden de cosas son respetadas, que sus opiniones son consideradas y que sus capacidades de imaginar o descubrir nuevos conocimientos no se ven mermadas por situaciones disciplinarias o por el poder epistémico y jerárquico que innegablemente se establecen en la educación y la medicina.

Nuestra era además se caracteriza por la aparición de nuevos cambios y vulnerabilidades para los ciudadanos. Pensemos en todo lo que estaría ligado a la emergencia climática y salud. Las soluciones no serán simples, lo imaginamos, pero también esbozamos ideas posibles en la unión entre disciplinas, en los descubrimientos que ello nos puede permitir.

Al parecer, todos tendremos que explorar con atención y poesía, las claves de nuestros pensamientos, nuestras maneras de actuar para abrirlos a otras perspectivas, mundos y posibilidades que nos habiliten crear nuevos lenguajes y realidades para una educación y humanidad mucho más saludables.

Como sostenía Gabriela Mistral: Enseñar siempre, en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con actitud, el gesto y la palabra. En la formación médica, cada gesto -ya sea en un simulador, en los pasillos hospitalarios o en la interacción con familias- es una oportunidad para cultivar una mirada atenta y humana. Volver a Mistral es volver a educar con presencia, sensibilidad y coraje.

Porque formar para cuidar exige observar lo invisible, escuchar lo que no se dice, y enseñar con ciencia, ternura y libertad. Una tarea compleja que requiere acentuar la mirada sobre quiénes son, que les sucede y cómo formamos a quienes se preparan para ser cuidadores en el futuro sin dañarles, observando su humanidad todo el tiempo.

[Te puede interesar] Política pública a ciegas: Más de cien mil personas haitianas no figuran en el censo 2024