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¿Cómo ha influido el Acuerdo de París en la temperatura del mundo?
Foto: Meteored

¿Cómo ha influido el Acuerdo de París en la temperatura del mundo?

Por: Mongabay Latam | 29.10.2025
Theodore R. Keeping se especializa en incendios y clima extremo y pertenece a la World Weather Attribution (WWA), organización que acaba de lanzar un nuevo informe sobre cómo el Acuerdo de París influyó en la temperatura del mundo.

Los científicos estimaban en 2015 que el calentamiento programado para este siglo alcanzaría unos 4° C, pero actualmente esa estimación bajó a 2.6° C, siempre y cuando los países cumplan con sus compromisos climáticos. Este nuevo cálculo le ahorraría al mundo 57 días de calor extremo. Pero no todo es balance positivo: incluso con esta reducción, este nivel de temperatura en la Tierra conducirá a un calor peligroso para la vida en el planeta. Son algunas de las conclusiones de un reciente informe de las organizaciones World Weather Attribution (WWA) y Climate Central.

World Weather Attribution (WWA) es un grupo internacional de científicos que investiga cómo el cambio climático influye en la intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos, como olas de calor, inundaciones y sequías. Junto a la organización Climate Central, un grupo independiente de científicos y comunicadores que investigan y reportan sobre el cambio climático y cómo afecta la vida de las personas, publicaron en los últimos días un estudio sobre cómo el calor extremo ha cambiado desde la firma del Acuerdo de París, en diciembre de 2015.

Theodore R. Keeping se especializa en incendios y clima extremo y pertenece a WWA. Además, se desempeña en el Centre for Environmental Policy, del Imperial College London. Keeping dialogó con Mongabay Latam sobre los hallazgos del informe en el que participó y analizó cómo el Acuerdo de París, a pesar de que continúa el aumento de la temperatura del planeta, ayudó a frenar el impulso de ese crecimiento. El esfuerzo internacional dio frutos pero aún queda mucho por hacer, asegura.

El acuerdo de París, que cumple una década, es considerado a nivel mundial como un hito en el proceso multilateral del cambio climático. Este tratado internacional fue adoptado por 196 Partes -países y uniones de países, como la Unión Europea- en la Cumbre Climática COP21 en París, el 12 de diciembre de 2015, y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.

Su objetivo es limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2° C, preferiblemente a 1.5 grados centígrados, en comparación con los niveles previos a la Revolución Industrial. Para alcanzar este objetivo, los países se proponen un techo a las emisiones de gases de efecto invernadero para lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo.

Tras el año más caluroso de la historia registrado hasta el momento, 2024, Keeping explicó cómo pudieron analizar el impacto del calentamiento global en eventos climáticos recientes, como la ola de calor en México o la sequía en la Amazonía. Pero también, cómo calcularon la incidencia del aumento de la temperatura en el futuro.

—El informe señala que, a pesar de que las emisiones globales no están disminuyendo y los índices actuales siguen siendo insuficientes, esto no significa que el Acuerdo de París sea un fracaso. ¿Por qué no lo es?

—Uno de los principales aspectos que analiza el informe es la diferencia entre el calentamiento global que podríamos haber esperado antes de que se acordaran las NDC en París [Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional o los compromisos y metas de los países para frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero] y el calentamiento global actual previsto. Es decir, lo que preveíamos antes de 2015 y lo que prevemos ahora. Y una de las conclusiones del informe fue que se había producido una marcada disminución entre lo previsto y lo que prevemos ahora. Así pues, con los 4° C que preveíamos en 2015, proyectamos unos 114 días de calor peligroso todo el mundo. Y ahora prevemos 57 días de calor peligroso, lo que representa la mitad de esa cantidad. Así que, hubiésemos tenido 57 días más de calor peligroso. Igualmente, en promedio, a nivel mundial, la estimación sigue siendo muy mala, pero el número de días de calor peligroso se ha reducido a la mitad debido al Acuerdo de París. Y, por lo tanto, creo que una de las conclusiones clave del informe es que este mecanismo funciona. No está haciendo lo suficiente por el momento, pero sí está haciendo algo. Ya ha hecho mucho. Y, si podemos seguir creyendo e invirtiendo en él, entonces podrá lograr más.

—En el estudio analizaron las condiciones del calor en eventos pasados y escenarios futuros para demostrar por qué la meta del Acuerdo de París de 1.5° C es crucial. ¿Podría explicar por qué llegaron a esa conclusión?

—Cualquier cantidad de calentamiento global, incluso la diferencia entre 1.0 y 1.3, que hemos visto en los últimos diez años, tiene, como también mostró el informe, un fuerte impacto en los eventos de calor extremo. 1.5 es crucial porque las partes negociadoras de París acordaron que era el objetivo mínimo posible. Cualquier cifra específica no es necesariamente crucial, ya que cada décima de grado representa un aumento considerable en la probabilidad y la gravedad de los eventos de calor extremo. 1.5 es mucho mejor que 1.6, pero 1.4 es mucho mejor que 1.5, y así sucesivamente

—¿Cuál es la parte o responsabilidad de los combustibles fósiles en este problema?

—Las emisiones de combustibles fósiles representan la gran mayoría de las emisiones de origen humano, las cuales están causando el calentamiento global. Es decir, representan la mayor parte del problema. Una porción más pequeña, pero aún significativa, sería el cambio de uso del suelo y la agricultura. Pero realmente los combustibles fósiles son el factor principal. Y si hablamos de la diferencia entre el objetivo de 1.5 grados y los 2.6 grados que estamos en camino de alcanzar, la razón por la que hay una diferencia tan grande en esas cifras es porque actualmente no estamos en vías de reducir nuestras emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles con la suficiente rapidez. Y eso constituye la mayor parte de esa contribución.

—Luego de todo lo que han estudiado, ¿cree que los países están en vías de cumplir sus compromisos actuales?

—Uno de los aspectos positivos de las NDC ha sido que muchos países se han mostrado reacios a abandonarlas. Y las han estado cumpliendo. Ahora bien, esas NDC, como señala el informe, no son suficientes para cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Y una de las cosas que personalmente espero es que, una vez establecida la capacidad positiva del Acuerdo de París, se pueda ser más ambicioso en cuanto a esos objetivos nacionales de reducción de emisiones. Pero, en general, debo decir que, para la mayoría de los países, la mayoría de las NDC están, al menos, no abandonadas.

—Han analizado casos en México y Estados Unidos y en la cuenca del río Amazonas. ¿Qué nos puede contar sobre estos casos?

—Analizamos dos eventos específicos ocurridos en los últimos cinco años: la temporada seca extrema, que se registró en la Amazonía, en 2023. Y también la ola de calor extrema, mucho más corta, que duró cinco días en México y el suroeste de Estados Unidos, en 2024. En ambos casos, observamos un aumento muy marcado en la probabilidad e intensidad de eventos como estos. Además, han ocurrido solo en los últimos diez años. Por ejemplo, la temporada seca en la Amazonía, que provocó interrupciones bastante significativas en la energía hidroeléctrica, pero también representó una gran amenaza para el ecosistema amazónico, se vio fuertemente exacerbada por el calor extremo de esa temporada seca. Parte de ese panorama que pudimos observar fue que la probabilidad de que se produjera ese evento se ha multiplicado por diez en los últimos diez años, lo cual representa un aumento muy significativo, obviamente, en la probabilidad.

En Estados Unidos y México, observamos una ola de calor de cinco días, que tuvo graves consecuencias en términos de muertes relacionadas con el calor. Se confirmaron alrededor de 200 muertes relacionadas con el calor en México, además de cortes de energía y otros impactos. Descubrimos que la probabilidad de que ocurra este evento se ha duplicado en los últimos diez años.

Debo aclarar que esto no significa que haya un mayor impacto en la Amazonía que en México. Son eventos completamente diferentes. Uno fue toda la temporada seca, que fue muy calurosa, y el otro fueron cinco días muy calurosos que tuvieron un impacto real y específico en la salud.

—¿Qué metodología utilizaron para este estudio?

—Usamos una metodología llamada atribución estadística. Esto nos permite relacionar los cambios históricos en la temperatura media global con la probabilidad o, lo que llamaríamos, el período de retorno de algún tipo de evento de calor. Definimos ese evento de calor como una temperatura determinada durante un número determinado de días en una región específica. Luego, calculamos la probabilidad de ese evento en todas las diferentes temperaturas globales a lo largo del tiempo. A partir de entonces, podemos relacionar estadísticamente todas esas probabilidades con lo que habrían sido antes de cualquier cambio climático y con lo que serían con el nivel de calentamiento actual y también con el calentamiento futuro. Y después, usando esas distribuciones de probabilidad de diferentes tipos de eventos, podemos determinar cómo ha cambiado históricamente la probabilidad de un evento de quizás 20 grados. Y luego, usando modelos climáticos, podemos determinar cuánto más probable será en el futuro.

—Se viene la próxima cumbre climática global, la COP30, en Belém do Pará, en la Amazonía de Brasil, a principios de noviembre. ¿Cree o espera que este estudio sea parte del análisis que deben hacer los Gobiernos frente a sus metas de disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero?

—Realmente espero que quienes negocian en la COP se sientan alentados por el impacto positivo que las negociaciones climáticas pueden tener en el futuro del cambio climático global. Por otro lado, muchos de nuestros hallazgos revelaron un fuerte aumento en la gravedad de los eventos de calor extremo tan solo en los últimos diez años. Y creo que es fundamental que las partes negociadoras en la COP sientan esa urgencia, porque otros diez años significarían otra emergencia realmente extrema de eventos de calor extremo. Y ya hemos visto el impacto que pueden tener.

—¿Qué cree que debemos esperar sobre el calentamiento global en el corto plazo?

—En primer lugar, las COP ocurren todos los años. Y la cuestión de cómo se estructuran es que son, en efecto, un mecanismo de ajuste. Por lo tanto, en muchas cumbres climáticas, históricamente, y seguramente en el futuro, se ha avanzado un poco más. Y luego ha habido varios momentos decisivos realmente importantes que han tenido un efecto muy positivo. Así que lo primero sería no desesperarse.

En segundo lugar, proyectamos, según la trayectoria actual del calentamiento global, que con 2.6° se esperarían unos 60 días más de calor en promedio para cada país, lo que equivale a unos dos meses más de calor peligroso. Obviamente, ese es un impacto muy grave.

Esta es una nota original de Mongabay Latam.