Alopecia masculina: cómo el estrés impacta en la caída capilar y qué tratamientos la combaten
La pérdida de cabello, un tema que durante años fue motivo de inseguridad para miles de hombres, hoy comienza a tener un giro gracias a los avances médicos y tecnológicos. En Chile, el 81% de la población reconoce haber experimentado algún grado de caída capilar, según una encuesta de la consultora Surir lanzada en 2024, una cifra que refleja la magnitud del fenómeno.
De acuerdo con el informe de Medihair, el país se ubica tercero en Latinoamérica, solo detrás de México y Brasil, y en la posición 28 a nivel mundial en incidencia de calvicie masculina.
El problema es especialmente común entre los hombres de 30 a 60 años, aunque también afecta a mujeres y a adultos mayores.
¿Por qué se produce la calvicie?
Las causas son múltiples: predisposición genética, envejecimiento, estrés, tabaquismo o una alimentación deficiente.
Algunos estudios incluso apuntan a que la tendencia podría comenzar desde la gestación, ya que el gen heredado de la madre explicaría hasta un 70% de las probabilidades de desarrollar calvicie.
A su vez, estudios internacionales refuerzan la idea de que el estrés influye directamente en la salud capilar.
Investigadores de la Universidad de Manchester determinaron que la sobreactivación de la “respuesta integrada al estrés” (ISR, por sus siglas en inglés) afecta la regeneración de los folículos pilosos, acelerando el adelgazamiento del cabello con la edad.
¿Qué tratamientos combaten la calvicie?
En este contexto, los tratamientos capilares han adquirido protagonismo. El implante capilar se ha consolidado como uno de los procedimientos más eficaces, según explica Luis Quiroga, médico cirujano y director médico de Capilea Santiago.
“En los implantes se ocupa la técnica Follicular Unit Extraction F.U.E. (Extracción por unidad folicular). Se trata de un método eficaz, seguro e indoloro, que consiste en extraer folículos de la zona donante (cabellos fuertes, genéticamente dispuestos para no caer) e implantarlos en la zona receptora o despoblada”.
El proceso puede extenderse hasta nueve horas y permite resultados visibles a partir del tercer mes. Al año, el cambio es total y adaptado a las facciones y edad de cada paciente, logrando una apariencia natural.
Más que un cambio físico
Para Quiroga, el impacto va mucho más allá de lo físico: "para otras personas, tiene un impacto positivo en la salud mental. La mitad de nuestros pacientes es gente que está sufriendo por su alopecia, por cómo se ve, por la percepción que el mismo tiene. Entonces luego de los tratamientos, el paciente es otra persona, viene con otro ánimo”.
La tendencia también se refleja en otros países: una investigación australiana señala que el 31% de los hombres entre 40 y 55 años presenta signos visibles de alopecia, cifra que aumenta al 53% en mayores de 65 años.
En Estados Unidos, más de la mitad de los varones entre 40 y 49 años ya enfrenta una pérdida capilar significativa.
En Chile, los especialistas destacan que el país ha avanzado rápidamente en esta materia. Así lo afirma la médico cirujano Johanna Pinto, también de Capilea Santiago.
“La tecnología capilar en Chile, permite resultados naturales, sin dolor y con una recuperación rápida. No se trata solo de un procedimiento estético, sino de una oportunidad para recuperar seguridad y vitalidad”.