
Salir de la zona de confort al territorio: Tres profesionales relatan cómo vivir en comunidades rurales transformó sus vidas
Katherine Vargas: crecer en el extremo sur de Chile
Katherine Vargas dejó Santiago en 2016 para aterrizar en Tierra del Fuego. Comunicadora audiovisual, llegó al equipo Servicio País que trabajaba temas de cultura en la comuna de Porvenir, donde trabajó con niños, jóvenes, adultos mayores y organizaciones sociales. Su labor fue levantar proyectos patrimoniales y culturales que unieran a la comunidad.
“Fue impactante ver cómo, pese al clima tan hostil, los lazos entre la gente eran inmutables; se apoyaban un montón, con un orgullo enorme por su historia y sus costumbres”, recuerda.
Con otros profesionales impulsó rutas patrimoniales vinculadas a la migración chilota y a la memoria Selknam, murales comunitarios y talleres de telar. También apoyó programas de educación sexual junto a Amnistía Internacional, en un contexto marcado por la discriminación hacia jóvenes LGBTIQ+.
“Aprendí un montón de mí misma. Fue mi primera experiencia viviendo sola, lejos de mi familia. Me llevé aprendizajes para toda la vida: trabajar en equipo, gestionar proyectos, administrar mis recursos. No sólo crecí como profesional, también como persona”, sostiene.
Al mismo tiempo, su paso por Servicio País le permitió profundizar en la comprensión de la pobreza desde un marco académico. “Durante ese año realizamos un diplomado en la U. Alberto Hurtado y fue súper útil, porque los contenidos los desarrollábamos en paralelo con los programas que estábamos implementando en terreno. Eso nos daba referentes claros, nos hacía sentir respaldados y, sobre todo, nos entregaba una visión integral de la pobreza, más allá de lo asistencial”, explica.
Hoy, casi diez años después, se declara “SP lover”, mantiene los lazos con sus compañeros y asegura que esa experiencia le dio herramientas para asumir nuevos desafíos, seguir estudiando y fortalecer su compromiso social. Por eso, comenta, siempre invita a sus conocidos a postular: “Les digo: si tienes la posibilidad de salir de tu zona de confort, hazlo. No solo vas a crecer como profesional, también vas a crecer como persona”.
Águedo Hernández Medina y el nacimiento de una cooperativa
En 2017, en la localidad de El Rincón, Ninhue, un grupo de pequeños viñateros se propuso un desafío inédito: organizarse en una cooperativa para darle mayor fuerza y proyección a su trabajo. El camino no era sencillo. Los trámites, las gestiones legales y el desconocimiento de cómo levantar una estructura colectiva los tenían estancados. A partir de ese momento Servicio País comenzó a ejercer un papel fundamental para lograr este sueño.
“Nosotros sabíamos de viñas, pero no de cómo armar una cooperativa. Ahí fue clave el apoyo de los jóvenes de Servicio País”, recuerda Águedo Hernández, uno de los impulsores.
El acompañamiento permitió concretar la organización y, con ella, abrir camino a nuevos proyectos. El trabajo con Servicio País trajo consigo otra forma de pensar la asociatividad y de creer en el valor del esfuerzo conjunto. “En realidad nos sirvió mucho porque al principio no teníamos idea de cómo avanzar, y gracias a ellos pudimos ordenar la cooperativa, presentar proyectos y atrevernos a cosas que solos no habríamos logrado”, relata.
Hoy, esa experiencia se refleja directamente en su emprendimiento vitivinícola, donde produce vino blanco, tinto y destilados como pisco y gin. “De algún modo, uno va recogiendo aprendizajes de otras personas, de jóvenes como los de Servicio País, y eso queda, se transforma en una enseñanza que después algunos tenemos la suerte de aplicar”, afirma. Por eso, dice estar “muy agradecido” y que siempre que puede vuelve a dar las gracias: “Es muy bueno que exista algo como Servicio País, porque le hace bien a la gente del campo, porque a veces nos cuesta tener una llegada con la autoridad y con los jóvenes se hace más fácil”.

Bárbara Correa Urbina: aprendizajes de por vida y una “Familia País”
Bárbara Correa Urbina dejó su “zona de confort” en 2013, a sus 29 años, para sumarse a Servicio País. Era arquitecta recién titulada y buscaba un desafío que la sacara del escritorio. Entre junio y diciembre de ese año, llegando en medio del ciclo del programa, colaboró en Llanquihue, apoyando a organizaciones locales en el desarrollo de proyectos y en la postulación a fondos concursables.
“Apoyé a diversas organizaciones en el desarrollo de proyectos ligados al diseño, para después ayudarlos a postular a los fondos concursables que había disponibles”, recuerda.
Al año siguiente, su destino fue Puerto Octay. Ahí se sumergió en un proceso más integral, acompañando a organizaciones ligadas al patrimonio, impulsando la revista La Centinela y consolidando la Feria Libre de Puerto Octay, que hasta hoy sigue funcionando cada fin de semana. “Ese segundo año fue más enriquecedor porque fue un proceso desde el principio hasta el final… trabajamos con organizaciones ligadas al patrimonio, no solo arquitectónico, sino también local”, comenta.
Su experiencia se amplió también hacia el ámbito social: reactivación de comités de vivienda, capacitaciones para emprendedores y apoyo a mujeres feriantes para mejorar su infraestructura y calidad de vida. Cada paso le reafirmaba la importancia de un concepto que hoy aplica en su vida laboral. “Hoy sé que no basta con validar un proyecto: hay que generar varias instancias de participación, desde el inicio, para que los espacios respondan fielmente a las necesidades de las personas”, afirma.
Para Bárbara, salir de la comodidad que tenía fue un aprendizaje vital. “No es fácil, pero te permite conocerte a ti mismo en otro lugar. Me tocó aportar en un ámbito muy distinto al mío, en proyectos sociales… Fue una hermosa experiencia”.
En ese recorrido conoció también a Juan Cristóbal Antúnez, psicólogo y parte de Servicio País en Hornopirén. Se quedaron a vivir en el sur, formaron familia —hoy tienen tres hijos— y consolidaron un proyecto de vida en la región de Los Lagos.
Actualmente, mientras su pareja trabaja en el Hospital de Frutillar, Bárbara trabaja en el Departamento de Secpla de la Municipalidad de Puerto Varas, donde diseña plazas y parques de manera participativa, replicando la misma lógica que aprendió hace más de una década.

*Las postulaciones para ser Servicio País en 2026 ya están abiertas. Los requisitos y detalles están disponibles en www.serviciopais.cl