
Cuidar la vida en el trabajo: Una tarea esencial del ejercicio sindical
Cada 27 de septiembre, Chile recuerda a Manuel Bustos Huerta, primer presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y a través de su figura a cientos de dirigentas y dirigentes que han construido, en condiciones muchas veces adversas, el andamiaje de los derechos sociales del país. Esta jornada no se trata solo de memoria porque una democracia sólida requiere trabajo decente, organización sindical efectiva y diálogo social vinculante.
El Instituto de Seguridad Laboral (ISL), como el único organismo público administrador del Seguro de la Ley N.º 16.744, reafirma en esta conmemoración que la seguridad y salud en el trabajo es una convicción estratégica y una obligación del Estado y de los empleadores, que se vuelve efectiva con el activo rol sindical.
Este impulso cuenta hoy con un marco normativo que robustece estándares y responsabilidades. La Ley N.º 21.643 exige a las empresas protocolos de prevención del acoso y la violencia en el trabajo, y faculta la asistencia técnica de los organismos administradores de la Ley N.º 16.744 para su diseño e implementación con herramientas concretas para ambientes respetuosos y seguros.
En paralelo, el Decreto Supremo N.º 44 en seguridad y salud en el trabajo refuerza la identificación de peligros, la evaluación de riesgos, la adopción de controles y la mejora continua como deberes permanentes.
En este contexto, el quehacer sindical -desde la organización y apoyado en los comités paritarios- es fundamental para que estas normas operen en el terreno y no se queden en el papel.
La agenda de seguridad y salud enfrenta desafíos de nueva generación como el impacto del calor extremo y otros riesgos climáticos; la digitalización del trabajo y la intensificación de ritmos; la subcontratación y la fragmentación de responsabilidades; las brechas de género y de diversidades; la informalidad en segmentos completos de la economía.
Para abordar estos temas se exige una alianza entre sindicatos, empleadores y Estado, donde se releve el cuidado de la vida por sobre cualquier meta productiva, con medidas administrativas y con datos abiertos que permitan evaluar resultados y corregir rumbos.
El rol de las dirigentas y dirigentes sindicales es, en ese marco, esencial, ya que sostienen el derecho a la voz colectiva en los centros de trabajo, vigilan el cumplimiento de la ley, instalan la cultura preventiva como estándar y promueven la justicia laboral como condición del desarrollo sostenible.
Para esta nueva efeméride, que se celebra mañana sábado 27 de septiembre, el ISL saluda a quienes, desde sus sindicatos, han convertido los derechos en prácticas vivas y medibles.