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MEO y Parisi ¡nuevamente!
Foto: Agencia Uno

MEO y Parisi ¡nuevamente!

Por: Roberto Pizarro Hofer | 17.09.2025
el ego y el oportunismo de Parisi y MEO es lo que les permite adaptarse a las circunstancias políticas del momento, sin un compromiso real con principios o valores. Su comportamiento revela un desprecio por el electorado al cual ven como medio para perpetuar su presencia, antes que como ciudadanos a quienes deben rendir cuentas.

El profesor Artés y José A. Kast son candidatos presidenciales por tercera vez; Parisi por cuarta vez y Enríquez Ominami va por la quinta.

¿Qué impulsa a una persona a insistir en una candidatura, cuando la ciudadanía lo ha rechazado en repetidas oportunidades? ¿Qué clase de psiquis hace persistir en una carrera presidencial, cuando se han cerrado las puertas reiteradamente?

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En estas elecciones habría que diferenciar dos casos. Por una parte, están Artés y Kast, cuya perseverancia obedece a la defensa y promoción de sus ideologías. El profesor Artes aprovecha la tribuna presidencial para sostener a su pequeño círculo de convencidos que creen posible instalar un régimen político basado en una inflexible ortodoxia marxista leninista.

A su turno, el candidato Kast tiene el convencimiento que es preciso terminar con algunas flexibilizaciones que se han introducido al neoliberalismo económico en años recientes; pero, lo que más le importa es volver atrás en las libertades culturales que la sociedad ha conquistado en las últimas décadas: divorcio, matrimonio igualitario, derechos de las diversidades sexuales e igualdad para las mujeres.

Aunque sus ideas conservadoras fueron instaladas en la propuesta constitucional hegemonizada por los republicanos, y rechazadas por la ciudadanía, el candidato Kast persevera en su concepción ideológica ultramontana.

Tanto en Artes como en Kast las convicciones ideológicas están muy presentes. No sucede lo mismo con MEO y Parisi. En ellos no existen convicciones ni ejes ideológicos que los guíen y sus discursos son manifiestamente populistas.

Ambos atacan a la izquierda y a la derecha, al gobierno actual y a la oposición. Acusan a "la elite", que identifican sin excepciones con todos los políticos en actividad (sin mencionar al gran empresariado).

Parisi lo hace de forma vulgar (“ni comunachos ni fachos”, o “se han enriquecido a costa del pueblo”) y MEO, con su retórica rebuscada, y de escasa credibilidad repite, en entrevista con Pedro Carcuro "no estar con la izquierda ni con la derecha te sale difícil". Es el mismo discurso contra las elites que hacen Milei y Bolsonaro; pero, cuando estos personajes se instalan en el gobierno se desentienden de las demandas de los sectores populares y defienden a los poderosos.

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Tanto a MEO como a Parisi los dejaron sus amigos y asesores, porque han perdido credibilidad o porque se dieron cuenta que su palabrería es inconducente y están más interesados en el poder mediático y el dinero antes que al amor por Chile.

En efecto, el partido PRO de MEO se extinguió y ahora el candidato se ha quedado solo, haciendo flexiones en su casa para conseguir adhesiones para su candidatura. Sus anteriores vínculos con la empresa SQM de Ponce Lerou le hicieron perder el respeto de la izquierda, mientras su cercanía a Maduro lo alejan de las instituciones democráticas. Ahora, con su ego incontenible, ha cometido el descaro de compararse con Messi, quien va por su quinto mundial.

Parisi, por su parte, logró mantener el nombre del PDG, su partido; pero la totalidad de sus diputados, elegidos el 2021, se cansaron de él y han encontrado otros caminos. Curiosamente el candidato no se autocritica y culpa del éxodo a los diputados, desestimando los cuestionamientos por su vida en Estados Unidos, las controversias sobre la manutención de sus hijos o las denuncias de acoso sexual en las universidades estadounidenses. Todo esto le hace perder credibilidad a Parisi y le resta autoridad para dirigir los destinos del país.

“Estos personajes, son una extraña fauna que convive con el oportunismo y se emparentan al populismo, no lideran movimientos de gran adhesión en el mundo de las ideas, no inspiran multitudes, no encarnan ideas renovadoras. Su proyecto es, en el fondo, uno solo: ellos mismos”. (Gonzalo Garay, radio Bio Bio, 01 junio de 2025, “Los eternos candidatos”).

El oportunismo se trastoca así en populismo y es lo que explica que este tipo de personajes aparezcan en distintos partidos, que los reformulen o que se conviertan en independientes. Sin convicciones ni principios lo único que les importa es continuar en los espacios de presencia mediática.

Así las cosas, el ego y el oportunismo de Parisi y MEO es lo que les permite adaptarse a las circunstancias políticas del momento, sin un compromiso real con principios o valores. Su comportamiento revela un desprecio por el electorado al cual ven como medio para perpetuar su presencia, antes que como ciudadanos a quienes deben rendir cuentas.

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