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El activismo ambiental de Robert Redford que logró detener central a carbón y denunciar negocio del agua a través de documental

El activismo ambiental de Robert Redford que logró detener central a carbón y denunciar negocio del agua a través de documental

Por: Nicole Donoso | 16.09.2025
La muerte de Robert Redford a los 89 años marca el fin de una era en la que el cine, la política ambiental y la acción comunitaria se entrelazaron como nunca antes. Su cruzada contra el extractivismo y su incansable defensa del agua y la tierra lo convirtieron en un referente del activismo ecológico global.

Robert Redford no solo brilló en la gran pantalla: su verdadero legado, el que impactará en generaciones futuras, se tejió fuera del set, en tribunales, en el Congreso, en reservas naturales y en el corazón de movimientos ciudadanos que lucharon —y ganaron— contra la devastación ambiental.

El actor, director y productor falleció este martes 16 de septiembre en su hogar en Sundance, Utah, dejando un historial de más de cinco décadas de acción ambiental ininterrumpida.

Desde su infancia, cuando recorría los paisajes de Yosemite junto a su madre, Redford comprendió la importancia espiritual y vital de la naturaleza.

Ese vínculo se profundizó en los años 70, cuando el rodaje de Butch Cassidy and the Sundance Kid le permitió contemplar la belleza vulnerable del paisaje del oeste estadounidense. Fue entonces cuando decidió dedicar su vida a proteger esos ecosistemas.

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Redford entendía el poder del cine como herramienta política. A través de The Redford Center, fundado en 2005, transformó la denuncia ambiental en narrativa audiovisual, visibilizando conflictos silenciados por décadas.

Uno de los más urgentes fue el control corporativo del agua. El documental Water & Power: A California Heist expuso cómo empresas privadas manipulaban los derechos hídricos en California, afectando directamente a comunidades rurales y pueblos originarios.

“Water & Power” sacó a la luz contratos secretos, prácticas corruptas y omisiones estatales en un modelo que priorizaba la rentabilidad sobre la dignidad humana.

No fue un caso aislado. En Watershed (2012), Redford promovió la restauración del delta del río Colorado. Este documental no solo denunció la crisis, sino que ofreció soluciones viables, articulando a agricultores, ambientalistas y comunidades locales. La estrategia tuvo impacto real: influyó en políticas públicas que beneficiaron a millones de personas dependientes del río.

Incluso a escala internacional, su visión no se detuvo. El centro que fundó respaldó documentales que abordaron la privatización del agua en Bolivia y las tensiones por recursos hídricos en África subsahariana. Su activismo, entonces, fue global, pero profundamente conectado con lo local.

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La derrota de la central de carbón más grande del mundo

En 1976, Redford lideró una de las luchas ambientales más emblemáticas en Estados Unidos: la detención del proyecto Kaiparowits, una gigantesca central de carbón que habría devastado más de 1.500 acres de territorio virgen en el sur de Utah.

El área amenazada albergaba más de 1.000 especies vegetales y más de 660 especies de abejas. La energía generada ni siquiera iba a beneficiar a la región, sino que se exportaría a California.

Redford no fue una figura decorativa. Estudió los informes técnicos, trabajó junto a científicos del U.S. Geological Survey y articuló una estrategia mediática potente: tras aparecer en “60 Minutes” y generar más de 6.000 cartas de protesta, el megaproyecto fue cancelado.

Pero no se detuvo ahí: durante más de dos décadas continuó presionando, hasta que en 1996 el presidente Bill Clinton transformó 688.000 hectáreas en el Grand Staircase-Escalante National Monument. Hoy, esa zona protegida es uno de los tesoros naturales más extensos de EE.UU., hogar de desiertos, bosques y fósiles de al menos 16 nuevas especies de dinosaurios.

Energía limpia

Redford no solo detuvo proyectos contaminantes. También promovió alternativas. Junto a Vote Solar, su centro canalizó financiamiento público para proyectos de energía renovable.

Solo en California, el modelo impulsado desde The Redford Center logró asegurar más de 100 millones de dólares en bonos municipales, adoptados por ciudades como San Francisco y Berkeley. El resultado: instalaciones solares masivas que redujeron más de 450.000 toneladas de emisiones anuales.

Con Fighting Goliath (2008), documentó cómo comunidades rurales se opusieron a más de 200 centrales de carbón en sus territorios.

La película sirvió como herramienta de organización y empoderamiento comunitario, confirmando que el cine, en sus manos, era más que arte: era política ambiental aplicada.

Liderazgo institucional

Redford también apostó por la transformación institucional. Durante casi 50 años fue fideicomisario del Natural Resources Defense Council (NRDC).

En 2003 financió la construcción de su sede en Santa Mónica, la primera del mundo en obtener certificación LEED Platinum. El edificio, símbolo de sustentabilidad urbana, consume un 40% menos de energía y un 50% menos de agua que los estándares convencionales.

Desde 2016, The Redford Center ha otorgado más de 2 millones de dólares a 60 proyectos documentales ambientales, respaldando un total de 150 filmes y campañas. Solo en 2024, la organización recibió más de 500 postulaciones desde 67 países, confirmando el alcance global de su modelo de acción.

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