
El empleo juvenil: La "Tormenta Perfecta" que ningún candidato quiere ver
El mercado laboral de Chile enfrenta una "tormenta perfecta" que amenaza con agudizar la precariedad del futuro para sus jóvenes. La veloz irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa, que se suma a una vulnerabilidad laboral juvenil ya existente y una marcada desconexión política, crea un escenario de incertidumbre sin precedentes.
Si bien la IA promete oportunidades, también se perfila como una fuerza disruptiva que podría desplazar masivamente empleos, afectando de manera desproporcionada a los jóvenes. A nivel mundial, un informe de Goldman Sachs proyecta que hasta 300 millones de puestos de trabajo podrían ser automatizados.
Para Chile, el panorama es concreto: un estudio estimó que la probabilidad de automatización de un empleo en el país es del 42.2%, lo que podría impactar a 3.3 millones de trabajadores. Este riesgo no se limita a roles de baja cualificación, pues alcanza un 37% en empleos de alta calificación.
Esta amenaza tecnológica agrava un problema de precarización juvenil ya arraigado en el país. En 2020, la cifra de jóvenes que ni estudian ni trabajan ("ninis") llegó al 23.3%, su nivel más alto en 15 años. La pandemia de Covid-19 empeoró esta situación, con una pérdida de empleos proporcionalmente mayor entre los jóvenes que en los adultos. Datos recientes de Fundación SOL revelan un deterioro continuo: la informalidad supera el 50% en menores de 20 años y apenas un 21.5% de la población joven cuenta con un empleo protegido.
La IA generativa ya está mostrando sus efectos. Una investigación de la Universidad de Stanford ha detectado una caída importante en la contratación de personas de 22 a 25 años en áreas expuestas a la automatización, como el desarrollo de software. Esto amenaza con eliminar los trabajos de nivel inicial, que tradicionalmente son la puerta de entrada de los jóvenes al mundo laboral, lo que podría desatar una "crisis social y de desigualdad".
Mientras la ciudadanía chilena demuestra una creciente conciencia sobre este desafío, la respuesta institucional es insuficiente. Un 55% de los chilenos considera que el conocimiento en IA será fundamental para el futuro laboral y un 42% ya se está capacitando por su cuenta. Esta iniciativa individual contrasta con la inacción de las políticas públicas.
En medio de esta tormenta, los principales candidatos presidenciales muestran una notoria desconexión con la urgencia del tema. Sus discursos se centran en seguridad y economía tradicional, dejando el futuro del empleo juvenil en la era de la IA en un segundo plano. Esta brecha política ignora la disrupción tecnológica y deja a la juventud sin una hoja de ruta para enfrentar el futuro.
Para navegar esta tormenta, se requiere una estrategia integral que actúe simultáneamente en tres frentes clave. El punto de partida es una reforma educativa profunda, que comience con una "alfabetización" urgente del mundo docente en pensamiento computacional e inteligencia artificial. Más allá de la necesaria actualización de los currículos, es vital fomentar el pensamiento crítico y la ética digital, habilidades insustituibles que permitirán a los jóvenes complementar la tecnología en lugar de competir contra ella.
Paralelamente, es fundamental impulsar una adaptación del mercado laboral, capacitando a la juventud para los empleos del futuro en áreas emergentes como la sostenibilidad, las energías renovables y la ciberseguridad. Esto exige una estrecha colaboración entre el Estado y el sector privado para diseñar roles que faciliten la adquisición de habilidades digitales directamente en el entorno de trabajo, con herramientas de IA de última generación.
Finalmente, este esfuerzo debe ser respaldado por una respuesta política contundente. Se necesita un compromiso estatal que equilibre la innovación con la protección social, estableciendo un foro permanente y multidisciplinario. Este organismo, compuesto por expertos, sociedad civil y líderes de la industria, deberá monitorear el impacto de la IA en tiempo real, ajustando las políticas para evitar que la tormenta se convierta en un huracán sin control.
En conclusión, el futuro del empleo juvenil en la era de la IA es un asunto de dignidad y cohesión social. Ignorar esta disrupción solo agravará las brechas existentes. El momento político exige que los candidatos eleven el debate para forjar un nuevo pacto que ofrezca una ruta clara y visionaria para la generación que definirá el futuro de Chile.