
11 de septiembre y Palestina: La lucha por la humanidad
Nuevamente septiembre en esta tierra de fin de mundo. El septiembre que todos esperamos con ansias, pero también, con dolor. Esperamos ansiosos los volantines, las empanadas y las fondas. Pero antes de eso, con dolor recordamos la oscuridad que precede a la fiesta patria. La semana en la que se rompió la democracia y comenzó una historia de 17 años de horror y terror.
Esa historia que comenzó un 11 de septiembre con un palacio en llamas y con miles de compatriotas detenidos, torturados, asesinados y desaparecidos por creer en algo diferente. Nuestra historia obliga a disociarse y sentir dolor y alegría en el período de un solo mes.
Pero escribo esto no por nuestra historia. O sí, porque nuestra historia es La historia. La historia de la lucha por la humanidad. Una que debería aprenderse para siempre, aquí y en todos los territorios del mundo, de defender al humano y su dignidad en todos los contextos, en todas las circunstancias.
Hace unos días desembarcó en Barcelona la Global Sumud Flotilla (traducido de varios idiomas, la flota global de la perseverancia). Un grupo de barcos con apoyo civil de varios países para romper el cerco que Israel impone para impedir el acceso de ayuda humanitaria a los gazatíes.
Un movimiento humanitario civil y global para detener el genocidio de un pueblo entero que los gobiernos no han sabido (o más bien, querido) detener. Una luz de esperanza frente a la reciente amenaza de oscuridad total que ha impuesto el Estado genocida de Israel a toda la ciudad de Gaza. Una flota de lucha por la humanidad que, en este rincón del mundo, resuena en septiembre con toda su fuerza.
Y es que, frente a la violencia vivida en territorio nacional, los chilenos y chilenas saben muy bien lo que fue la solidaridad internacional. Se estima que más de 200 mil compatriotas sobrevivieron a la dictadura gracias a la ayuda y solidaridad de otras naciones, cuando al ser exiliados fueron acogidos por decenas de países, entre ellos Venezuela, México, Estados Unidos, Alemania, Cuba, Francia, e incluso, Israel.
No sólo recibieron exiliados, sino que detuvieron cadenas productivas para impedir la continuidad de la violencia, como hicieron los obreros escoceses retratados en el documental “Nae Pasaran” al negarse a reparar los motores de los Hawker Hunter entre 1974 y 1978.
En el caso de los palestinos, también han habido acciones de boicot productivo frente a la violencia del Estado sionista, con trabajadores portuarios de España, Italia y también de Chile negándose a trasladar cargamento a Israel. En este mundo global, cada acción solidaria tiene un efecto poderoso e inesperado.
Y por eso escribo esto. Su historia, es nuestra historia. Es la historia de tantos y tantas alrededor del mundo, desde el principio de los tiempos hasta el día de hoy. Es también, tan dolorosamente, la historia de la persecución judía en la segunda guerra mundial. Una historia que se repite, en la que cambian los actores, en la que perseguidos se vuelven perseguidores. Porque nunca se está a salvo de la destrucción de la humanidad.
No la humanidad como especie vulnerable a su fin filogenético, sino como valor máximo del respeto a la vida y la diferencia. Nuestra humanidad. Frente al auge de los gobiernos de extrema derecha, nunca debe olvidarse que ningún derecho está ganado para siempre. Que siempre somos vulnerables a la persecución (y también, a ser los perseguidores). Solo basta ser distinto y que a alguien le incomode tu diferencia. Solo basta que llegue alguien distinto y nos incomode su diferencia.
Frente a eso, siempre, hay que buscar, pelear y defender el respeto al derecho humano máximo de existir en la diferencia. La lucha por la defensa de la humanidad de los gazatíes, de los palestinos, es la lucha por los detenidos, torturados, asesinados y desaparecidos en dictadura.
Es también, la lucha de los migrantes asediados por ICE en EEUU, de los periodistas perseguidos en El Salvador, de las víctimas de trabajos forzados en Corea del Norte o la lucha de los desplazados en Venezuela. Es la lucha de los pueblos por defender su libertad, siempre, frente a cualquier opresor. Es la lucha de toda la humanidad, por defender a La humanidad. Siempre y en todo lugar.