
Marco Enríquez-Ominami y sus posturas como candidato: Alejado de ideologías y “ser un presidente de mediación”
Tras llegar a las 36.000 firmas necesarias para inscribir una candidatura presidencial, aspirante a La Moneda Marco Enríquez-Ominami mostró la hoja de ruta y los principios en su quinta aventura consecutiva.
Mediante una carta abierta, ME-O convocó a los chilenos que se encuentran desilusionados de la eterna lucha entre izquierda y derecha en nuestro país.
ME-O busca ser candidato de mediación democrática
“Dos visiones se enfrentan: La manera de ver el país defendida por Jara y Boric, ya rechaza da por el 62% de los chilenos, y el regreso al orden moral promovido por Kaiser y Kast, portador de valores que la mayoría condena, y con razón”, comienza su misiva.
“Este doble rechazo, expresado en los referéndums para una nueva Constitución, refleja un país que no se reconoce en ninguno de estos dos caminos”, añadió.
En ese sentido, Enríquez-Ominami ofrece otro camino. “El análisis de la situación es claro: Los chilenos quieren un cambio. Basta recorrer el país para medir el hartazgo y la exasperación frente a la situación actual”.
“La mayoría no cree en ninguno de los dos modelos que se le quiere imponer. Cada uno vota por miedo al otro. Estamos entonces ante un bloqueo político profundo, donde el miedo alimenta la radicalización, y donde la salida no puede venir de la repetición del pasado, es decir, de los extremos que apuestan a nuestra falta de memoria”.
En ese sentido, advierte que se deben buscar otras fórmulas que la lógica actual, porque “si persisten, tendrán a Kast como presidente”.
Lejos de polos opuestos
Marco Enríquez-Ominami propone “verdaderas respuestas a los problemas reales que están en el corazón de la crisis que atravesamos. Instrumentalizarlos para imponer soluciones ya rechazadas por la mayoría no hace más que agravar la fractura”.
“Hoy, la mayoría de los chilenos vive bajo la presión permanente del crédito, y una proporción alarmante de ellos está en situación de sobreendeudamiento. Para muchos, el crédito no financia la inversión o la mejora de la calidad de vida, sino que sirve para cubrir necesidades básicas: Vivienda, alimentación, salud y educación. Un endeudamiento destinado a financiar la precariedad no es un signo de prosperidad en un país moderno; es una forma de servidumbre inaceptable”, acusa.
“Si queremos evitar que el miedo, el resentimiento y el cansancio ante lo inaceptable entreguen nuestro país a los extremos, debemos trazar un camino independiente de los aparatos partidarios, capaz de reunirnos en torno a proyectos comunes”, propone.
Para cerrar, ME-O avisa que “ese es el compromiso que asumo: Ser un presidente de mediación, ofreciendo a Chile la respiración democrática indispensable para romper con el enfrentamiento estéril impuesto por la lógica de los partidos y las coaliciones. Esta respiración es la condición para que la izquierda, la derecha y el centro pue dan reconstruirse en torno a actores más maduros y responsables, para iniciar juntos la apertura de un nuevo ciclo político necesario. Solo un mandato de mediación con resultados dará al país la fuerza y la estabilidad para cruzar este umbral”.