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Pierden su verdor hasta que mueren: El drama de los peumos, litres y quillay que no se recuperan de megasequía en Chile central
Pardeamiento del bosque esclerófilo en Chile central. Foto: Conaf.

Pierden su verdor hasta que mueren: El drama de los peumos, litres y quillay que no se recuperan de megasequía en Chile central

Por: María del Mar Parra | 03.08.2025
En Chile central los años de sequía han causado estragos en el bosque nativo. Peumos, litres y quillay pierden su verdor y mueren en grandes extensiones de territorio. El bosque esclerófilo provee servicios como agua, limpieza del aire y regulación de la temperatura, pero está altamente amenazado.

A pesar de que los últimos años en Chile han sido lluviosos, especialistas y meteorólogos hablan de un paréntesis en medio de la megasequía y no el fin de esta. En algunos ecosistemas, la lluvia no ha borrado el impacto de un largo período de crisis hídrica. Uno de esos ecosistemas es el bosque esclerófilo, cuyos árboles muestran un preocupante signo de debilitamiento.

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Especies nativas típicas de este ecosistema nativo de Chile central, como el peumo, el litre o el quillay, han ido perdiendo su verdor en un fenómeno denominado entre científicos como “browning” o “pardeamiento”. Los árboles comienzan a perder vigor y follaje, e incluso terminan muriendo en grandes extensiones de territorio.

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“Las especies arbóreas más dañadas han sido quillay, con alta mortalidad de individuos adultos; peumo y litre, con pérdida masiva de follaje; y especies asociadas a condiciones de alta humedad, como la patagua y el lingue, muchas veces con alta mortalidad de individuos”, explica Marcelo Miranda, académico de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la Universidad Católica.

Miranda explica que el factor definitivo detrás de este proceso es el cambio climático, que en Chile central se traduce en una exacerbación de condiciones climáticas locales, produciendo un aumento de las sequías y olas de calor a niveles no registrados anteriormente, que han causado el pardeamiento del bosque nativo esclerófilo.

Ecosistema único

Los bosques mediterráneos en sí son difíciles de encontrar en el mundo, ubicándose solo en cinco lugares del planeta. El bosque mediterráneo chileno, el esclerófilo, posee una alta variedad de especies que solo existen en dicho lugar, lo que lo convierte en un hotspot de biodiversidad reconocido en todo el globo. 

Su valor no siempre estuvo a la vista para toda la sociedad: desde la propia Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) han argumentado que el bosque esclerófilo corresponde a “maleza o arbustos de ningún valor ambiental”, para justificar el cambio de uso de suelo para fines agrícolas. Pero la evidencia científica ha logrado demostrar su importancia ecológica así como su preocupante estado de degradación.

Para el investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y del centro CAPES, Patricio Pliscoff, de entre los 88 ecosistemas encontrados en Chile, el más destacable por su carácter único es precisamente el bosque mediterráneo de la zona central. “En ese ecosistema se combinan los dos peores escenarios: está muy amenazado por la presión forestal, agrícola e inmobiliaria, y está muy poco protegido. Menos del 4% de la zona central que contiene estos bosques está en un área protegida, y además es el lugar donde se concentra la mayoría de la población del país”, explica. 

Además, el bosque esclerófilo entrega servicios ecosistémicos como la producción de agua dulce, la regulación de la temperatura en días de calor extremo, la limpieza de contaminantes del aire, la captura de carbono reduciendo el calentamiento global, la provisión de plantas medicinales y frutos y el fomento de la polinización, que también fomenta la producción agrícola de forma sostenible.

Un estudio reciente de investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad descubrió por ejemplo que las plantaciones de paltos cercanas a bosques esclerófilos son más productivas debido a los polinizadores nativos presentes en el ecosistema.

¿Qué se puede hacer?

Una de las principales acciones que se pueden tomar para proteger el bosque esclerófilo es evitar las acciones que generan o propician incendios forestales, ya que estos dejan a los árboles aún más debilitados ante el clima extremo.

Otras acciones recomendadas por Miranda son promover la restauración ecológica incorporando especies nativas con mayor resistencia a la sequía, y que la extracción de recursos del bosque se haga con criterios ecológicos y silviculturales adecuados para evitar que se debilite la dinámica interna de estos ecosistemas ya delicados.