
Nada nuevo hay bajo el sol: La campaña del terror
Santiago de Chile, calle Cumming, 21 horas de la fría noche del domingo 29 de junio de 2025. Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista, que ha vencido en las elecciones primarias efectuadas ese día, se dirige a sus adherentes. “Hoy vengo a ofrecer mi corazón…”, dice emocionada.
Enseguida, con palabras simples, entrega un mensaje de unidad de la centroizquierda y los movimientos sociales; y los principales aspectos a considerar para ganar los comicios de noviembre.
Su victoria sorprende a las elites intelectuales conservadoras, a los grupos empresariales y a los partidos de derecha que estaban convencidos de que Carolina Tohá, la abanderada del Socialismo Democrático, sería la vencedora. Inmediatamente, los sorprendidos inician una operación anticomunista o “campaña del terror”, destinada a evitar que Jeannette Jara se electa presidenta de Chile.
La cruzada se basa en comentarios, mentiras, informaciones falsas o alarmistas, medias verdades, noticias falsas o fake news profusamente divulgadas en los medios de comunicación que controlan y las redes sociales. La cruzada del terror no es nueva en la historia de nuestro país, como veremos a continuación.
“Chileno… es así como quieres ver a tu hija”
En marzo de 1964, después de la victoria del socialista Óscar Naranjo en las elecciones complementarias de diputado por Curicó y Mataquito, hecho que fue conocido como “el Naranjazo”, la derecha, los grupos empresariales y el gobierno de Estados Unidos advirtieron que Salvador Allende ganaría las elecciones de septiembre de ese año.
Entonces, reaccionaron quitándole el apoyo a Julio Durán, hasta ese momento su candidato, para sostener al democristiano Eduardo Frei Montalva, e iniciaron una colosal campaña del terror.
Esta cruzada estuvo marcada por la entrega de informaciones falsas y alarmistas. Se divulgaron masivamente fotografías de tanques soviéticos estacionados frente a La Moneda; se dio por cierto que si el abanderado de izquierda ganaba desaparecería la propiedad privada; dejarían de existir las religiones.
Se publicaron falsos planes de Allende para destruir la familia tradicional enviando a los niños a Cuba o a la Unión Soviética para ser educados bajo la doctrina marxistaleninista. También, trajeron a Chile a Juana Castro, hermana de Fidel, para que les hablara a las mujeres de lo que les esperaba si el candidato del Frente de Acción Popular conseguía la victoria.
Millones de volantes se arrojaron en las calles, así como cientos de miles de afiches se pegaron en las paredes y postes del alumbrado público. Uno de ellos, ilustrado con una gran fotografía de un desfile de milicianas cubanas armadas, decía: “Chileno… es así como quieres ver a tu hija”; otro panfleto, con una enorme fotografía de una persona que sería fusilada en el país caribeño, sostenía: “Chileno… es el paredón el futuro que quieres para tu padre, tu hermano, tu amigo”.
Además, para asegurarse que los creyentes católicos y evangélicos votaran contra Allende, se crearon programas destinados a ese universo, que eran transmitidos por radios de todo el país. Un anuncio en la prensa decía: “Por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Escuche hoy por la siguientes emisoras y horarios [aparecían más de dos decenas de emisoras de todo el país] (…) ‘Cristianismo y Comunismo, ante el amor, la educación y la familia’”.
Del mismo tenor, una publicación del diario La Nación sostenía: “Entre Rusia y Chile, decida por Chile Dr. Allende. Expresiones de don Manuel Urrutia, expresidente de Cuba, quien colaboró con Fidel Castro, en una carta dirigida al candidato del FRAP con fecha 17 de agosto. ‘Usted no podrá hacer valer en su gobierno los intereses del pueblo chileno’”, decía el cubano.
Así, cartas de personalidades anticomunistas, comentarios mal intencionados, noticias y planes falsos fueron profusamente divulgados por radios, diarios y revistas dependientes de la derecha y los clanes empresariales de Santiago y provincias. El Frente de Acción Popular, aunque sospechaba de la naturaleza de la campaña, nunca pudo determinar cómo se financiaba y dónde estaba el “centro coordinador”.
Sin lugar a duda, la campaña del terror de 1964 fue exitosa, y en gran medida provocó que, temeroso del futuro, gran parte del electorado votara contra el candidato de izquierda. La mentira había vencido.
Operación “Andalién”
Seis años más tarde, para las elecciones presidenciales de septiembre de 1970, en las que Salvador Allende, abanderado de la Unidad Popular, tenía muchas opciones de ser electo, la derecha y los grupos empresariales apoyados por el gobierno de Estados Unidos montaron otra campaña del terror similar a la de 1964, esperando que fuera tan exitosa como aquella. Sin embargo, esta tendría un gran inconveniente.
En julio de 1970, simultáneamente en la Cámara de Diputados y en la prensa, se denunciaron las actividades ilegales de la Agencia de Publicidad “Andalién”. “Centro coordinador” (términos de las operaciones secretas) de la nueva campaña del terror que había desatado la derecha chilena, los grupos empresariales y el gobierno de Estados Unidos.
El historiador Jorge Magasich, entrega antecedentes de la cruzada anticomunista de 1970.
Esta era “un aluvión de avisos radiales y de inserciones de prensa [que] alertan contra los sistemas que aplastan la libertad, o que desatan el terror y la violencia, donde todo pertenecerá al Estado. Entre ellos el afiche con tanques soviéticos frente a La Moneda con la frase ‘En Checoslovaquia tampoco pensaban que esto sucedería’.
Pintan la frase Allende es comunismo, comunismo es hambre/odio. Aviones lanzan 20 millones de volantes con una fotografía de Allende y una frase terrorífica que se lee con lente de aumento; cien mil calendarios con la frase Virgen del Carmen patrona de Chile, sálvanos del comunismo, y distribuyen otras tantas ‘tarjetas de racionamiento’.
Surge un formulario apócrifo de inscripción a una inexistente ‘reforma urbana’ donde se pregunta si está en condiciones de recibir moradores permanentes en su casa, y si no explicar por qué.
Firman grupos desconocidos como Chile Joven, Independientes de Chile, Movimiento de Renovación Nacional y Acción Mujeres de Chile. Ninguna de estas publicaciones lleva el pie de imprenta exigido por la ley, salvo la revista La Palmada en la Frente donde el caricaturista Luis Goyenechea (Lugoze) describe lo que ‘sucedería’ en Chile si gana Allende”.
En el libro de mi autoría, Con el fusil en la espalda. La historia del arriero revolucionario y el ocaso del FPMR (Crítica, 2025), se relata como en junio de 1970 las Juventudes Comunistas desbarataron el “Centro coordinador” de la campaña del terror contra Allende cuya fachada era la Agencia de Publicidad “Andalién”.
Con la finalidad de desenmascarar la ignominiosa cruzada, una tarde de fines de junio, militantes de las Juventudes Comunistas ingresaron a una pequeña y extraña oficina en el octavo piso del n° 251 de calle Teatinos, donde funcionaba la Agencia de Publicidad “Andalién”, que dirigía el exoficial naval y agente de inteligencia, Salvador Fernández Zeger. Allí, no sin esfuerzo, se apoderaron del maletín de cuero negro del director, que llevaba esposado a su muñeca, y de otros documentos importantes.
En el James Bond había comprobantes de pago y listas de financistas. También datos de los ocho equipos que habían pegado en las paredes y postes casi un millón de afiches. El antecedente de que en junio habían gastado E° 2,2 millones en inserciones en 40 radios y 22 diarios. Habían distribuido 100 mil ejemplares de revista La Palmada en la Frente y nueve números de la revista Idea que trataba temas como “burocracia y Estado”, “Libertad de trabajo”, “Justicia (paredón)”, “pornografía en diarios”, “intelectualidad rusa sometida a prisión”, “flota rusa a las puertas de Valparaíso”, y “desfile militar soviético en Santiago”.
Aparecen vinculados a las actividades de la Agencia de Publicidad “Andalién”, Sergio Onofre Jarpa, importante dirigente del Partido Nacional; Julio Durán, excandidato presidencial; el dirigente alessandrista Eduardo Boesch; el diputado Patricio Mekis; y la directiva gremialista de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica que recibía E° 30 mil.
Entre los donantes figuraba el Bank of America, el First National City Bank, la Anaconda Copper Mining Company (Mineral de Chuquicamata), y una impresionante lista de otras empresas nacionales. En otros papeles aparecía la chapa (nombre falso u operativo) del agente de la CIA que entregaba las instrucciones de la campaña del miedo a Fernández Zeger. También aparecían las consignas fundamentales que debían difundir diarios, revistas y radios.
La denuncia en la prensa y en la Cámara de la espuria maniobra con la que la derecha chilena, los grupos empresariales y el gobierno norteamericano, se proponían por segunda vez evitar la victoria allendista, fracasó, en gran medida, por el descubrimiento del “Centro coordinador”, camuflado en la Agencia de Publicidad “Andalién”, encabezado por el exoficial de la Armada. La izquierda había aprendido la lección de 1964.
El presente
Más de medio siglo después, la amplia coalición de centroizquierda que respalda a la candidata Jeannette Jara debe prepararse para enfrentar la nueva campaña del terror, cuyas puntas de lanzas son opinólogos y exmilitantes del Partido Comunista que tienen audiencias preferentes en los medios de comunicación controlados por la derecha.
Particular importancia deberán poner en las redes sociales donde ya actúan enjambres de bots divulgando noticias falsas. Denunciar ante la ciudadanía el origen y financiamiento de la nueva cruzada del miedo ayudará al éxito de la campaña presidencial de la centroizquierda.
En definitiva, la coalición que apoya a Jeannette Jara debe aprender y rápido de la historia tomando en cuenta que en Chile, en esta materia, nada nuevo hay bajo el sol.