
Hígado graso: Cuáles son los síntomas que no deben ser ignorados para prevenir cáncer hepático
En el mes del hígado graso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sensibiliza, especialmente al público masculino, sobre esta enfermedad que avanza sin dar señales y que, en muchos casos, solo se detecta cuando ya ha generado complicaciones graves, como cirrosis o cáncer hepático.
El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, a menudo se desarrolla en silencio y sin manifestaciones clínicas evidentes.
“Prácticamente no existen manifestaciones y la evolución natural de este trastorno es la que condiciona las complicaciones”, explicó el gastroenterólogo y hepatólogo Guillermo Silva, de Clínica MEDS.
En ese sentido, solo es posible diagnosticarla con certeza mediante exámenes de imágenes como ecografías abdominales, resonancias magnéticas o análisis de laboratorio específicos.
¿En qué consiste el hígado graso?
De acuerdo con el especialista, esta enfermedad “corresponde a la acumulación de grasa, a manera de triglicéridos, que es un tipo de grasa dentro de las células que componen el hígado que se llaman hepatocitos".
En concreto, "cuando esta cantidad excede más del 5% de la cantidad de células propias del hígado hablamos de este trastorno”.
¿Qué factores determinan el hígado graso?
Si bien afecta a personas de todas las edades, el hígado graso se desarrolla eventualmente en pacientes que padecen sobrepeso, obesidad abdominal, colesterol alto, triglicéridos elevados y diabetes.
Según indica el especialista, los pacientes obesos tienen hasta un 90% de probabilidades de sufrir de hígado graso, mientras que los diabéticos alcanzan un 70% de los casos, y solo un 50% entre quienes tienen dislipidemias -niveles anormales de lípidos en la sangre-.
¿Qué síntomas se vinculan al hígado graso avanzado?
“Lo frecuente es encontrar trastornos como la desorientación, en donde las personas suelen invertir el ritmo del sueño de tal manera que duermen de preferencia en el día y se despiertan en la noche", indica el especialista.
Además, los pacientes "tienen comportamientos erráticos que salen de lo común y la familia se da cuenta rápidamente de este tipo de trastorno".
En casos graves, "incluso, pueden llegar a la pérdida de conciencia”, alertó el especialista.
Sin embargo, existe un riesgo mucho más significativo ya que incrementa las probabilidades de sufrir cáncer hepático.
Según Silva, “se puede dar con una frecuencia entre el 4% y el 25% de los enfermos que evolucionan con esta entidad de forma avanzada, que incluso se puede presentar antes de la aparición de la cirrosis”.
Otras posibles complicaciones incluyen hemorragias digestivas a causa de várices esofágicas o gástricas, las cuales requieren tratamientos médicos especializados.
¿Cómo prevenir el hígado graso y evitar el cáncer hepático?
Lo principal es llevar una alimentación y hábitos saludables. Esto es, cambiar el estilo de vida, por ejemplo, reduciendo el peso de forma progresiva y gradual.
También, se sugiere reducir la ingesta de hidratos de carbono (carbohidratos) en forma significativa, no más del 45% de la dieta en base a este componente.
Disminuir el consumo de grasas saturadas (frituras, carnes rojas, lácteos, manteca, aceite de coco o palma), en menos del 10%, también será beneficioso.
Por otro lado, es ideal realizar actividad física de forma constante: al menos 30 minutos aeróbico intenso, de 3 a 5 veces por semana.