
Día de las Tortugas Marinas: Cómo el cambio climático y la contaminación está acabando con 5 especies en Chile
En el marco del Día Mundial de las Tortugas Marinas, Greenpeace ha lanzado una nueva alerta sobre el grave riesgo de extinción que enfrentan estas especies ancestrales, conocidas como los “dinosaurios del mar” por su existencia de más de 100 millones de años.
La organización ambientalista hizo hincapié en que su supervivencia podría verse favorecida si se concreta la ratificación del Tratado Global de los Océanos, actualmente en discusión en Niza.
En el caso de Chile, la situación es especialmente delicada: cinco de las siete especies de tortugas marinas del planeta habitan en sus aguas y todas están amenazadas.
Las especies cabezona, laúd y carey están en peligro crítico, la tortuga verde se encuentra en peligro de extinción, mientras que la olivácea se considera vulnerable.
“Aunque hayan sobrevivido a grandes extinciones a lo largo de la historia del planeta, las presiones acumuladas por las actividades humanas están llevando a estas emblemáticas especies al límite del colapso”, advirtió la vocera de Greenpeace.
¿Qué factores amenazan a las tortugas marinas?
La combinación de factores como la pesca incidental, la contaminación plástica, la caza ilegal y la destrucción del borde costero ha deteriorado progresivamente sus hábitats.
A ello se suma la creciente amenaza del cambio climático, que está afectando directamente sus ciclos de vida.
Uno de los efectos más críticos es la alteración de la temperatura de la arena donde desovan. Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU., si los huevos incuban por debajo de los 27 °C, nacen machos, mientras que temperaturas superiores a los 31 °C producen hembras.
Este cambio está provocando un desequilibrio preocupante en las proporciones sexuales. “Es una proporción insostenible para la supervivencia futura”, alertó la representante de Greenpeace.
Además, el aumento del nivel del mar, derivado del derretimiento de los polos, podría hacer desaparecer muchas de las playas históricas de anidación.
Las alteraciones en las corrientes marinas también afectan sus rutas migratorias, forzándolas a desviarse por trayectos más extensos y peligrosos.
Incluso las tormentas tropicales más intensas, cada vez más frecuentes, erosionan la costa y destruyen los nidos, dificultando aún más la reproducción.
El problema se ve agravado por la contaminación por plásticos, una amenaza persistente. Muchas tortugas confunden bolsas plásticas con medusas -su alimento natural-, lo que puede causar bloqueos intestinales, desnutrición o la muerte.
¿Cómo contrarrestar este problema?
Frente a esta compleja realidad, Greenpeace subraya la importancia de avanzar en acciones concretas. La ratificación del Tratado Global de los Océanos, que propone la creación de una red de santuarios marinos y mecanismos de protección internacional, podría marcar un punto de inflexión.
“Hoy, más que nunca, se hace urgente tomar medidas reales: proteger las playas, reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, regular las actividades humanas destructivas en zonas costeras y avanzar hacia acuerdos internacionales vinculantes como el Tratado Global de los Océanos. Solo así estas especies, que han sobrevivido durante millones de años, podrán seguir existiendo en nuestro planeta”, concluyó la vocera de la organización ambientalista.