
Sin Mundial pero con futuro: El nuevo camino de la Roja
Sin embargo, para la selección chilena, este proceso ha significado un duro golpe. Luego de 16 fechas disputadas y tras caer por 2‑0 ante Bolivia en La Paz, “La Roja” ha quedado matemáticamente eliminada. El sueño de volver a una Copa del Mundo se ha esfumado por tercera edición consecutiva.
Un proceso que comenzó con ilusión
La llegada de Ricardo Gareca al banquillo nacional generó un renovado entusiasmo. El “Tigre” asumía el cargo con el objetivo de revertir la imagen del equipo, que venía de no clasificar a Rusia 2018 ni a Qatar 2022. El panorama parecía favorable: con la ampliación de cupos por parte de la FIFA, Sudamérica tendría seis lugares directos y un cupo al repechaje, lo cual hacía de esta clasificatoria una oportunidad histórica para selecciones en reconstrucción como Chile.
Sin embargo, los resultados no acompañaron. Bajo la dirección de Gareca, Chile logró apenas una victoria y múltiples empates dolorosos, sumando solo 10 puntos tras 16 fechas. Con este puntaje, quedó en la última posición de la tabla, empatado con Perú, pero con una peor diferencia de gol. A falta de dos partidos por disputar, los ocho puntos que separan a la Roja del séptimo puesto (actualmente Venezuela, con 18) ya no pueden ser descontados.
Una realidad ineludible: la tabla no miente
El golpe definitivo llegó en El Alto, donde Bolivia venció 2‑0 a Chile. La derrota no solo significó otro traspié en el terreno de juego, sino que marcó el punto final de un proceso que no logró consolidarse. Las estadísticas fueron implacables: históricamente, el equipo que alcanza el séptimo lugar acumula entre 22 y 24 puntos. Incluso en un escenario optimista, la Roja ya estaba muy lejos de esa marca.
En este contexto, la renuncia inmediata de Ricardo Gareca tras la derrota no fue una sorpresa. El técnico argentino asumió la responsabilidad del fracaso y anunció su salida en conferencia de prensa, reconociendo que el ciclo no había dado los frutos esperados.
Como reflejo de esta situación, incluso las casas de apuestas ajustaron sus proyecciones. Las cuotas en plataformas deportivas —según un listado revisado por Oddspedia— ya no incluían a Chile entre los posibles clasificados, confirmando el consenso general sobre su eliminación
¿A dónde hay que poner el ojo para mejorar?
Más allá de los nombres en la banca o dentro del campo, la eliminación de Chile también es el reflejo de un problema más profundo: la falta de recambio generacional y la dependencia prolongada de la llamada “generación dorada”. Futbolistas como Claudio Bravo, Gary Medel, Arturo Vidal y Alexis Sánchez fueron fundamentales en las Copas América de 2015 y 2016, pero en 2025 ya no muestran el mismo impacto en el campo, ni cuentan con un entorno competitivo sólido que los respalde.
El escaso surgimiento de nuevos talentos, la poca participación internacional de los clubes locales y decisiones institucionales cuestionables por parte de la ANFP han contribuido a un estancamiento progresivo del fútbol chileno en los últimos años.
Partidos sin trascendencia y foco en el futuro
Los dos compromisos restantes de la Eliminatoria —ante Brasil y Uruguay— ya no tienen impacto clasificatorio. Aunque podrían servir para dar minutos a jóvenes jugadores o evaluar alternativas tácticas, la realidad es que la prioridad ahora debe ser otra: definir un proyecto serio de cara al Mundial 2030.
En este escenario, nombres como Darío Osorio, Marcelino Núñez, Víctor Dávila o Alexander Aravena aparecen como apuestas a futuro. El desafío será rodearlos de un cuerpo técnico estable, una planificación deportiva coherente y una dirigencia que esté a la altura del desafío.
¿Y ahora qué?
La pregunta que surge naturalmente es: ¿qué viene para Chile? La primera gran decisión será nombrar a un nuevo seleccionador nacional. Este debe ser alguien con visión a largo plazo, dispuesto a liderar un proceso de transición generacional sin atajos ni improvisaciones. Pero también se necesita una reestructuración a nivel dirigencial y de formación, empezando desde las divisiones inferiores, los torneos juveniles y la mejora de infraestructura en los clubes.
La ANFP, que ha sido duramente criticada por su falta de planificación en ciclos anteriores, está frente a una encrucijada. Más que buscar un técnico salvador, debe establecer las bases para que el fútbol chileno vuelva a ser competitivo a nivel continental y mundial.
Conclusión
La eliminación de Chile del Mundial 2026 es un hecho irrefutable. En lo que debía ser una oportunidad dorada, con un formato favorable, el equipo se quedó sin respuestas, sin gol, sin identidad y sin puntos. Lo que alguna vez fue una selección temida en América ahora enfrenta la necesidad urgente de refundarse.
El futuro dependerá de decisiones valientes, de una mirada honesta al presente y de una apuesta clara por el desarrollo. Porque el problema no fue solo quedar fuera del Mundial, sino no haber competido con verdadera ambición. Y eso, en un país con historia y orgullo futbolístico como Chile, no puede repetirse.