
El día en que Gabriela Mistral conoció su carta astral en la que el cielo describía su inquietud y vitalidad
No fue un horóscopo banal ni una curiosidad pasajera. Fue un gesto de amistad y profundidad, nacido de una mujer mexicana que quiso obsequiarle a Gabriela Mistral el mapa simbólico de su alma: su carta astral.
A mediados de 1952, la carta fue encargada al astrólogo Magis —seudónimo de Aldo Lavagnini— y llegó con una lectura tan certera como poética, como si los astros también pudieran escribir sobre ella.
“El Sol en Aries, en conjunción aplicante con Marte…”, comienza el análisis, destacando su “vitalidad exuberante” y su “temperamento sumamente inquieto y activo”.
Una mujer de acción, empujada por Marte, pero también por la necesidad ética que impone Urano: “amor de la Verdad, de la Justicia y de la Libertad”. El cielo dibujaba con símbolos lo que Mistral había vivido con carne y palabra.
La Luna en Cáncer, formando sextil con Marte y Venus, revelaba su fecunda sensibilidad y la intensidad emocional que nutrió su obra. Mercurio, recién ingresado en Aries, anunciaba una mente intuitiva, veloz, que incentivaba el sentimiento del rimo y la vena poética.
El astrólogo agregaba algo más: “Posiblemente, la época de mayores cambios en la vida, presentándole oportunidades nuevas desde 1931 o 33, al ingresar el Sol progresado en el móvil signo de Géminis. Esos años especialmente favorecen intensas experiencias espirituales.”
Y no se equivocaba. En 1932, justo en ese lapso, Mistral comenzó su carrera consular: fue nombrada cónsul de Chile en Génova, iniciando un largo recorrido diplomático que la llevaría por Europa y América, convirtiéndola no solo en embajadora de la poesía, sino también en figura política de su tiempo. La astrología, desde otro lenguaje, captaba esa transformación.
Luego, el texto menciona: “Actualmente —desde 1951— Mercurio en noción retrógrada, demuestra un cambio radical en su actitud y pensamientos. Y la conjunción aplicante del Sol con Marte, en trígono con Urano, favorece los viajes y una vida más activa con nuevos contactos, relaciones e intereses.”
Ese “cambio radical” fue que en 1951 cuando Gabriela Mistral recibió el Premio Nacional de Literatura, y dos años después se le nombró Cónsul de Chile en Nueva York, lo que le significó participar como delegada de Chile en la Asamblea de las Naciones Unidas en más de una ocasión durante la década de los cincuenta.
Este hallazgo forma parte del libro Iniciática, astral y precursora. Correspondencia y textos inéditos de Gabriela Mistral. Investigación realizada por Gladys González y publicado por Libros del Cardo Editores, donde se reúnen cartas reveladoras sobre su mundo íntimo, espiritual y simbólico.
Este episodio de la lectura de su carta astral, revela cómo Gabriela Mistral tenía una red de amistades que nutrían de diversas formas su interés por asuntos espirituales. Lejos de supersticiones, ese gesto fue un regalo en su camino de autoconocimiento, al que destinaba mucha atención y trabajo interno.
Si quieres leer la versión extendida y más explicativa de este análisis astrológico, puedes encontrarla aquí.
Paola Cruz es cientista política y astróloga.
IG: @paola.astral