
Comunidades indígenas acusan intento encubierto de Barrick Gold de reabrir Pascua Lama bajo otro nombre: “Vulnera derechos”
Cinco años después del fallo judicial que ordenó el cierre definitivo del cuestionado proyecto Pascua Lama de Barrick Gold, nuevas alarmas vuelven a encenderse en el valle del Huasco, región chilena reconocida por su riqueza ecológica y cultural.
Las comunidades indígenas locales denuncian que la minera pretende regresar a la zona con un nuevo proyecto llamado “El Alto”, reeditando los mismos conflictos socioambientales que marcaron al fallido megaproyecto anterior.
Las marcas que dejó Pascua Lama
En septiembre de 2020, el Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta ordenó el cierre total de la mina Pascua Lama y aplicó una multa de más de 12 millones de dólares canadienses a Barrick Gold por incumplimientos graves de las normas ambientales.
Aunque las obras de construcción habían comenzado, la mina nunca llegó a operar antes de ser cerrada.
Desde sus inicios, Pascua Lama estuvo envuelta en controversias: incumplimientos reiterados a las resoluciones ambientales, falta de consentimiento de las comunidades indígenas y daños a glaciares que son vitales para el suministro de agua dulce del valle.
Estos impactos, anticipados y denunciados por las comunidades desde mucho antes de iniciadas las obras, siguen sintiéndose hoy.
Según Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), la empresa nunca presentó un verdadero plan de restauración.
“Un proyecto que ha sido sancionado, que no ha cumplido con las medidas de cierre y reparación, no debería tener hoy la posibilidad de evaluar nuevos proyectos en la misma zona”, advirtió Cuenca.
El nuevo frente: “El Alto”
A pesar de ese historial, Barrick Gold ha iniciado gestiones para desarrollar un nuevo proyecto de exploración llamado “El Alto”.
La empresa busca la aprobación del Servicio de Evaluación Ambiental para instalar 43 plataformas de perforación en el mismo sector, cercano a los glaciares Toro 1, Toro 2 y Esperanza.
La comunidad indígena Diaguita Wicaikocua ha denunciado que ya se está utilizando maquinaria pesada en las cercanías de estos glaciares, lo que ha despertado una fuerte respuesta por parte de las comunidades locales.
Sebastián Cruz, presidente de la comunidad Diaguita Patay Co, señaló: “Esto no es un proyecto nuevo, es una estrategia encubierta y oportunista para eludir la sentencia judicial que cerró Pascua Lama por daño ambiental irreparable”.
Las comunidades, que llevan 25 años resistiendo actividades mineras en su territorio, han presentado denuncias formales contra “El Alto” ante la Superintendencia de Medio Ambiente y la Dirección General de Aguas, exigiendo investigaciones urgentes, sanciones y medidas efectivas para proteger los glaciares y las fuentes de agua.
"Están respaldando una iniciativa que vulnera derechos"
Las organizaciones ambientales y las comunidades no solo apuntan a la empresa, sino también a los inversionistas detrás del proyecto.
Cruz hizo un llamado directo: “Pedimos a los inversionistas que asuman responsabilidad ética, comprendiendo que están respaldando una iniciativa que vulnera derechos, afecta territorios ancestrales y se ubica en una zona que ya fue protegida por la justicia ambiental chilena”.
Viviana Herrera, coordinadora del programa para América Latina de MiningWatch Canadá, reforzó ese mensaje: “El Alto se encuentra en la misma zona y reproduce los mismos errores y abusos que Pascua Lama. Nos sumamos a las comunidades de Chile para pedir a Barrick que detenga la exploración y dé prioridad al cierre definitivo del fallido proyecto anterior”.
La historia de Pascua Lama ha dejado no solo cicatrices ambientales, sino también una cadena de litigios internacionales.
Barrick Gold enfrenta demandas colectivas en Canadá y resolvió otra en Estados Unidos, pagando más de 140 millones de dólares en 2016, por supuestas declaraciones falsas a inversores sobre el cumplimiento ambiental del proyecto. Hoy, las comunidades temen que la historia vuelva a repetirse.