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El desafío de Evelyn Matthei
Agencia Uno

El desafío de Evelyn Matthei

Por: Fabián Bustamante Olguín | 30.04.2025
Si Matthei fracasa, cederá espacio a Kast y Kaiser, poniendo entredicho la hegemonía de Chile Vamos como eje articulador de la centroderecha. En cambio, si logra recomponerse, podría erigirse en la voz moderada capaz de disputar el relato a un oficialismo debilitado.

La contingencia política chilena gira en torno a una pregunta incómoda: ¿logrará la derecha de Chile Vamos capitalizar su ventaja en las encuestas o terminará fragmentada por sus propias contradicciones? En el centro de este debate está Evelyn Matthei, candidata presidencial cuyo comando exhibe síntomas preocupantes: desorden, falta de estrategia clara y un liderazgo que, lejos de consolidarse, parece tambalear ante el ascenso de figuras como José Antonio Kast (PR) y Johannes Kaiser (PNL).

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La candidata, pese a su experiencia, enfrenta un escenario adverso. Su mayor obstáculo no está en el oficialismo, sino en sus propios flancos. Kast y Kaiser representan una derecha radicalizada que, según todas las señales, moviliza con mayor eficacia a un electorado desencantado con la moderación de Chile Vamos.

Mientras Matthei intenta equilibrar su discurso entre la tradición pactista y la urgencia de capturar votos descontentos, sus rivales apelan sin complejos a un relato de orden y ruptura. El resultado es una campaña que se percibe reactiva, sin brújula, y que incluso en sus esfuerzos por corregir rumbo -como la incorporación de Diego Paulsen (RN) para “encauzar” la estrategia- evidencia parches más que soluciones estructurales.

El incidente durante la presentación de Paulsen fue revelador: ante una pregunta incisiva sobre una “mala semana”, Matthei optó por interrumpir, esquivar la autocrítica y refugiarse en un optimismo forzado (“vamos con todo”). Este gesto, lejos de proyectar seguridad, delata nerviosismo.

¿Cómo construir credibilidad si no hay capacidad de reconocer errores? Paulsen, con su perfil técnico y político, tiene ante sí la titánica tarea de convertir un comando errático en una máquina competitiva. Pero el tiempo apremia y la ventana para reiniciar la imagen de Matthei se reduce.

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Paradójicamente, el oficialismo observa este escenario con ambivalencia. Para Gabriel Boric, una derrota de Matthei en primera vuelta podría ser estratégica: según sus cálculos, candidatos como Kast o Kaiser serían más fáciles de enfrentar en segunda vuelta, especialmente si la izquierda apuesta a una figura como Carolina Tohá.

Empero, las encuestas actuales desmienten cualquier triunfalismo: la suma de votos de las tres principales candidaturas de derecha supera holgadamente al oficialismo, lo que sugiere que la elección presidencial podría definirse en una disputa entre sectores conservadores.

Si Matthei fracasa, cederá espacio a Kast y Kaiser, poniendo entredicho la hegemonía de Chile Vamos como eje articulador de la centroderecha. En cambio, si logra recomponerse, podría erigirse en la voz moderada capaz de disputar el relato a un oficialismo debilitado.

El desenlace de esta pulseada dirá mucho sobre el Chile que viene. ¿Primará la radicalización o el pragmatismo? La respuesta dependerá de si Matthei logra convertir su comando en un proyecto coherente… o si la derecha chilena prefiere mirarse en el espejo de sus más intransigentes.

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