
Los alimentos que debes consumir para cuidar la microbiota intestinal y reducir el dolor de la fibromialgia
La fibromialgia es una enfermedad crónica caracterizada por generar dolor musculoesquelético en el cuerpo. Si bien no tiene cura, es posible reducir su impacto manteniendo equilibrada la microbiota intestinal.
Estudios internacionales evidencian cómo esta última influye en la forma en que percibimos el dolor, tanto en su intensidad como en la respuesta emocional hacia este.
Esto se debe a que la microbiota intestinal, compuesta por billones de microorganismos como bacterias, virus y hongos, mantiene una conexión directa con el cerebro.
En ese sentido, para mejorar nuestra respuesta al dolor, es imprescindible mantener equilibrada la microbiota a través de una buena alimentación.
¿Qué alimentos consumir para mejorar la microbiota?
La clave es consumir alimentos saludables y ricos en fibra, como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, que favorecen el desarrollo de bacterias beneficiosas para el organismo.
A su vez, consumir alimentos fermentados como el yogur, el kimchi, el kéfir o el chucrut ayuda a equilibrar las bacterias buenas y malas de la microbiota gracias a los probióticos que contienen.
Implementar una dieta saludable no siempre significa solo ingerir verduras y frutas. De hecho, también se recomienda consumir chocolate, pero no de cualquier tipo.
Investigaciones constatan la capacidad de este alimento para estimular la producción de serotonina y endorfinas en nuestro cerebro, hormonas asociadas a la felicidad.
En ese sentido, el chocolate negro con un alto porcentaje de cacao (+70%) resulta beneficioso si se consume con moderación, ya que contiene flavonoides y antioxidantes.
Estos componentes ayudan a mejorar la circulación sanguínea, disminuir la inflamación y potenciar la salud cardiovascular.
Además, impactan en la microbiota intestinal al reestructurar la abundancia y diversidad bacteriana.
¿Qué alimentos no consumir?
Se recomienda evitar el consumo de chocolate con leche o chocolate blanco, debido a su alto contenido de azúcar y grasas saturadas, lo que reduce la presencia de antioxidantes.
Asimismo, potencia el aumento de peso y la resistencia a la insulina, entre otros problemas metabólicos.
Lo mismo sucede al ingerir alimentos procesados y ultraprocesados, ricos en azúcares refinados y grasas saturadas, pues desequilibran la microbiota intestinal y, en consecuencia, pueden potenciar el dolor asociado a la fibromialgia.