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Decisiones y algoritmos: La inteligencia política artificial
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Decisiones y algoritmos: La inteligencia política artificial

Por: Cristopher Ferreira Escobar | 05.03.2025
Estamos en el mundo de los datos y lo virtual. Las campañas políticas y grandes empresas en Chile ya entendieron que es importante contratar a empresas y consultoras dedicadas a caracterizar e identificar lo virtual en las preferencias de las chilenas y chilenos en las redes sociales.

La Inteligencia Artificial (IA) y los datos se han convertido en una herramienta muy útil. Todos podemos obtener un beneficio de ella, pero cuidado, ella podría obtener un beneficio de nosotros.

En 1964 Daniel Francis publica su novela Simulacron-3, donde su personaje principal, Douglas Hall, se da cuenta que vive en un mundo virtual hecho por las computadoras. Quizá esta novela inspirará la película The Matrix, donde la Inteligencia Artificial se desarrolla a tal nivel que se origina una guerra entre la humanidad y la máquinas.

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Antes que la película The Matrix nos encontramos con The Terminator, y básicamente es lo mismo, Skynet, una inteligencia artificial, ataca la humanidad. En estos tres productos culturales, que, dicho sea de paso, de gran venta y masivos, incluso hoy por hoy ya clásicos de la cultura, tienen un elemento compartido: nuestra propia creación, la IA, nos mira como un peligro al darse cuenta que somos ineficientes y dañinos para el mundo.

Y su nivel de desarrollo es tanto que generan las condiciones para manipular y eliminar a la humanidad. Algo similar ocurre con el animé Ghost in the Shell (1990) de Masamune Shirow. Como sea, y como dice Slavoj Zižek, es más fácil imaginar el fin de la humanidad que la muerte del capitalismo.

El "Dato mata relato" es una consigna de objetividad en Chile, pero también en otras partes; no hay nada más significativo y verdadero hoy en día que ver la realidad por medio de los números, expresión exacta del mundo.

Para Michel Foucault, pensador francés, la gubernamentalidad y el neoliberalismo operan con la población a través de los números de la estadística, permitiéndole conocer cómo se mueve la población y cuáles son sus registros. Pero Foucault no podía advertir, porque aún no existía, la idea de lo virtual como una nueva naturaleza (naturaleza natural y naturaleza social).

La gubernamentalidad está teniendo problemas de gobierno, y es que pensar que la gubernamentalidad gobierna, parece -hasta cierto punto-, más bien una ficción. Tanto como pensar que el Estado y el sistema político son los lugares exclusivos, o mayoritarios, donde se hace política, debido a que el mercado sigue siendo la esfera de la verdad y la veridicción, pues tanto el producto como la tendencia orientan el valor y legitiman la acción.

No hay que olvidar que la inversión en publicidad en Chile va al alza, registrado más de US$ 1.100 para el año 2023, superando al año anterior en 4 puntos. La población se encuentra en el mundo de las redes, y es allí, en ese espacio virtual pero real, donde se va generando las ideas, las formas de pensar, y las maneras que el mundo se caracteriza hoy.

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El mundo de las redes es el mundo de la fugacidad, de allí que todo sea efímero, volátil, de mucha rapidez y de mucha apariencia: todo es para ayer. Por lo tanto, conducir conductas parece más eficiente desde este nuevo ámbito que desde la política, y hay algunos que saben el poder que reside ahí.

Estamos en el mundo de los datos y lo virtual. Las campañas políticas y grandes empresas en Chile ya entendieron que es importante contratar a empresas y consultoras dedicadas a caracterizar e identificar lo virtual en las preferencias de las chilenas y chilenos en las redes sociales: Los animales, la autoayuda o motivación personal, el valor del emprendimiento, la belleza, entre tantas otras, son las prioridades de consumo de la población nacional que dan cuenta de una identidad, ya que cada click, cada minuto más viendo algo, es registrado.

El algoritmo permite sacar a la luz la verdad de nosotros. Incluso las fake news tienen importancia. No olvidemos el estudio de la Plataforma Telar del Instituto Milenio que mostró la cantidad de noticias falsas que circulaban cuando se discutía en Chile sobre la nueva constitución.

Las redes sociales son, casi de manera canónica, el lugar donde se puede gobernar hoy en día. Facebook e Instagram (Mark Zuckerberg) estuvo involucrado al compartir datos con el primer Gobierno de Donald Trump. La revista Time en su portada da cuenta que es Elon Musk, dueño de X, entre tantas otras cosas, el real gobernante de los EE.UU. en esta segunda administración de Trump. La política no queda estéril de estos avances, y la algocracia ha tenido buenos resultados en algunas partes del mundo.

Por ejemplo, a nivel de la organización del Ejecutivo nacional, es de conocimiento público que a la hora de evaluar políticas en el Estado se observan deficiencias debido al rol de la DIPRES, la única institución bien evaluada, y que se evalúa así misma.

El resto de las instituciones, también evaluadas por DIPRES, poseen puntajes bajos. Y por lo demás, muchas políticas -a distintas escalas- no tienen evaluaciones permanentes y mucho menos buenas formas de evaluación de impacto como, por ejemplo, el medir antes de insertar una política. En seguridad pública ocurre algo similar.

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¿No será que el eslabón perdido del Estado no sean las reformas de modernización ni mucho menos el Núcleo Estratégico del Gobierno (NEG)? ¿No será que en 20 años, y a pesar de como dice el tango -parafraseando un artículo sobre las reformas en la modernización del estado en Chile- esto ya no sea una necesidad para afrontar? ¿Se puede ver un problema en una política algorítmica para la toma de decisiones?

Y es que el enfrentarnos a estas preguntas, insisto, como otros países -algunos desarrollados en términos económicos, sociales, educacionales, etc.-, no resulta tan alejado ni mucho menos problemático, sobre todo teniendo en cuenta que llegar a la luna era absurdo hace 500 años atrás.