Comisión de DD.HH. apunta a Boric en su último año: “El pueblo chileno no puede seguir viviendo de la privación de las deudas”
Alonso Salinas, presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CchDH), se muestra algo inquieto ante el abordaje de las autoridades de nuestro país en este ámbito, atendiendo a las señales que se han evidenciado en el último tiempo, a lo que suma algunos cuestionamientos a la administración del Presidente Gabriel Boric.
Asumiendo además que este es el último año de su gobierno, repasa con El Desconcierto algunas materias de interés para la organización que lidera.
Esperamos coherencia de quienes corresponde
Considerando que este es año electoral, y el último Boric en La Moneda, ¿qué expectativa tienen desde la Comisión en términos de avance en materia de DD.HH, más allá del Plan Nacional de Búsqueda (PNB)?
Esperamos sinceramente que este año, y más adelante, los sectores que se (asumen) a sí mismos como representantes de los más pobres, del pueblo trabajador, de las mayorías nacionales, respondan con coherencia su compromiso escatológico, su expresión estética, que sean carne de sus palabras.
Particularmente en los fundamentos del progreso social, que es esencialmente la satisfacción de las necesidades materiales e inmateriales que todo Chile necesita para el florecimiento humano.
A la luz de los derechos humanos, nos referimos a la realización de los derechos económicos, sociales y culturales.
¿Dónde están las reformas profundas a la seguridad social, a la salud o al trabajo? Debemos avanzar en la promoción efectiva de una legislación que responda a la verdad permanente de la dignidad humana. El pueblo chileno, especialmente nuestros trabajadores y trabajadadoras, no pueden seguir viviendo de la privación de las deudas, y la pobreza.
“No es gobernar por gobernar”
- ¿Cómo evalúan el trabajo que ha hecho la administración Boric en el ámbito de los derechos humanos durante su administración?
Ha habido esfuerzos como el Plan Nacional de Búsqueda, pero por el contrario de las expectativas sociales y las promesas electorales, ha habido un abandono del sentido común, un apartamiento de la realidad social y la razón de la existencia de la política: no es gobernar por gobernar, sino que la política es la virtuosa tarea de ordenar la sociedad para el bien común, especialmente de los más pobres.
Paradigmaático y ejemplificador de esta antinomia, de esta contradicción, ha sido la propuesta de reforma al sistema previsional. Mientras las pensiones de vejez dependan esencialmente del ahorro individual de cada trabajador, no se podrá cubrir la integridad de los costos de vida de una persona como si estuviera trabajando, como exige el principio de integridad y suficiencia del Convenio 102 en sus artículos 66 y 67.
Qué decir de la difícil situación de las mujeres en el mundo del trabajo, donde la regulación del artículo 196 y siguientes del Código del Trabajo, no siguen la verdad de que el trabajo está en servicio de la familia y no a la inversa.
¿Qué se ha avanzado realmente a cambiar estas realidades? La falta de avances en materia del derecho a la salud, o incluso la libertad de expresión que se ha divorciado de su vínculo vocacional con la veracidad y oportunidad, entre otros dilemas sin resolver. Ha sido insuficiente realmente.
"Se ha deformado la naturaleza propia de la policía"
- ¿Siente que en el último tiempo en Chile ha perdido fuerza el compromiso real con los derechos humanos?
Sí, se ha deformado la naturaleza propia de la policía, y se ha divorciado definitivamente del bien común, se ha ignorado que la ley debe responder a la dignidad humana, y que la economía está en servicio de satisfacer las necesidades fundamentales de la persona.
Se ignora que el sistema internacional de derechos humanos, es la garantía de la paz social, los principios, obligaciones y deberes de toda la sociedad, del Estado y cada persona para la promoción humana.
Si no, ¿para qué vivimos en sociedad?
La falta de realización del sistema internacional de Derechos Humanos es la base fundamental de la deslegitimación del orden jurídico y económico de nuestro país. No habrá paz social, no habrá progreso nacional si no se hacen efectivos los derechos humanos, especialmente los económicos, sociales y culturales.
Violencia responde al vacío del ordenamiento jurídico
-En el momento que atraviesa Chile, con una crisis de seguridad relevante, y en medio de una avanzada de la ultraderecha, ¿qué es lo más urgente de resolver en materia de derechos humanos?
Primero, jamás debe claudicarse en la defensa de la universalidad e interdependencia de los derechos humanos, en la igualdad sustantiva y eficacia de los mismos. Ese es el origen ante el nihilismo moderno de tantos jóvenes, de optar por ejemplos del delincuente de cuello y corbata, o del narcotrafico.
La violencia o la corrupción son respuestas del vacío de nuestro ordenamiento jurídico a las necesidades fundamentales de las personas. Asimismo, la impunidad de estos ejemplos antisociales, promueve la afirmación de que dichos comportamientos es el camino del éxito.
Lo urgente está, especialmente a nuestro juicio, en tres aspectos para prevenir esta avance inusitado de los problemas de seguridad, de corrupción y de comportamientos antisociales:
- (Avanzar) en los derechos económicos, sociales y culturales para la realización humana. Sin eso, el derecho a la vida o las libertades individuales, son letra muerta, no pueden hacerse efectivos para las mayorías sociales que viven en el allegamiento y hacinamiento, o carecen de acceso a la salud, el sobreendeudamiento, entre otros.
- El fin de la impunidad de los delitos perpetrados contra la vida social. Los delitos económicos de corrupción, los delitos perpetrados por grupos delictivos empresariales, o los cárteles y narcotraficantes. Todo, sin perder de vista que el imputado o el culpable, es una persona humana, tampoco la retribución kantiana es una solución, el derecho del enemigo no es una alternativa.
- La reparación integral de las víctimas de violación de derechos humanos en Chile de la dictadura civil militar, y del estallido social. Sin eso, no hay una reconciliación nacional posible.
Mientras perdure esta aporía social, se promueve el faccionismo y la separación, no una nación. La protección de la convivencia pacífica requiere promover la fraternidad social; la falta de verdad, justicia y reparación de estos hechos promueve el divisionismo social y establece la afirmación injusta de que hay quienes merecen más respeto que otros, que hay personas menos humanas. Algo inaceptable.