Un verano con Mario Desbordes a lo Milei
Soy vecina del Barrio Yungay desde hace casi 10 años. Aquí tengo mis raíces, en este rincón de Santiago donde la memoria y el presente se entrelazan. Recuerdo a mi papá, Luis, cantando “eh eh Ravinet” mientras limpiaba su auto, yo un poco avergonzada.
Desde los años 90's, Santiago ha sido gobernado mayoritariamente por la centro-derecha, sectores que han servido al libre mercado y al modelo neoliberal. La exalcaldesa Irací Hassler, una de las mejores que ha tenido la comuna, dejó un legado que aún no se dimensiona, pero estoy segura de que con el tiempo será reconocido.
El triunfo de Mario Desbordes como alcalde en 2024 fue inesperado, similar al caso de Javier Milei en Argentina. Desbordes, ex carabinero, abogado y político de Renovación Nacional, ha defendido haber votado por el "Sí" en el plebiscito de 1988, avalando la continuidad de la dictadura de Pinochet. Esta postura, que minimiza las graves violaciones a los derechos humanos, recuerda las declaraciones de Milei sobre la dictadura argentina.
Milei llegó al poder prometiendo eliminar la "casta política" y aplicando recortes masivos al Estado. Hoy, prioriza el gasto en Defensa y Seguridad mientras reduce presupuesto en educación, infraestructura y desarrollo social. ¿Similitudes? Repasemos la gestión de Desbordes.
A poco de asumir, ordenó retirar las banderas LGBTQ+ y Mapuche de la Municipalidad, reemplazándolas por la bandera chilena y la municipal, un gesto simbólico que refleja los valores conservadores de su sector. Además, tomó decisiones controversiales como desvincular a funcionarias/os de la Subdirección de Igualdad de Género, afectando la Casa de la Igualdad. Tras denuncias, tuvo que reincorporar a algunos/as, pero el daño ya estaba hecho, generando incertidumbre laboral en sectores clave como salud.
En educación, enfrentó protestas de docentes municipales por la posible eliminación del artículo 47 de la Ley N° 19.070, que asegura un 30% adicional en la Remuneración Básica Mínima Nacional. De concretarse, sería un duro golpe al magisterio, reduciendo considerablemente su sueldo.
El Barrio Meiggs continúa en caos. A pesar de prometer erradicar el comercio informal, Desbordes reconoció que el sector sigue en “anarquía durante gran parte del día”. Esto evidencia la falta de acción estatal y la dificultad de abordar problemas históricos.
El deterioro urbano es otro desafío: acumulación de basura, áreas verdes descuidadas y árboles caídos. Barrios patrimoniales como Yungay sufren abandono crítico, mientras en Lastarria el desorden urbano es más evidente. La desconexión de la administración con los barrios también se refleja en la eliminación de programas comunitarios y gestores territoriales, dejando a las juntas de vecinos como los únicos interlocutores reconocidos, marginando a organizaciones sociales.
En otro polémico acto, Desbordes intercedió para suspender el cobro de más de 11 millones de pesos al diputado Agustín Romero por horas extras irregulares, medida iniciada por Hassler. Finalmente, tomó vacaciones a un mes de asumir, algo permitido legalmente, pero ¿es ético este procedimiento a un mes de haber asumido su nuevo rol? Cuestionable.
La historia que se trazará en los próximos cuatro años para las vecina/os y habitantes de esta comuna no parece ser muy alentadora. El alcalde ha demostrado no tener afinidad ni relación con el territorio, algo fundamental para comprender las necesidades de la población. Quizás logre desarrollar esa conexión con el tiempo, pero aún no lo sabemos.
En RRSS y en las calles, los comentarios son claros: “Disfruten lo votado” o “Ahora es sin quejarse”. Pero más allá de los dardos, la verdadera reflexión es otra: ¿cómo estamos votando? ¿De manera informada?. Ahora, la democracia -la verdadera- no se limita a depositar un voto cada cierto tiempo; es una construcción colectiva que exige participación, diálogo y un mínimo de análisis sobre quienes nos representarán. Algo similar ocurrió en el caso argentino.
Este último punto, resulta particularmente controversial. Entendemos cómo funcionan los medios en Chile, los que están al servicio del poder, y de quienes lo ostentan. Es así, que existen discursos que se han instalado con éxito. Como durante la gestión de Hassler, bastó repetir “la alcaldesa comunista” para alimentar el temor histórico al comunismo. No culpo a quienes compraron este relato; No se trata de promover al comunismo como la mejor opción, sino de fomentar su comprensión. Señoras y señores, ¡es hora de leer!
Frente a esto, debemos solucionar las problemáticas que afectan a las y los habitantes de la Comuna de Santiago. Criticar por criticar no suma, no aporta y, por decirlo menos, es la opción más simple de una sociedad dormida. Como estamos en una democracia, el sentido de acción urge y se levanta como una gran bandera.
Urge la acción colectiva: recuperar las calles, cuidar el medioambiente, organizarnos, preguntar e investigar y educarnos tanto en lo formal como en lo informal. Si queremos mejorar nuestra calidad de vida, debemos trabajar juntas y juntos.
Y, señor alcalde, humildad. Las y los vecinos de Santiago conocemos nuestras necesidades, y las necesidades de Santiago son las mismas, sin importar el color político de quien gobierne. Esperamos que pueda estar a la altura y no desdecirse una y otra vez sobre lo que no se puede hacer.
Y un consejo: hay comunas con alcaldes y alcaldesas donde la gestión ha tenido resultados positivos, por ejemplo, La Pintana, Maipú y Recoleta. Por último, no se puede prometer -en campaña- algo que no se conoce. Es fundamental entender la realidad de la comuna de Santiago antes de hacer promesas. Queremos verlo donde las papas queman tal como lo hacía en su campaña electoral con miras a las municipales. Saludos.