¿Podremos detener a Trump y a sus bárbaros fieros?
¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después? (Rubén Darío)
Un mundo nuevo se inicia con Donald Trump. No será una edad dorada como anuncian el nuevo presidente y su asesor millonario, Elon Musk. Estará llena de tensiones internas y de peligros externos.
El rechazo de Trump a la diversidad sexual, con el reconocimiento de sólo dos identidades de género, cuestiona los avances humanitarios, conquistados con tantos dolores y discriminaciones, de quienes la naturaleza ha hecho distintos. Es un peligroso retroceso que incluso, en un paso adicional del conservadurismo, podría también poner en peligro las conquistas en favor de la igualdad de hombres y mujeres.
Un atentado humanitario adicional es el rechazo indiscriminado a los inmigrantes, con la militarización de la frontera sur y la eliminación de las solicitudes de asilo para ingresar legalmente a EE.UU. (la CBP One). A ello se agrega la insistencia de Trump de expulsar a millones de inmigrantes provenientes de América Latina, lo que colocará en serias dificultades a México,
La pasión de Trump por el proteccionismo ha comenzado con su anuncio de elevar los aranceles al 25% contra México y Canadá a partir del 1º.de febrero, junto con la revisión de todos los acuerdos comerciales, comenzando con el de Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC), al que le seguirá el firmado con China en 2020. Se amenaza incluso con elevar aranceles a los países de Europa si no aumentan sus gastos de defensa, mencionando expresamente a España.
El discurso “patriótico” lleva a la renuncia del multilateralismo, lo que se manifiesta brutalmente con la iniciativa de Trump de “perforar, perforar y perforar” para aumentar la producción de hidrocarburos. La firma de una orden ejecutiva abandona los Acuerdos de París, cuestionando los compromisos internacionales sobre energía y medioambiente, a lo que se agrega, en el plano interno, la eliminación de las normativas restrictivas sobre contaminación de vehículos. Paralelamente, también ha decidido abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque, según Trump, gestionó mal la pandemia del Covid-19.
Además de las tensiones que se anuncian con México por asuntos migratorios y arancelarios e incluso el cambio de nombre al golfo de México, el presidente Trump insiste en la recuperación del canal de Panamá, con el argumento de una supuesta influencia de China sobre la vía fluvial, junto a imaginarias altas tarifas que se estarían cobrando a los barcos estadounidenses. A ello se agrega la decisión de incluir nuevamente a Cuba en la lista de patrocinadores de terrorismo, anulando una decisión en contrario, aunque tardía, del Gobierno de Biden
Finalmente, el indulto a los condenados por el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio ha sentado un peligroso precedente que avala la violencia y el intento de golpe de Estado que se produjo el mismo día en que se certificaba la presidencia de Biden.
Trump está haciendo lo que promete. Pero se trata de una política peligrosa, con resultados inciertos.
Es el retorno de Estados Unidos a un pasado belicista y machista, con la reivindicación de una cultura conservadora y racista, un medioambiente arrasado por el petróleo, el renacimiento del proteccionismo, la renuncia al multilateralismo, junto a la preocupante recuperación de la doctrina Monroe.
América Latina vivirá en peligro.
El libre comercio, que tanto entusiasmo generó en economistas, empresarios y políticos de nuestra región ha llegado a su fin. Las puertas del mercado estadounidense se cerrarán para todos los países que no sigan las instrucciones políticas y económicas de Trump. Aquello de la “seguridad jurídica”, referencia ad nauseam de los TLC, ha resultado una falacia.
En segundo lugar, el subdesarrollo de las economías de Centroamérica y el desastre humanitario de Venezuela, que han empujado a la emigración de sus ciudadanos pobres, encontrarán ahora las puertas cerradas en EE.UU. La expulsión de los migrantes a sus países de origen multiplicará la pobreza, la informalidad, la delincuencia y el narcotráfico, con peligros que se acrecentarán y no sólo al sur del río bravo sino en el mismo EE.UU.
Por otra parte, Trump olvida, o no comprende, que los inmigrantes, especialmente mexicanos, han sido un contingente de trabajo indispensable para las actividades agrícolas y de servicios en EE. UU.
Tercero, las presiones migratorias y arancelarias contra México, así como las amenazas sobre el canal de Panamá, generarán serios conflictos bilaterales, que obligarán a estos dos países a buscar alternativas de diversificación internacional, que no serán muy satisfactorias para EE.UU.
Cuarto, con el proteccionismo de Trump se abre la oportunidad para que América Latina recupere iniciativas de integración regional y de recomposición industrial, las que se convierten hoy día en una necesidad de autodefensa ante la agresividad política y comercial estadounidense. En este ámbito, la articulación de Brasil, México, Colombia y Chile resulta urgente para avanzar en favor de la defensa regional.
Quinto, las políticas de Trump harán inevitable que los países de América Latina intensifiquen sus vínculos económicos, tecnológicos y financieros con países de Europa y que inicien o amplíen espacios de colaboración con China, India y países del Medio Oriente. Y, seguramente, los BRICS, se verán fortalecidos con países de la región que todavía no son miembros de este esquema multilateral.
Los bárbaros fieros, mencionados por Rubén Darío en el siglo pasado, han retornado a la brutalidad imperial. Se trata de un peligro que anuncia retrocesos civilizatorios y la reedición de la doctrina Monroe.