Pedagogías en Chile: Una disciplina que no “calienta” a nadie
En estos días el Mineduc y el DEMRE publicaron los resultados generales de la admisión 2025 a la educación superior, cifras que acuñaron un estancamiento en las pedagogías de nuestro país.
Al parecer, esta disciplina resulta ser cada vez más una “segunda opción o premio de consuelo” para los nuevos postulantes al sistema universitario chileno, ironía para esos que aman la educación y ven en ella el vehículo por excelencia de ascenso social y mejoras a la calidad de vida del ser humano en el siglo XXI.
Sin duda, estamos en presencia de un tema que necesita un análisis riguroso, métrico y moderno, de lo contrario, las aclamadas “pedagogías seguirán sin calentar a nadie” en el territorio nacional.
En primer lugar, el ministro Nicolás Cataldo ha dicho que es positivo que exista una cierta “estabilidad” en la participación de los estudiantes en programas de pedagogías, aunque en la realidad sabemos perfectamente que ello significa un estancamiento en dicha área. En otras palabras, son muy pocos los estudiantes que ingresan a estudiar estas disciplinas, prefiriendo seguir los pasos de carreras que, a posteriori, generalmente, otorgan más liquidez y desarrollo en materia de acceso al consumo. Es así que las pedagogías arrojaron una disminución del 1,5% (203 personas) respecto del proceso anterior.
Todo lo anterior refleja que las pedagogías son carreras cada vez más vistas con una cierta “distancia” en relación a otras que corren con prioridad para el alumnado, por ejemplo, este año el área de salud se mantiene como líder en la demanda, con un crecimiento del 5,5%, aunque hay otros ámbitos peores, en general las humanidades van a la baja con un -14%.
Además nos encontramos con otro gran conflicto, ya que las pedagogías que lideran dicha “estabilidad” en el sistema universitario son las siguientes: (1) Matemáticas, (2) Ciencias, (3) Lenguaje y Comunicación e (4) Historia y Ciencias Sociales, sin embargo, existen varias otras que van a la baja en materia de demanda, como son: (1) Educación Física, (2) Artes y Música, (3) Educación Básica, (4) Educación Diferencial, (5) Educación de Párvulos, (6) Idiomas y (7) Filosofía y Religión.
Estas cifras no deberían alarmarnos, ya que forman parte del paisaje que nos rodea y “abraza” continuamente en el sistema escolar. Atrás parecen quedar las categorías de vocación y disciplina, ellas empiezan a quedar “fosilizadas” en un sistema para el olvido, donde, por definición, las pedagogías conforman el insumo que hace posible al estudiante un acercamiento practico y didáctico de los contenidos curriculares, en la actualidad, un síntoma que parece “no calentar a nuevos profesionales” en su proceso de elección y desarrollo profesional.
Ahora, los datos deben ir acompañados de una propuesta clara y contundente, de lo contrario, en los próximos años veremos una significativa ausencia de profesores, premisa que en el pasado ha sido “profetizada” reiteradamente por investigaciones y expertos en el área.
Entonces, las principales interrogantes que surgen para estos efectos son las siguientes: ¿Cómo motivar el ingreso a la carrera de pedagogía si los estándares y números suenan poco estimulantes? ¿A qué se debe el “estancamiento” o “estabilidad” en las pedagogías en nuestro país? ¿Qué pedagogías deberían ser reemplazadas y/o fusionadas para modernizar esta disciplina?
También vale preguntarse, ¿por qué las humanidades y pedagogías van a la baja sin crecimiento relevante? ¿Son realmente importantes e indispensables las pedagogías en el sistema educativo, considerando que muchas veces los profesores dicen ser pedagogos y no desean ser evaluados? ¿Qué calidad de docentes con pedagogía hospedan los colegios en Chile, mediocres, apitutados e incompetentes, o bien, disciplinados, rigurosos y competentes?
Estas y otras preguntas forman parte del nudo del problema, uno que mantiene a las pedagogías “suplicando de rodillas” ser consideradas por los nuevos estudiantes universitarios, por tanto, insisto, las pedagogías son una disciplina que no “calientan” a nadie y ello podría conllevar grandes repercusiones a la educación.