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Liceos Emblemáticos en Crisis: ¿Hemos perdido el rumbo de la educación Pública?
Agencia Uno

Liceos Emblemáticos en Crisis: ¿Hemos perdido el rumbo de la educación Pública?

Por: Juan Pablo Catalán | 20.01.2025
La caída de los liceos emblemáticos no es solo un tema de rankings. Es un llamado a reflexionar sobre cómo estamos entendiendo la educación pública y qué estamos haciendo para que vuelva a ser un espacio de transformación y movilidad social.

Los resultados de la reciente Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) nos dejan una realidad difícil de ignorar: los liceos emblemáticos, que durante décadas fueron un símbolo de excelencia académica y movilidad social, han perdido su sitial destacado.

El Instituto Nacional, el Liceo 1 Javiera Carrera y el Liceo de Aplicación, que alguna vez representaron la mejor educación pública del país, hoy ocupan posiciones que nos obligan a cuestionar hacia dónde va este tema en Chile.

Detrás de esta caída hay múltiples causas, pero una destaca con fuerza: la implementación del Sistema de Admisión Escolar (SAE), conocido como "la tómbola".

Este sistema, basado en un sorteo aleatorio, ha eliminado la posibilidad de que los liceos seleccionen a sus estudiantes en función de sus intereses y méritos, desdibujando el perfil de comunidad educativa que alguna vez los definió. ¿Cómo puede un proyecto educativo cumplir con su visión si no hay un alineamiento entre los estudiantes y los objetivos del establecimiento?

No se trata de romantizar la selección ni de volver a un modelo excluyente, pero sí de reconocer que la meritocracia, bien entendida, es una vía para democratizar las oportunidades.

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Cuando premiamos el esfuerzo y el talento, permitimos que jóvenes de cualquier origen socioeconómico puedan acceder a una educación de calidad, como ocurría en los liceos emblemáticos.

Hoy, de los 100 colegios con mejores resultados en la PAES, 98 son particulares pagados, uno es particular subvencionado y otro es municipal. Esto refleja no solo una crisis de los liceos emblemáticos, sino una desigualdad estructural en el sistema educativo.

Para miles de estudiantes, el acceso a una educación de calidad no depende de su esfuerzo, sino de su capacidad de pagarla.

Frente a esto, es necesario replantear el SAE. No podemos conformarnos con un sistema que asigna estudiantes al azar, ignorando sus intereses y talentos. Los liceos deben tener la posibilidad de definir criterios de admisión que les permitan construir comunidades educativas comprometidas con su misión.

La PAES, aunque limitada, sigue siendo una herramienta relevante, pero necesita evolucionar.

Traspasar su gestión a la Agencia de la Calidad de la Educación podría ser un paso clave para diseñar una prueba más inclusiva, que valore conocimientos académicos y habilidades socioemocionales.

La caída de los liceos emblemáticos no es solo un tema de rankings. Es un llamado a reflexionar sobre cómo estamos entendiendo la educación pública y qué estamos haciendo para que vuelva a ser un espacio de transformación y movilidad social.

La educación no solo es un derecho, es el camino hacia un futuro mejor. Es hora de escuchar a las comunidades educativas y de priorizar una educación que sea realmente para todos.