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La batalla de las pensiones miserables que no será legado

La batalla de las pensiones miserables que no será legado

Por: Pablo Varas Pérez | 10.01.2025
La tercera edad entonces queda esperando lo prometido para una pensión digna y las mujeres abandonadas a su suerte, cuidando enfermos, en los asuntos de casa que la derecha no valora.

No será legado del actual gobierno un sistema con pensiones dignas, esa urgente demanda ya histórica que la vida de millones de chilenos reclama de manera constante.

Nefasto fue el salvataje de las ISAPRES, ese abominable pacto gobierno-oposición para salvar a los empresarios que convirtieron en ganancia vender algo así como agua de Lourdes en frasquitos, y pagadas en cómodas cuotas mensuales.

No es preocupante para esos mercaderes. Si una vida se va llegará la siguiente, como una norma de mercado.

Allí hubo acuerdo para salvar la herencia de la dictadura. No hubo drama en saltarse un dictamen de la Corte Suprema en el juego del todo vale.

Las AFP son asuntos de otro costal, es mucho dinero convertido en alocada danza que llena los bolsillos avarientos de conocidos grupos económicos. Allí no hay acuerdo. El dinero de los ricos, ni sus cajas pagadoras, se tocan.

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La tercera edad entonces queda esperando lo prometido para una pensión digna y las mujeres abandonadas a su suerte, cuidando enfermos, en los asuntos de casa que la derecha no valora.

Sigue vivo el modelo AFP instalado bajo dictadura que posibilita el robo constante a los trabajadores para un ahorro de forma mensual. De público conocimiento es que a nadie le preguntaron nada. Sencillamente, en esos años de plomo se hacía lo que los militares mandaban. Y, convertidos en manos de gato, instalaron una entelequia a la que ellos no ingresaron.

Inventaron la ley y legalizaron el robo. Asunto conocido en el mundo uniformado.

Los militares tienen sistema de reparto y, con ello, son felices. Los ciudadanos que no usan bototos son blanco móvil. Un oficial sale del cuartel con el último sueldo como pensión y un profesor con lo que alcanzó a defender. Eso no da honor ni gloria.

NO+AFP. Ese es el asunto.

La batalla por un nuevo sistema de pensiones no pasa por uno o más cambios, se trata sencillamente de instalar un nuevo sistema de pensiones justas y dignas para todos los que llegan a la edad establecida por ley, y puedan seguir sus días en condiciones de vida a escala humana.

Entonces un asunto tan delicado y urgente, literalmente fundamental, está entre las manos de un segmento muy pequeño de la sociedad carente de valor y sumido en un desprestigio que ellos mismos han construido.

Corruptos, hijos del financiamiento ilegal de la política, asesinos, abusadores sexuales, faranduleros, mentirosos, tránsfugas, corruptos, robones, y algo más aún.

Aquellos 150 elegidos por colores, banderas, algunos con muchos votos y otros por pocos pero arrastrados, son los responsables de fijar las condiciones para que millones de personas puedan vivir sus tiempos de manera digna.

Aquella monserga que la capitalización individual mejora pensiones ya reviste características sicóticas. El modelo, así tal como viste, hace más millonarias a las AFP y más pobres a millones.

El asunto finalmente es superar la pobreza, de eso se trata todo. El resto es humo.

La derecha y sus lacayos arrinconados defendiendo sus intereses de clase y también de la clase que les da de comer ya construyeron su santa alianza. La vida de los viejos es un asunto individual y, su pobreza, es no haber aprovechado las oportunidades que el mercado ofrece. Así lo manifiestan.

Las cuestiones fundamentales a las cuales en algún momento se deben enfrentar los ciudadanos, los pueblos, deben ser resueltos de manera democrática y participativa. De no ser así, entonces, es mejor que todos se vayan a sus casas.

En el diseño de un nuevo sistema de pensiones, los intermediarios son de nulo y poco valor. La batalla es lo digno contra el lucro de las AFP que convirtieron la vida de millones de chilenos. Son los viejos intereses de clase que no han sido superados y que deberán serlo en algún buen momento de la historia.

Aceptar las condiciones nefastas de la derecha y las AFP constituyen un insulto a la vida de muchos hombres y mujeres. No son los trazos de un país justo, son más bien los mezquinos intereses de los que tienen sus nombres en la revista Forbes, y de los que también quieren estar.

Sin duda, habrá un sistema de pensiones cuando sea la ciudadanía, la calle, la plaza pública quienes determinen su carácter. La insistencia de un acuerdo entre gobierno-derecha-afp-parlamento es la angustiosa prolongación de la miseria.

Valor tendría un mandatario que no olvidara lo que le dijo Mujica: nunca te olvides de los pobres. Chile es un país con muchos pobres. Justo es bajar la propuesta del gobierno mirando al movimiento popular, eso es historia, eso si sería verdaderamente un legado, algo así como el grito de todos a La Bastilla.