Reforma de pensiones: La derecha defiende los intereses de las AFP
La discusión sobre la reforma al sistema de pensiones trata de decidir entre mejorar la calidad de vida de las y los pensionados o seguir beneficiando a las AFP, empresas que lucran descaradamente con el esfuerzo de millones de trabajadoras y trabajadores.
En lugar de asumir su responsabilidad, la derecha ha decidido actuar como defensora de las administradoras, proponiendo que el 6% adicional de cotización vaya completamente a capitalización individual, es decir, directo a las arcas de las AFP.
Esta postura es irresponsable, pues de acuerdo a los expertos, significa que las pensiones no suban ahora, sino en 2 décadas más, pero además demuestra que el bienestar de las personas mayores nunca ha sido su prioridad.
Es evidente que la derecha busca perpetuar un modelo fracasado que, durante décadas, ha entregado pensiones miserables mientras las AFP obtienen ganancias multimillonarias.
La indigna realidad
Según la Fundación SOL, el 50% de las pensiones en Chile son inferiores a $208 mil, cifra que está muy por debajo del costo de la vida. Mientras tanto, durante la pandemia, cuando millones de chilenas y chilenos sobrevivían con lo justo, las AFP acumularon más de 700 millones de dólares en ganancias.
Es lamentable que mientras el país entero vivía la crisis más grande de las últimas décadas, estas empresas continuaron llenándole los bolsillos a unos pocos.
El eslogan “con mi plata no” defendido por la derecha es una mentira porque los fondos no son de libre disposición de las y los trabajadores, pero sí son administrados arbitrariamente por las AFP para obtener rentabilidad propia. Y cuando hay pérdidas, quienes pagan son los mismos trabajadores, mientras las utilidades de las AFP siguen intocables.
Si bien es cierto miles de personas se benefician con la Pensión Garantizada Universal (PGU), que actualmente es de $7.050 diarios, este monto no llega a cubrir el umbral de pobreza.
Doble estándar
En Chile, conviven dos sistemas de pensiones: el sistema privado, que entrega jubilaciones de miseria, y el sistema de reparto de las Fuerzas Armadas y Carabineros, que garantiza pensiones dignas financiadas por el Estado. Esto es un doble estándar brutal que refleja la desigualdad que defendieron quienes instalaron este sistema durante la dictadura.
Si la derecha está tan segura de las bondades de las AFP, ¿por qué no proponen que los militares y carabineros se integren al mismo sistema? La respuesta es obvia: porque saben que la capitalización individual solo genera pobreza y precariedad.
Desde la izquierda, y particularmente desde el Partido Comunista, hemos sido claros: queremos terminar con el sistema de AFP. Sin embargo, entendemos que avanzar en este objetivo requiere tiempo y consensos políticos. Por eso, en esta discusión hemos cedido, aceptando no solo que no se reforme el sistema en su conjunto, sino también que el 6% adicional no vaya íntegramente al Pilar Solidario.
Pero lo que no estamos dispuestos ni dispuestas a aceptar, es que las y los pensionados pierdan, entregando el 6% completo a las AFP. Eso sería perpetuar el abuso y el lucro a costa de millones de personas que durante toda su vida trabajaron y aportaron al desarrollo del país.
Un esfuerzo por lograr justicia
La Ministra del Trabajo ha liderado un proceso difícil, buscando acuerdos que beneficien a las y los pensionados. El proyecto del Gobierno plantea un equilibrio entre solidaridad y capitalización individual, fortaleciendo el sistema con un 6% adicional financiado por los empleadores. Se trata de una medida razonable, que permitirá mejorar las pensiones actuales y futuras.
Lamentablemente, la derecha ha decidido rechazar cualquier avance si no se mantiene intacto el negocio de las AFP. No les interesa la dignidad ni el bienestar de las personas mayores, solo proteger los intereses de quienes han hecho fortunas con un sistema injusto y excluyente.
Ya basta de tanto abuso
No podemos seguir aceptando un modelo que condena a millones de personas a la pobreza, mientras las AFP se enriquecen sin ningún control. Esta reforma no es el fin del camino, pero es un paso necesario para garantizar pensiones más dignas y justas.
Como comunistas y en específico como diputado, seguiremos defendiendo a las y los trabajadores, luchando por un sistema que no se centre en el lucro de privados, sino en la dignidad de las personas. La derecha deberá explicar por qué prefiere defender a las AFP y no a quienes dieron todo por este país.